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EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

Status: En proceso
Genre:Arrogante / Mafia / Embarazada fugitiva / Malentendidos / Amor-odio / Matrimonio entre clanes
Popularitas:6k
Nilai: 5
nombre de autor: Genesis YEPES

Una esposa atrapada en un matrimonio con uno de los mafiosos
más temidos de Italia.
Un secreto prohibido que podría desencadenar una guerra.
Fernanda Ferrer ha sobrevivido a traiciones, intentos de fuga y castigos.
Pero su espíritu no ha sido roto… aún. En un mundo donde el amor se mezcla con la crueldad, y la lealtad con el miedo, escapar no es solo una opción:
es una sentencia de muerte.

¿Hasta dónde está dispuesta a llegar por su libertad?

La historia de Fernanda es fuego, deseo y venganza.

Bienvenidos al infierno… donde la reina aún no ha caído.

NovelToon tiene autorización de Genesis YEPES para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

LA LLAMADA DE LA RESISTENCIA

Cerdeña amanecía como una promesa que no se cumpliría.

El mar se extendía brillante y sereno frente a la mansión Bianchini, pero

Fernanda ya no se dejaba engañar por los espejismos. Sabía que incluso el océano tenía dientes.

Desde su regreso del bosque, donde Nicolaok la había quebrado física

y emocionalmente durante una semana, su vida había cambiado.

No porque él hubiese ganado… sino porque ella había decidido

dejar de luchar a su modo. Ya no con gritos. No con impulsos.

Ahora luchaba en silencio. Como una estratega.

El juego se había convertido en ajedrez.

Y Fernanda ya estaba moviendo sus piezas.

—Nicolaok: Hoy vamos a la Fundación

anunció Nicolaok esa mañana, mientras leía los titulares

financieros desde la terraza del desayuno.

Fernanda no levantó una ceja. Ya lo sabía.

Había previsto que tarde o temprano Nicolaok querría mostrar su “rostro humano” en público.

Las donaciones a la Fundación Bianchini eran parte del teatro anual

que montaba para lavar su reputación ante el gobierno local.

Ella, como su esposa, tenía que acompañarlo

Y eso era justo lo que necesitaba.

—Fernanda: Iré por algo azul

respondió simplemente, con una sonrisa ligera.

La Fundación se alzaba como una joya arquitectónica sobre las colinas de Olbia.

Blanco, moderno, sereno. Con jardines donde niños jugaban bajo la vigilancia de fotógrafos.

Había cámaras, periodistas, autoridades.

Fernanda bajó del auto con la elegancia que el papel requería. Vestido azul cielo,

cabello recogido con delicadeza, sonrisa perfecta.

Saludó con la misma calidez con la que una estatua de

mármol podría abrazar a un extraño.

Nicolaok caminaba junto a ella como si fueran una pareja ideal. Saludaban, posaban.

Todo para mantener la ilusión de amor y filantropía.

Para el mundo, ellos eran el matrimonio más comprometido de Italia.

La mentira más grande se sostenía con una sola mirada pública.

Y Fernanda estaba decidida a usar esa mentira a su favor.

Durante el recorrido, Nicolaok fue llamado a una reunión privada

con el alcalde de Nuoro y dos empresarios.

Se fue rodeado de guardaespaldas y asesores.

Fernanda lo despidió con un beso en la mejilla y una sonrisa. Nadie sospechó nada.

Cuando se quedó sola, caminó hacia el ala este del edificio, donde estaban

almacenados los libros, insumos médicos y herramientas administrativas.

Fingía inspeccionar la eficiencia de la logística. El protocolo la conocía.

Los empleados no le hacían preguntas.

Fue entonces cuando la vio.

Una mujer joven, de cabello recogido, mirada firme y uniforme beige.

Una voluntaria más… excepto que no lo era. Era una de las suyas. Una infiltrada.

Fernanda y ella no se habían visto antes, pero se reconocieron

por la señal: la joven llevaba un brazalete con un bordado de hilo rojo que solo se distinguía si

se observaba a contraluz. El símbolo acordado entre aliadas.

Fernanda no la miró directamente. Siguió caminando hasta la zona de archivo,

donde se conservaban documentos antiguos. Allí, entre estanterías, dejó

caer una carpeta marrón marcada como “Reporte de Refrigeración”.

En su interior, escondido entre hojas técnicas, había un mapa.

El mapa detallado de la mansión Bianchini. Con entradas secundarias.

Vías subterráneas. Horarios de patrullaje. Accesos a los túneles del ala

este y puntos ciegos de las cámaras.

Además, en una pequeña hoja aparte, escrita con tinta negra, una serie de contraseñas:

Código de acceso principal: Nero23-Luna17

Cierre de alarma interior: PietraRosso#4

Activación del generador de reserva: Gabbia88

Datos suficientes para que, en el momento justo, alguien desde

afuera pudiera entrar. Tal vez Elena Ivarovna. Tal vez Alexander.

O tal vez ninguno. Pero era una oportunidad. Y en ese mundo,

las oportunidades eran más escasas que el perdón.

Fernanda dejó la carpeta en una bandeja metálica

cerca del archivador y se marchó sin mirar atrás.

Minutos después, cuando regresó al pasillo principal, la joven aliada ya no estaba.

—Nicolaok: ¿Todo bien?

preguntó Nicolaok más tarde, cuando la encontró en el jardín de

la Fundación, junto a una fuente de piedra

Fernanda asintió, con esa paz fingida que él tanto admiraba.

—Fernanda: Admiro lo que haces aquí

dijo ella con voz suave.

— A veces pienso que… si solo fueras ese hombre, yo podría amarte de verdad.

Él la miró por un instante. Luego desvió la mirada y le ofreció el brazo.

—Nicolaok: Vamos. Nos están esperando para la foto con los niños.

De regreso a la mansión, Fernanda se encerró en su habitación

con la excusa de un dolor de cabeza. Nadie la molestó.

Nicolaok tampoco. A veces, la dejaba en paz como premio por su buena conducta pública.

Se quitó el vestido, se lavó el rostro y se sentó frente al espejo.

Repasó mentalmente todo: la entrega del mapa, el lugar donde lo

dejó, el rostro de la aliada, el código en el brazalete, las rutas marcadas con lápiz gris.

Todo estaba en movimiento.

Todo estaba avanzando.

Fernanda  tenía certeza de cuándo vendrían a rescatarla.

Pero ahora tendrían las herramientas.

Había hecho su parte.

Esa noche, Nicolaok entró sin anunciarse. Se acercó, la observó en silencio,

y sin decir nada, se sentó en la orilla de la cama.

—Nicolaok: ¿Estás enojada por algo?

preguntó él.

—Fernanda: No

respondió ella sin pestañear

— Solo estoy pensando.

—Nicolaok:¿En qué?

Fernanda lo miró fijamente a los ojos.

—Fernanda: En lo fácil que es mantener una mentira si sabes cómo adornarla.

Él sonrió, casi divertido.

—Nicolaok: Eso te lo enseñé yo.

Ella no respondió. Porque en parte, era cierto.

Pero lo que él no sabía era que mientras él la enseñaba a fingir, ella

estaba aprendiendo a derribarlo desde adentro.

Y la caída… ya había comenzado.

1
Ramón Torres
buen
Melody Arianny De león reyes
Hermoso
Lety
Me encanta como narras el comienzo
Claudina Reyes
HERMOSO
Luis Chairiel Reyes
hermoso
GENESIS YEPES
intrigante, emocionantes, fuerza, poder, amor retorcido, en definitiva es una historia encantadora.
Mirta Vega
hola autora empezando a leer tu historia ,primer capítulo interesante gracias por tu imaginación
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