Dos vidas marcadas por cincunstancias dificiles, dos personas que se enfrentan a una realidad triste y dolorosa, marcada por la traicion, la enfermedad y la muerte, sacaran fuerzas de donde no tienen ninguna y renaceran de sus propias cenizas, esta es la historia de Aurelio Martinez y Saray Salazar.
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Cap 16: Extrañeza
Esa noche ambos recordaron el rostro del otro y el anhelo de que llegara la mañana para verse se hizo presente.
Es un hombre comprometido decía Saray para sí misma, ningún otro había despertado en ella, lo que Aurelio le hace sentir.
Esa llamada lo confirmaba, lejos estaba de imaginar que solo era la enfermera quien lo cuido y apoyo en su peor momento, a quien Aurelio quiere como a una madre.
Por otra parte, Aurelio se debatía entre el deseo de cortejar a la hermosa y extraordinaria mujer dueña de sus pensamientos, sus inseguridades luego del fracaso vivido con Coral le jugaban en contra, además estaba el hecho de no considerarse atractivo por el cambio físico experimentado durante su enfermedad.
Si bien ya se encontraba sano físicamente, emocional y mentalmente no era el caso.
El abandono sufrido por quienes debían apoyarlo le pesaba como un viejo lastre.
Se duchó y vistió más informal, pero sin perder la elegancia, se firmaría el contrato y revisarían todo para la primera exportación.
Desayuno en la habitación del hotel, yogur natural fruta picada y cereal integral.
La camarera pensaba que le llevaba el desayuno a una de esas modelos, se sorprendió que fuese un hombre quien le recibiera el pedido.
Eso es raro pensó, pero este mundo lleno de excentricidades de gente adinerada, era una locura.
Aurelio tomó sus vitaminas, antes de partir a la empresa Colsar.
Esa mañana Saray realizó su rutina de ejercicios, desayuno junto a Gloria, pues Fidel viajo a revisar una de las zapaterías.
Le contó brevemente de la impresión que le causó el contador sin entrar en detalles o revelar que le interesaba de otro modo, aunque el brillo en sus ojos la delataba.
Gloria que la conocía como la palma de su mano solo sonrió.
Saray al verse descubierta subió a cambiarse, luego de una ducha tibia, se vistió con una falda tubo color crema y una blusa negra semitransparente, uso un blaiser negro al igual que sus tacones.
Te ves hermosa hija, seguro causarás una buenísima impresión el tono pícaro de Gloria la hizo sonrojarse, pero mantuvo la compostura.
Aurelio ingresó a la empresa temprano, camino tranquilo y saludo cordialmente a todos los empleados.
Para muchos él era un enigma, los demás empresarios eran altivos hasta prepotentes y él era lo contrario tan humilde, tan cordial, tan amable que simplemente desconcertaba a cualquiera.
Como ya sabia el camino rechazo a la secretaria que insistía en acompañarlo.
Justo en ese momento Saray ingreso y vio como la secretaria le coqueteaba descaradamente y le molesto.
Buen día Aurelio lo saludo con confianza, señorita retírese a su lugar de trabajo por favor, trato de ser cortes, pero su tono severo demostraba que estaba molesta.
La secretaria asintió y huyo despavorida.
Mejor aquí huyo que aquí murió pensó, de camino a su escritorio, la fama de Saray la precedía y era conocida como fría y hasta malvada.
Caminaron juntos al ascensor hasta el piso de las oficinas principales.
Aurelio aún es temprano si deseas puedes venir a mi oficina y miramos como sería la primera exportación, algo la impulso a pedirle eso, no lograba entender del todo que le pasaba con él, pero era una extrañeza.
Aurelio asintio y la siguio.
Casi nunca estoy aqui, pero me gusta tener mi propio espacio explico, sin entender del todo porque lo hacia.
Tomaron asiento, Aurelio le explico más a fondo como sería el plan de exportación.
Seria de gran utilidad que pudiéramos recorrer la empresa y vieras como es el proceso de elaboración, de envasado y de empaquetado de los productos, sugirió con la clara intención de alargar su estadía.
Me encantaría sería una experiencia muy gratificante, soy una persona que se cuida mucho en su alimentación, antes no lo hacía y por eso surgió lo de mí enfermedad, por ello para mí es de gran importancia conocer el origen de lo que consumo, expreso Aurelio con una sonrisa.
Acordaron recorrer la fabrica esa misma tarde, a la hora del almuerzo ambos se dirigieron al restaurante del día anterior.
Saray no dejaba de sorprenderse por la elección de comida de Aurelio, todo de él te intrigaba y la emocionaba de una manera jamás experimentada antes.
Durante el recorrido se atrevió a preguntarle aquello que tanto le inquietaba.
Aurelio estás comprometido o casado, la pregunta salió de forma natural.
Ninguna de las dos sonrió, soy un hombre felizmente divorciado, respondió con una emoción controlada en la voz.
Lo dices como si tu matrimonio hubiese sido un martirio cuestión con curiosidad.
Y lo fue créeme, un verdadero infierno, pero no lo vi por mi buena fe o mi estupidez, pero no arruinemos el momento hablando de ello, cambio rápidamente de semblante.
Hablar de su matrimonio aun le dolía, pero estaba enfocado en algo más importante, su propio bienestar.
Saray quedó aún más intrigada con las palabras de Aurelio, pero decidió no seguir con el tema.
Bueno y después de ver todo el proceso, te gustaría probar una de nuestras mermeladas dijo tomando dos frascos.
Uno de fresas y el otro de durazno.
Aurelio sonrió me encantaría, no sé cuál te guste, pero prefiero el durazno dijo tomando el frasco de su mano.
Sus dedos rozaron su muñeca y esa calidez se esparció.
Es mi favorita, pero no se lo digas a nadie susurro solo para él.
Aurelio rio con fuerzas, provocando que los empleados voltearan a mirarlos.
Saray sonrió genuinamente.
Los ojos curiosos se sorprendieron en años jamás la habían visto sonreír, la princesa del hielo tiene corazón pensaba más de uno.
La oficina en la fábrica se llenó de risas y migajas de galletas llenas de mermelada de durazno.
El ambiente para ello era surrealista, como si se conocieran de toda la vida, esa afinidad que casi nunca es hallada.
Mientras Saray mordía la galleta, esta se partió cayendo y la mermelada mancho bajo su labio inferior.
Aurelio por impulso o tal vez por fuerza magnética, limpio la mancha y se llevó el dedo con la mermelada a su boca.
Saray sintió su garganta secarse mientras lo veía degustar el sabor que tomo de su piel, el hormigueo en la zona la recorrió completa.
Aurelio inconsciente de lo que su acción provoco continuo untando la galleta de mermelada.
Saray solo lo observaba como si frente a ella estuviese la octava maravilla.