Mis Concubinos

Esté tipo está realmente loco, pero, está bien, después de todo no sabría escoger entre Elián y Zyan. Zyan me da miedo y con lo que me acaba de confesar Elián sería un poco vergonzoso.

Solté un suspiro de resignación.

Victoria: Está bien, me quedaré contigo ésta noche, pero tienes que prometer que mantendrás alejada a Amalia. Dije firme.

Él sonrió ampliamente y añadió.

Nicolás: Lo prometo.

Victoria: Bien, ahora si me permites.

Nicolás: ¿A dónde irás?.

Victoria: A comer. Dije alzando los hombros.

Nicolás: Bien, tengo que atender algunos pendientes, te veo más tarde.

Victoria: Está bien.

Nicolás se fue por su lado y yo entré al Palacio de la emperatriz para poder comer, con todo lo que pasó no pude ni probar bocado.

Me quedé pensando por un momento en las palabras de Elián... Él está enamorado de Victoria, lamentablemente ella ya no está y no sé si algún día vuelva, pobre chica, sufriendo por el amor del emperador cuando tenía en fila a Nain y Elián.

Pasé el resto del día trabajando en algunas cosas, planeó dar un apoyó económico a la gente del pueblo para que puedan iniciar o hacer crecer sus negocios, también planeó mandara arreglar un poco las carreteras, son horribles cuando vas en carruaje. Después de un largo día de trabajo, me dirigí a mi habitación para darme un baño rápido y colocarme ropa cómoda para dormir, cepille mi cabello, me puse mi capa y ya estaba lista.

Victoria: Vamos. Me dirigí junto a las chicas al Palacio principal, específicamente a la habitación de Nicolás, pero cuando llegamos ví una escena un poco penosa.

Amalia que estaba llorando en los brazos de Nicolás decía.

Amalia: Su majestad, pasaría la noche conmigo ¿por qué cambió de opinión?.

Nicolás: Ya te lo dije Amalia, hoy viene la emperatriz. Él se veía tranquilo.

Amalia: Su majestad usted... ¿piensa dejarnos sólos?.

El ceño de Nicolás se frunció y miró detenidamente a Amalia.

Nicolás: ¿Dejarlos?, ¿de qué hablas?.

Amalia: Yo... estoy embarazada.

El rostro de Nicolás se puso pálido y sus ojos se abrieron como platos.

Nicolás: Amalia... ¿estás segura?.

Amalia:... Si...

La chica desvió la mirada como si tratará de ocultar algo.

Está mintiendo, conozco muy bien a las personas mentirosas y ella es una de ellas. Durante toda mi vida como Nicolle siempre estuve rodeada de gente hipócrita y ambiciosa, es por eso que aprendí a leer a la gente, y Amalia no es la excepción.

Nicolás no dijo nada, sólo se quedó pensando por un momento para después volver a hablar.

Esto es interesante, veamos como el emperador maneja la situación, no le diré que Amalia miente pues podría no creerlo, esperaré a ver cuánto tiempo tarda en descubrir la mentira.

Nicolás: No le digas a nadie sobre esto, mucho menos a la emperatriz, después...

Victoria: ¿Qué es lo que no puede decirme su majestad?. Salí de mi escondite fingiendo no saber nada, siempre soñé con ser actriz, filmar una película o una novela como las coreanas, sin embargo, por falta de tiempo nunca pude, pero hoy es mi oportunidad.

Nicolás se tenso todo, desde los pies hasta la cabeza, sus ojos se abrieron aún más, parecía realmente muy asustado. Pero antes de que pudiera hablar él, se le adelantó Amalia.

Amalia: Estoy embarazada su majestad, daré a luz a un príncipe.

Victoria: O una princesa, felicidades a ambos.

Cuándo mencioné eso miré fijamente a Amalia y ella al sentirla desvió la mirada, por supuesto que está mintiendo, una mujer tan descarada como ella no evitaría mi mirada en una situación así, al contrario me miraría de manera desafiante.

Nicolás: Regresa al harén Amalia, después hablaremos.

Victoria: No por favor, quédate con ella, disfruten de la dicha de saber que serán padres, te veo después. Dije y me giré para salir de ahí, pero antes de poder avanzar como de costumbre Nicolás me tomó del brazó.

Nicolás: Por favor Victoria, hablemos.

Victoria: Hablaremos en otro momento, descansen. Aleje su mano y seguí mi camino fuera del palacio.

Los sentimientos de Victoria se siguen haciendo presentes, aunque fingi ser digna y que no me importaba, algo dentro de mí duele.

Mientras caminaba sentí la mirada de las chicas sobre mí.

Dalia: Su majestad... ¿se encuentra bien?.

Victoria: Estoy bien, después de todo, él es ahora un desconocido y yo... ya no lo amo.

Las tres me miraron con una cara de pena.

Adela: Esa mujer... se embarazo a propósito. Estaba muy enojada

Victoria: Por lo que haya sido, no es mi problema.

Seguí mi camino pero antes de que entrará al Palacio de la emperatriz me encontré con Zyan.

Victoria: Zyan... ¿q-qué haces aquí?.

Zyan: Dijo que vendría, vine a esperarla.

Victoria: Bien, muy bien... vamos. Él me da miedo, pero no quiero estar sola.

Caminé a su lado hacía el harén, me guió a su habitación y entramos sin ningún contratiempo. A pesar de su personalidad su habitación es muy sencilla, y está muy ordenada.

Él se puso atrás de mi y me ayudó a quitarme la capa, lo que no esperé fue que se acercará mucho, sentí su respiración en mi nuca y de un momento a otro dejó un beso.

Mi cuerpo se tenso, esté tipo me pone muy nerviosa.

Zyan: Por fin viene a mí su majestad.

Victoria: ¿M-me esperabas?.

Zyan: Si...

Comenzó a acercarse más y yo... no, no era yo, de nuevo los sentimientos de Victoria, el dolor de hace unos instantes volvió, un sentimiento llenó de odio y rencor contra el emperador apareció, ¿qué es esto?, nunca me había sentido así, nunca había sentido unos celos tan grandes, yo sé que Amalia mentía, sin embargo, el corazón de Victoria no lo ve de esa manera.

Zyan seguía besando mi cuello, quería apartarlo pero está vez fue una voz en mi cabeza la que me detuvo.

"Hazlo sufrir", "ya sufriste mucho, le toca a él".

Y sin poder controlarme, la voz en mi cabeza y la temperatura de mi cuerpo que cada vez aumentaba más debido a los besos de Zyan, provocaron que la barrera de protección que intentaba poner en esté momento se derrumbara y me dejé llevar, podría arrepentirme después... ¿A quién engañó?, no lo haré, Zyan es muy hermoso y... es mío, solo mío, no de Amalia, sino mío.