¿Que sucede cuando quieres algo con todas tus fuerzas? ¿Lo tomas por las buenas o por las malas? Mi vecina me vuelve loco y haré lo que sea con tal de tenerla, aunque ahora solo puedo conformarme con espiarla algún día será mía. Eso es un hecho.
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CAPÍTULO XXIV
Fernanda llega por la mañana, me alivia que esté aquí, no solo para solucionar el problema que causó mi hermana sino también porque necesito su consejo y su apoyo con lo que me está pasando.
Julieta está histérica, siempre se pone así alrededor de mi amigo. Anda de un lado a otro, fingiendo estar ocupada, para alargar el momento de contarnos como pasaron las cosas, simplemente porque sabe que Fernando le dará una reprimenda y eso la hace sentir como una niña, lo cual le disgusta sobremanera.
Me siento fuera de la casa en el jardín, mientras Fernando se instala en la habitación de huéspedes.
— ¿Cómo estás bro? Te he notado diferente esta vez. — es el único que me lee como un libro abierto.
— Estoy jodido hermano...
— Es por una mujer — afirma y yo solo puedo asentir — Estás enamorado y no sabes cómo decírselo — vuelve a afirmar.
— Es más complicado que eso. Me confunde, no es tan sencillo como podría pensarse.
—¿La conozco?
— No, hace unos meses se mudó a la Torre frente a mi casa, poco antes de que tú te fueras a Baltimore. Por eso no la conoces.
— ¿Te ofreció solo su amistad?
— Digamos que sí, comenzamos siendo amigos, la ayudé con un par de cosas, pero su vida es complicada con su exmarido. — omito la parte en la que la espío.
— ¿Te la cogiste?
— Antes de venir aquí pasamos la noche juntos, el mejor sexo de mi vida, bro. Pero por la mañana se arrepintió porque no quiere dañar la amistad — mi voz suena más triste de lo que me hubiera gustado admitir.
— Y tú quieres algo más... Interesante.
— Es una mierda todo — dudo en contarle también sobre la investigación y la participación de Amanda en ella.
— Te entiendo mi hermano — palmea mi espalda— si quieres mi consejo y con la poca información que me has dado te diré que si ella te histeriquea es porque también quiere algo contigo. Las mujeres son así, a veces necesitan que uno se esfuerce mucho para conquistarlas.
— Ahora estoy dolido, no le he vuelto a escribir y surgió esto de Juli por lo que también me pareció buena la oportunidad de tomar distancia.
— Está muy bien, que te extrañe, así sabrás realmente si está interesada o no.
Fernando recibe una llamada y se aleja un poco. Me quedo en silencio sopesando sus palabras, nunca me he preocupado por conquistar a nadie, soy pésimo en eso aunque por Amanda siento la necesidad de hacerlo, quiero que se enamore de mí.
Después de almorzar los tres juntos, Julieta decide contarnos lo que sucedió.
— Bien, voy a ser directa e ir precisamente a los hechos, ya que necesito encontrar una solución urgente. — Fernando y yo la miramos atentamente. —Vale y yo fuimos a esa fiesta que te dije y, por supuesto, todo el mundo quedó fascinado con el auto de papá. Bebimos un poco de más y comenzamos a jugar, cuando me quedé sin dinero para apostar quise retirarme, pero Brandon me retó a que apostara el auto de papá, por supuesto me negué pero... Como dije estaba un poco ebria y terminé aceptando. — me froto la frente porque en este momento quiero matar a mi hermana por ser tan estúpida. — Tenía excelentes cartas aunque Brandon tuvo mejores y me ganó.
— Eso fue realmente estúpido de tu parte Julieta — Fernando habla enojado y mi hermana lo fulmina con la mirada.
— No necesito que te comportes como mi padre Fernando, si no vas a decir algo que solucione el problema mantén la boca cerrada. — se miden con la mirada — Le ofrecí a Brandon todo el dinero que tengo ahorrado para la universidad, pero el desgraciado no quiere devolverme el auto.
— ¿Tienes o tuviste algo con ese tal Brandon? — percibo un poco de celos en la pregunta de mi amigo.
— ¡No! Él siempre ha querido salir conmigo, pero no estoy interesada.
— Puedes ofrecerle una cita a cambio del auto — digo calmadamente y ambos me miran como si me hubiese crecido otra cabeza.
— ¡No loca! / ¡Eso nunca! — ambos hablan a la vez y las cejas se elevan de más.
— Quizás él simplemente quiera estar contigo y así ceda.
Nos quedamos en silencio por un buen rato. Fernando mira fijamente a mi hermana, analizándola. Julieta tiene la vista fija en su taza de café.
— Podría intentarlo... Después de todo prefiero soportar a ese imbécil en una cita a que papá me mate.
— No estoy de acuerdo, es una pésima idea — replica mi amigo.
— ¿Y que sugieres genio? Después de todo viniste a "ayudar" pero no das ninguna solución.
— Sugiero que Christian y yo hablemos con él y lo presionemos para que nos de el auto.
— ¿Piensas ir de matón? — dice ella con burla.
— Al parecer te gusta ese idiota para que aceptes una cita con él. — Fernando se para enojado.
— Y si así fuera ¿qué? — Julieta también se para y lo enfrenta.
— Tú no puedes salir con él ni con nadie — sentencia seguro.
— ¿Eso lo decides tú? ¿Desde cuándo te crees con algún derecho para decirme lo que puedo o no hacer?
— Julieta... — advierte él, yo me recuesto en el espaldar del sillón, escuchando divertido el intercambio. Estos dos ya no pueden disimular lo que sienten el uno por el otro.
— Mira Fernando, tú no eres nadie para decirme lo que tengo que hacer. Si estás aquí es porque mi hermano te invitó, no yo.
— ¡Me importa una mierda, Julieta! Tú no vas a salir con ese infeliz.
— Basta, los dos — intervengo antes de que se maten — Julieta, iremos con Fernando a hablar con él por las buenas para recuperar el auto. Si no funciona buscamos otra solución.
Tomo a mi amigo del brazo y lo obligo a salir de la casa. Está irreconocible, sé que quiere a mi hermana, pero al parecer no de la manera que yo pensaba. Por primera vez puedo ver los sentimientos de Fernando, el mujeriego y donjuán, está enamorado de mi hermana, la niña insoportable (como la llama) que lo vuelve loco y lo persigue siempre.
Ahora solo queda que él quiera admitirlo y hacer algo al respecto.