Con Una Foto Te Conocí

Administración de empresas. Esa es la respuesta que recibe Adrien. Está sorprendido; dedujo que Kai estudiaría algo relacionado con el deporte. No imaginó que perteneciera a la Facultad de Contaduría y Administración. No va con él: la Facultad de Educación Física parecería más apropiada para un atleta, ¿no? Aunque, pensándolo bien, no puede juzgarlo. Si se trata de encajar, Adrien tampoco encaja del todo en su facultad. Conocer de moda no es una de sus fortalezas, y su estilo dista bastante de lo que se esperaría de alguien que estudia Artes.

Con las manos sobre el teclado de su laptop, Adrien queda pensativo respecto a su plan de ir a buscar a Kai. Después de que este se retiró de esa manera el viernes pasado, Adrien sintió que no podía dejar las cosas así. Incluso si sería más sencillo enviarle las fotografías a Edith, no se siente correcto; no solo el fotógrafo debe estar satisfecho con el resultado, también debe estarlo el modelo. O al menos, esa es su forma de pensar. Por eso quiere buscarlo, hablar con él y hacer otro intento.

Pero… ¿Kai siquiera lo va a escuchar? No está seguro. Aun así, debe convencerlo. Al fin y al cabo, Kai ya se ha entrometido en varias ocasiones, imponiéndole su actitud por la fuerza. No habría nada de malo en que esta vez fuera él quien hiciera lo mismo. El plan es simple: irá a su facultad, lo encontrará y lo obligará a escuchar su propuesta para repetir la sesión. No suena complicado.

Decidido, Adrien le agradece a Dylan por la información, luego guarda su laptop y sale del salón. Si no recuerda mal, la Facultad de Contaduría y Administración está en la zona sur de la universidad. Caminando, le tomará unos quince minutos llegar. Como desconoce el horario de Kai, solo le queda rogar para que tenga alguna clase. Adrien recuerda la última vez que fracasó al intentar buscarlo; espera que eso no se repita. Ojalá esta vez la suerte esté de su lado.

La popularidad de Kai es sobresaliente, por eso Adrien creyó que, al llegar, se encontraría con un ambiente lleno de gente amontonada y haciendo escándalo por estar cerca de él. No sería descabellado pensar que tendría todo un séquito siguiéndolo a todas partes. Basta con recordar el alboroto que provocó las dos veces que fue a la Facultad de Artes. Sin embargo, se topa con algo totalmente distinto: todo está en orden, no hay ninguna multitud y el entorno es bastante... normal.

Por un segundo, Adrien considera la posibilidad de haberse equivocado. Pero no hay ningún error, está en el lugar correcto. Así que lo siguiente que hace es recorrer las áreas comunes, preguntando por el paradero de Kai. Seguro alguien sabrá dónde puede hallarlo. No obstante, la mayoría de las personas a quienes consultó no supieron darle una respuesta concreta:

—¿Kai? Ah, sí, ese chico que juega fútbol. No tenía idea de que estudiara aquí —dijo la segunda chica a la que se acercó. Las amigas que la acompañaban tampoco agregaron ningún detalle.

—¿Rasgos orientales? Pues hay muchos estudiantes chinos, no sabría decirte a quién te refieres —respondió otro chico al que Adrien probó a preguntarle.

—Lo siento, no sé dónde podría estar. ¿Por qué no lo buscas en el área deportiva? Seguro estará entrenando.

Es inaudito. ¿Por qué no hay rastros de Kai? ¿No habrá vuelto a salir del país, verdad? A Adrien comienza a disgustarle esta situación en la que, si no es por pura casualidad, parece imposible encontrarse con él. Reconoce que Kai es difícil de ubicar cuando se le necesita. Con su aura llamativa, se supondría que encontrarlo sería pan comido. Le parece injusto. Kai no tiene problemas para localizarlo, pero cuando es al revés, todo se complica. Entonces, de pronto, a Adrien se le ocurre algo absurdo. "¿Y si solo camino sin esperar nada?", piensa. Es una teoría loca, pero quizás, si lo hace de esa forma, termine topándose con Kai. No pierde nada con intentarlo. Probará a pasear por la zona y, en caso de no tener éxito, se rendirá por hoy.

Debido a que el campus es extenso, resulta imposible conocerlo por completo. Y al ser esta su primera visita, Adrien presta mayor atención a los edificios, ya que la arquitectura de la mayoría conserva su diseño original de hace un siglo. Lo cual tiene sentido si se considera que la Facultad de Contaduría y Administración fue una de las primeras en establecerse en la universidad, junto con Derecho, Medicina, Ingeniería y Ciencias. De hecho, la Facultad de Artes a la que él pertenece fue de las últimas en fundarse.

Entre las múltiples construcciones, una más pequeña en comparación con las demás capta el interés de Adrien. Intrigado, entra para explorarla. A pesar de no ser muy llamativa a primera vista, hay detalles en la fachada que la distinguen: la planta baja está decorada con ventanales en forma de arco, a diferencia del resto, cuyas ventanas son rectangulares. Además, el paso de luz natural hace que en el pasillo se transmita una sensación de comodidad.

Sin pensarlo dos veces, Adrien saca su cámara de la mochila. Debe tomar una foto antes de que el pasillo se abarrote, por lo que se apresura a ajustar el enfoque de la lente, la resolución y el zoom. Una vez encuadrada la imagen que quiere capturar, Adrien presiona el botón, pero justo en ese instante alguien le palmea con fuerza la espalda, provocando que inevitablemente se mueva. El resultado es una foto distorsionada.

—¡Qué sorpresa! No esperaba verte por aquí —dice Kai, ignorando la posible molestia de Adrien por haberle arruinado la foto.

Adrien se gira, todavía sintiendo el golpe en la espalda. Por un lado, está irritado por el saludo agresivo de Kai —¿por qué no simplemente dice hola como una persona normal?—, y, por el otro, no puede creer que su teoría irracional haya resultado: Kai apareció. Pero las sorpresas no terminan ahí.

—¿Quién eres tú? —cuestiona Adrien al mirarlo.

Kai parece otra persona; su ropa y accesorios son totalmente inesperados. Su cabello negro le cubre por completo la frente, lleva puesta una gorra y una sudadera con un gran estampado en el centro de… ¿eso es un pato montado en una patineta? Y, por si fuera poco, usa unos lentes con un armazón terriblemente grueso. ¿Desde cuándo Kai usa lentes? Aunque no se distingue ningún aumento, puede que sean falsos. De no ser porque previamente Kai le habló, definitivamente no lo habría reconocido.