LA FUERZA DE LA RESILIENCIA

JULIAN: Un niño.

El lo dijo con tono de burla, porque el quería una niña, y al ver la emoción de la mujer se imaginó que era niña porque ella sí quería niña, pero ella le dijo más emocionada.

■ Amor, si... es una niña, te gane...

A él le daba igual si era niño o niña, era su hija y la iba a querer igual, Isairi no sabía donde meterse por la vergüenza que estaba pasando frente a sus compañeras, decidió alejarse con cuidado y se fue a cambiar para trabajar, no estaba dispuesta a demostrarle importancia a un mal hombre, ella comenzó con sus labores, la mujer de Julian se fue después de comer un postre junto a él, ella se dio cuenta como el trataba a la mujer, y entendió que ella fue para él un pasatiempo.

Julian estaba en su oficina, Isairi decidió contarle lo del embarazo, fue directa con el y dijo.

ISAIRI: Julian, estoy embarazada.

JULIAN: ¡No me vengas con ese cuento!, solo estuvimos una sola vez.

ISAIRI: Y eso bastó para quedar embarazada.

JULIAN: ¡No se que vas hacer! te doy dinero para que te lo saques, y si decides tenerlo, conmigo no cuentes.

ISAIRI: Yo me lo imaginaba, pero tranquilo, este bebé es mi problema.

Ella salió de la oficina triste, pero comprendió que quedó embarazada después de una relación breve con un hombre que no estaba dispuesto a asumir responsabilidades, se sintió abrumada, pero no sola, contaba con su madre, pero sabía que debía tomar una decisión importante sobre su futuro y el de su hijo.

Ella nunca se le pasó por la mente deshacerse de su hijo, no era culpable de nada, ella decidió tener al bebé y criarlo sola a pesar de las dificultades y los desafíos que sabía que enfrentaría. Su madre la apoyaba, pero ella sabía que la responsabilidad final recaería en ella.

Isairi trató de mantenerse fuerte frente a la situación, sus compañeros y compañeras la miraban con lastima, ella se dio cuenta y les dijo.

ISAIRI: Tranquilos, no tienen porque condolerce de mi, yo en el fondo sabia que algo pasaba con el, pero no lo quise aceptar.

Las compañeras no dijeron nada, pero no podían dejar de sentir compasión por ella, sabían que la estaba pasando mal, aunque se hiciera la fuerte. Isairi se fue al baño para lavar su cara, no queria causar lastima, se miró al espejo y pensó " Nadie elige las carta que le tocan en la vida, ellas vienen dadas, pero no soy responsables de esas cartas, pero sí de muchas de las partidas que me toca jugar con ellas" Isairi sabía que era la responsable de lo que le estaba sucediendo, Julian le había mostrado un poco del juego, juego que ella había entendido y se hizo la de vista gorda prefiriendo la manipulación.

Ella respiró profundo, sabía que podía con todo lo que le estaba sucediendo, por medio de lo que veía en su mamá sabía que las mujeres por regla general, podían con todo, que son unas superheroínas; ella tenía el ejemplo y la ayuda de su madre.

Cuando salió del baño se encontró con Julián, él la miró un poco serio y dijo.

JULIAN: ya sabes que tengo mi mujer y no la voy a dejar, si te deshaces de ese hijo podemos seguir con lo que teníamos.

ISAIRI: Eres un descarado, pobre de tu mujer que no sabe la clase de marido que tiene, un lobo vestido de oveja. pero no, no me voy a deshacer de mi hijo; el amor viene y va, pero la dignidad que tengo tú no me la vas a pisotear, no merece la pena perderla por un... poco hombre.

Ella se alejó de él y volvió a su labor, atendiendo mesas, tras mesas. Terminado el turno laboral Isairi se fue a su casa, mientras iba en el transporte público pensaba en muchas cosas, entre ellas las críticas que había escuchado de muchas personas cuando una mujer tenía hijo y era cuando quería estudiar para trabajar; ella entendió bien el porqué, ella ya iba a hacer parte de ese grupo de mujeres, ella más que nunca quería estudiar y trabajar, entendió que ya era parte del grupo que quería salir adelante por su hijo, para brindarle bienestar.

Isairi entendió que todo se hace para asegurar a su hijo las necesidades básicas como (alimentación, vivienda, educación) y, en la medida de lo posible, estabilidad económica, comprendió que la madre que trabaja demuestra autonomía y capacidad para tomar las riendas de su vida y de las de su hijo/a.

Isairi salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta que estaba llegando a su destino, se bajó del transporte, respiro profundo, quería llorar, desahogarse, olvidarse de todo por un momento, pero sabía que no era el momento, no quería que nadie se diera cuenta por lo que estaba pasando, no quería que la vieran vulnerable, solo su madre la podía ver abatida.

Camino rápido para no romper en llanto, al llegar a la casa que pagaba en arriendo junto a su madre las lágrimas comenzaron a salir sin ningún control, Isairi abrió la puerta y al ver a su madre se permitió sacar todo lo que la estaba perturbando, lo sacaba a través de su llanto desconsolado.

La madre se imaginaba que su llanto era porque había terminado con su novio, Isairi no tenía otro lugar donde se sintiera más segura y tranquila que en los brazos de su madre. Para ella entre los brazos de su madre existía un mágico lugar, un lugar tan lleno de paz y protección sin importar la edad que tenía, los abrazos de su madre eran los más reconfortantes, ella pensó en el ser que estaba creciendo en su vientre, y se dijo que iba a educar a su hijo/a con buenos valores, a enseñarlo que podía confiar en ella y encontrar protección y seguridad con tan solo un abrazo, así como estaba ella con su madre.