En Arendelle se había corrido el rumor de que existía una bruja que se escondía en lo más profundo del bosque, nadie podía afirmarlo pero el rumor estaba ahí y nadie se atrevía a cuestionarlo.
Pero un buen día el Alfa del pueblo decidió ir al bosque a cazar, sin pensar que una trampa para osos lo atraparía estando transformado en licántropo, habiendo escapado de ella fue atacado en el camino y malherido, cansado y a punto de caer inconsciente, vio a lo lejos a una mujer que estaba corriendo hacia él y sin pensarlo fue hacia ella y luego de ello no supo qué sucedió después pero de algo estaba seguro...
Había encontrado a su compañera...
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Capítulo 15
CIEN AÑOS DESPUÉS
DAMON
Los días pasaron, las semanas, los meses, incluso los años. Cien años transcurrieron. Todo cambió en todos esos años., por ejemplo la Tribu Luna Sangrienta terminó por caer en desgracia hasta el punto en que muchos de los miembros se dispersaron a otras tribus, mientras que otros buscaron asilo en manadas de lobos que se les permitió quedarse como curanderos lo cual fue razonable, por lo menos la nueva ley que había impuesto hace cuatro años con mucho dolor y enojo sirvió para hacer las cosas más llevaderas para los hechiceros y brujas.
Del dolor y la desesperación siempre surge algo bueno dentro de toda esa tristeza e ira juntas. Pero los años pasan y ese dolor y desesperación prevalecen aún dentro de mí, como un veneno que me quema por dentro, destruyendo cada parte de mi alma y de mi corazón, carcomiendo mis deseos de vivir.
Los días de luna sangrienta habían sido algo del pasado, ya no existían en pocas palabras. Desde que Scarlett murió ya nunca más hubo una luna sangrienta.
La bruja de la Luna Sangrienta ya no existía en este mundo, pero su recuerdo prevalecía en las mentes y corazones de quienes la conocieron, pero sobre todo en mi mente y corazón.
Mientras pensaba en ello, estaba en mi oficina llenando unos papeles cuando Adler entró ansioso con un documento dentro de una carpeta roja brillante, su camisa que era blanca estaba fuera de lugar y la corbata negra que tenía puesta alrededor del cuello de la camisa estaba totalmente desecho el nudo, el pantalón negro estaba arrugado y algo sucio de tierra.
—Hay una bruja que pide quedarse en Arendelle, en específico en el bosque de ser posible—. Me dio la carpeta y al ver el color me hizo recordar a Scarlett, lo cual no me extrañaba porque Adler tenía la costumbre de traer ese tipo de carpetas de ese color.
Abrí la carpeta y al leer la solicitud el nombre escrito en letra delicada y precisa, pensé que estaba soñando, pero después de volver a leer la solicitud... me di cuenta de que no era un sueño.
"Scarlett Volakis..."
"Bruja de la Luna escarlata..."
"Nacida en la Tribu Luna Azul..."
—¿Hace cuánto que llegó la solicitud de esta bruja?—Pregunté leyendo el documento.
—Apenas hace media hora, pero antes hubo que investigar a la mujer para evitar más problemas e incidentes como el de la última vez...—Tenía un buen punto, ya había pasado una infinidad de veces en las que brujas de la Tribu Luna Sangrienta venían con el objetivo de ser recibidas como refugiadas en la Manada y, por lo tanto, eran descubiertas cuando tenían que pasar por una revisión la cual consistía en mostrar su piedra natal la cual debía brillar de un color específico dependiendo a qué tribu pertenecían.
—Hazla pasar, pero antes dile que nada de trucos o será enviada por donde vino—. Advertí con severidad. Adler suspiró pesadamente tomando en serio mi advertencia, pero al mismo tiempo deseaba terminar con ello.
Entonces la mujer entró, levanté la mirada dejando de lado los papeles, al verla no lo podía creer...
¿Scarlett?
Tenía que ser una broma. Ella me miró con una sonrisa amable y cordial, se acercó con discreción al escritorio de madera de pino pintado en color chocolate. Al verla más de cerca definitivamente ella era idéntica a Scarlett con la única diferencia de que su cabello era más corto llegándole a la altura del cuello, tenía los mismos ojos, la nariz, la boca, la mirada. Absolutamente, todo, no había duda de que esa mujer era sumamente igual a Scarlett.
—¿Pasa algo?—Preguntó un tanto incómoda.
—Nada.—Le respondí.—Ahora...—Dije tomando la solicitud de ella.—Esto dice que eres de la Tribu Luna Azul. ¿Correcto?—Ella asintió.—¿Por qué quieres vivir en Arendelle?—Le pregunté directamente.
—Quiero ser libre de las ataduras que me ha impuesto mi Tribu—. Dijo sin inmutarse.
—De acuerdo, entonces... ¿Vivir en el bosque dentro de una Manada de lobos es la solución perfecta para ti siendo que serás la única bruja aquí?—No lo dudó y asintió.—Está bien, continuemos.
Me levanté de la silla de piel oscura del escritorio y fui hacia ella. Esa misma sensación de querer tenerla entre mis brazos, olerla, besarla hasta dejarla sin aliento era más fuerte con cada paso que daba hacia ella, rodee el escritorio y años llegar a ella simple tuve que detenerme y pensar en cómo estar cerca de ella sin querer abalanzarme sobre ella y marcarla.
Su olor a sándalo y rosas estaba ahí, no había duda... Scarlett había renacido.
—Muestra tu piedra natal—. Dije decidido a comprobar que ella no era parte de la Tribu Luna Sangrienta.
Suspiró pesadamente y mostró un dije con forma de corazón que era un topacio azul oscuro. Este al ser tocado por sus poderes mostró un brillo azul brillante, era evidente. Ella era realmente de la Tribu Luna Azul, la Tribu más respetada y poderosa de todo el mundo sobrenatural.
—Es un color muy hermoso...—Dije mirando atónito el brillo de su piedra natal.
Bajó el dije dejándolo caer sobre su pecho. Ella vestía un pantalón negro ajustado que le iba a sus caderas prominentes, blusa blanca de tirantes y encima llevaba puesto un suéter gris delgado, y botas, estilo militar negros que la hacían ver un poco más alta. Era muy delgada y por lo visto sus brazos eran musculosos pero sin ser poco femeninos.
Su mirada era inexpresiva y fría. Pero había algo en sus ojos que me hacía querer mirarlos por el resto de mi vida. No sabía sí era por el lazo que nos unía o simplemente el deseo y el placer de volver a tenerla entre mis brazos.
Pasó una mano por cabello mirando hacia la ventana que daba al bosque, la cortina blanca de la ventana se movía suavemente por el viento que soplaba. Scarlett sonrió mostrando los dientes los cuales eran como perlas que le daban ese brillo en su rostro, sus ojos azules brillaban con alegría. Entonces desvió la mirada hacia la habitación, miró las paredes blancas y la mesa de centro que estaba a lado del sofá color chocolate que contrastaba con el color del piso de madera que era de un tono más claro que el sofá en forma de escuadra.
Así que sus ojos se posaron en mí, por un momento no supe qué decir. Pero ella rompió esa tensión diciendo:
—Bueno, ¿qué dice? ¿Puedo vivir en el bosque de su Manada?—Preguntó algo nerviosa.
—Puedes vivir en Arendelle, pero no en el bosque—me miró extrañada.—, vivirás aquí—. Le dije decidido, pero por lo visto ella no estaba dispuesta a ello.
—Perdóneme, Su Majestad. Pero... no puedo vivir en el mismo lugar que usted, además hay leyes y normas que deben seguirse—. Argumentó, pero poco me importaban las leyes, las normas y todo lo que tuviera que ver con hacer las cosas de la manera correcta.—Una bruja de una Manada, no debe vivir en el mismo sitio que su Alfa.
Me reí de su comentario, que era completamente inocente e ingenuo.
—Yo soy el Rey Alfa, y tengo el poder de cambiar las reglas a mi antojo, así que no me cuestiones... ¿Entendido?—Ella asintió desconcertada.
Hice que la llevaran a una habitación que estuviera cerca de la mía para evitar perderla de vista, porque las brujas son muy escurridizas y no estaba dispuesto a permitir que se saliera con la suya.