Un accidente lleno de sacrificios e inadvertencias hizo que Alena muriera instantáneamente, pero en vez de desaparecer, su alma se transmigró dentro de una de sus novelas favoritas. Alena solo es la hermana menor de una amiga del protagonista masculino — un personaje secundario. Es simplemente una estudiante común, sin relación directa con la trama principal y sin un papel importante.
Pero el argumento se desmorona por alguna razón, y su vida no es tan fácil como esperaba. Ella ayuda a resolver los problemas de todos los personajes, pero en medio de eso, su vida no está segura; hay alguien que siempre busca hacerle daño.
“No soy nadie aquí, pero eso no significa que permitiré que sufran como en la historia original.” — Alena.
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Capítulo 17
"¡Chicos! ¿Esa es Alena con... Andreas?"
Todos voltearon hacia donde Radhit señalaba.
"¡Oh, sí, es verdad! ¡Njirr! ¡A ese Andre, lo voy a golpear! ¡En lugar de avisarnos que Alena estaba con él! ¡Y encima comiendo bakso tan a gusto!" refunfuñó Alvin lleno de irritación.
Con rostros molestos, se acercaron a los dos.
"Oh... ¿así que ustedes dos comiendo bakso aquí tranquilamente? Mientras que nosotros estuvimos dando vueltas casi dos horas buscando a alguien que disfruta del bakso?"
Las palabras suaves pero llenas de énfasis de alguien, hicieron que ambos voltearan sorprendidos.
Allí estaban cinco chicos con una chica. Todos con los brazos en jarra, con caras aterradoras, haciendo que Alena y Andreas tragaran saliva.
El lugar de Alena ahora se había convertido en el centro de atención de todos después de su llegada. En realidad, desde que Alena y Andreas llegaron, las miradas de la gente allí ya se dirigían a ellos dos, pero la llegada de estos cinco, hizo que más personas prestaran atención. No solo los clientes del vendedor de bakso, sino también muchos otros comerciantes. Su apariencia, sus vehículos, no eran de gente común, sino de gente rica. Pensaban, ¿por qué comen en la calle y no en un restaurante caro?
Andreas estaba atónito con la expresión de Audrey mirándolo, una expresión bastante aterradora. Su expresión era fría, sus ojos hinchados, aumentaban el terror porque se había dormido después de llorar. Andreas no estaba acostumbrado a la expresión que Audrey mostraba por primera vez.
La razón por la que Audrey miraba así a Andreas no era otra, sino porque Andreas se había llevado a Alena sin que ella lo supiera. No sabía cómo se sentía, solo la irritación invadía a Audrey.
Mientras tanto, Alena se tragó el bakso en su boca primero, antes de hablar parpadeando repetidamente. "E-h... ¡Kak Rava! Regáñame después, porque ahora tengo mucha hambre", se quejó Alena inocentemente.
Luego, la chica continuó comiendo con avidez, haciendo que todos allí se quedaran boquiabiertos.
"Esta niña... solo molesta a la gente", murmuró Radhit sacudiendo la cabeza. Luego, miró a Andreas fijamente mientras refunfuñaba. "¡Dre! ¿Por qué no dijiste que Alena ya había aparecido?"
Andreas se encogió de hombros despreocupadamente, haciendo que quisieran lanzarle algo a su rostro inexpresivo. Él, tranquilamente, comía el bakso que ya había pedido.
Ravael suspiró con fuerza. Se sentó a la derecha de Alena que no les prestaba atención, seguido por los cinco. Audrey se sentó a la izquierda de Alena, Rafka a la derecha de Andreas, Deva a la izquierda, así como Radhit y Alvin en otro banco al lado de la mesa. Sus expresiones faciales eran igualmente molestas.
"¡Dek! ¿Sabes lo preocupada que está Mamá porque no has vuelto hasta tan tarde?", refunfuñó Ravael con un semblante preocupado mezclado con molestia, porque Alena seguía ignorándolo.
"Sí, es verdad. A nosotros también nos regañaron, ¿verdad?" refunfuñó Radhit.
"Ale, ya te dije que te llevaría a casa, pero ¿por qué te fuiste antes? En el área de mi casa casi no hay taxis, y mucho menos transporte público. Si te pasa algo, ¿qué?"
Todos se sorprendieron inmediatamente con Audrey. ¿Desde cuándo esta fría se había ablandado con alguien que no fuera Andreas?
Andreas también estaba muy confundido, la persona que solía perseguirlo, ahora lo miraba fríamente, lo ignoraba y hablaba con dulzura a otra persona.
Alena, al escuchar las palabras de Audrey, recién levantó la vista. Ah, no. No por las palabras de Audrey, sino porque su bakso ya se había terminado. Pero aún así respondió, "Sí, lo siento. Pero, no quiero molestarte. Y menos despertarte solo para que me lleves a casa, así que me fui sola".
El corazón de Audrey se calentó. No se equivocó al cambiar hacia Alena.
Alena repentinamente volteó a ver a Ravael. "Kak, ¿uno más, puedo?", pidió Alena vagamente, confundiendo a todos.
El ceño de Ravael se frunció. "¿Qué cosa uno?"
"¡Ihh! El bakso, Kak Rava. Todavía no estoy llena", suplicó con los labios fruncidos.
Volvieron a quedarse boquiabiertos. "¿Len? ¿No estás llena, con un plato lleno de eso?" Radhit extrañado señaló su plato vacío.
Alena asintió inocentemente.
"No, Dek. ¡Vamos, a casa! Mamá ya está esperando. Luego te compraré", replicó Ravael con firmeza. Alena asintió lánguidamente. "Está bien, está bien, entonces".
Luego, se levantaron preparándose para irse a casa, Andreas también ya había terminado de comer su bakso. Pero, sus movimientos fueron detenidos por la voz del vendedor de bakso.
"¡Eh! ¿A dónde van? No se vayan todavía, ¡mi bakso aún no está pagado!"
El agudo grito del vendedor de bakso hizo que se les cayera la cara de vergüenza. Miraron fijamente a Andreas que estaba muy avergonzado, y a Alena que reía tontamente.
Esos dos realmente lo olvidarían, si no los hubieran reprendido. Alena sacó dinero de su bolsillo de la falda. Sin embargo, lo que sintió allí fue que no había ningún papel, es decir, su dinero, lo había olvidado, su billetera estaba en la mochila de la escuela que estaba en el auto. Luego, volteó sonriendo a Ravael que ya conocía su comportamiento. "Kak..."
"Bien, Dek, bien. No traes dinero, ¿eh? ¡Si Andreas no estuviera, e incluso si pasara un taxi, no podrías volver a casa!" espetó Ravael inexpresivamente.
"Sí, lo siento... lo olvidé", balbuceó Alena mientras agachaba la cabeza, haciendo que quienes la veían se sintieran mal por ella.
"¡Rav! Ya basta. No regañes a Alena, es mi culpa por dejarla ir sola", defendió Audreya.
Se sentía muy culpable, por dejar que Alena se fuera sola.
"¡Cuidado! Tú, eh, si esta situación vuelve a ocurrir", amenazó Ravael, siendo ignorado por Audrey. Audrey tampoco sería tan cruel como para hacerlo. Ya había decidido, que lo que sucedió hoy no se repetiría.
"¡Andreas! ¡Paga también lo de Alena!", gritó Audrey
Relajada a Andreas que estaba ofreciendo su dinero al vendedor de bakso. "Sin que lo digas, también lo pagaré".
La sonrisa de Alena se ensanchó, "Gracias, eh", dijo Alena cuando Andreas ya estaba frente a ellos.
"Hmm".
Los cuatro amigos de Andreas ya habían subido a sus respectivos vehículos. Luego, seguido por Ravael que llevaría a Alena.
"¿Yo, la llevo a ella?", preguntó Andreas cuando ya estaba listo, señalando a Audrey que fue asintiendo con la cabeza por sus amigos.
"¿Tu dirección es la misma que la de Audrey?", preguntó Ravael. Andreas asintió rígidamente.
"¿Qué te pasa? ¿No quieres llevarme?", protestó Audrey, pero su voz y expresión no coincidían con el corazón que esperaba mucho.
Como no estaba acostumbrado al cambio de rostro indiferente de Audrey, Andreas solo negó con la cabeza.
"¡Si es así, rápido! No quiero que Alena sea llevada por un chico rico como tú", espetó con una excusa mientras se subía a la moto de Andreas.
Los dos personajes no se daban cuenta del cambio de actitud entre ellos, que normalmente no eran cercanos. Aunque se peleaban, ahora eran un poco amigables. Y todo eso por una chica cuyo papel ni siquiera era llamativo.
