Tu Maltrato Mato El Amor

Presente

Los padres de Germán, empezaban a preocuparse por su hijo y su matrimonio, veían a Jimena cada vez más segura de querer divorciarse, aunque Germán se negara, llegaría el momento donde no le quedaría de otra que aceptar.

Ellos aún no sabían al extremo en que había llegado, Jimena, con el propósito de que aceptara por fin darle la libertad y la paz que ella deseaba.

_Jimena._

Grito Germán furioso, llamando la atención de todos, que salieron donde Germán estaba.

_¿Qué pasa hijo? Por qué los gritos._

Carmen salió de su habitación, al oír su hijo gritar como loco.

_Jimena se atreve a amenazarme, ¿dónde está?_

_En su habitación, no cometas una locura._

Ya no había marcha atrás, Jimena estaba usando la opción de amenazar con publicar al mundo entero los golpes que recibía de su esposo, los maltratos verbales y las infidelidades, con tal de obtener el divorcio y ser libre, había vivido 13 años de una vida de terror, intentando ser la mejor madre y esposa y para ninguno era suficiente.

Lo seguía amando, aunque no igual que antes, aun con sus maltratos, sus infidelidades, seguía amando el hombre que solo fue una sombra, pero se resignó, 13 años y no logro no siquiera obtener un te amo de él como los que le decía cuando su relación empezó, sin estar ebrio, sin ser golpeada primero, sus lágrimas seguían bajando por sus mejillas, metiendo en su maleta su ropa, ella sabía bien que jamás le dejarían sacar nada más que eso, pero no importaba, le era más valiosa su libertad.

_Eres una._

Sus palabras se detuvieron al ver que estaba la amiga de Jimena.

_¿Qué hace esta mujer aquí?_

_Vine por Jimena y a traer esta demanda, lea y Jimena lo estará esperando en firma a primera hora._

_Salga de la habitación, quiero hablar con mi esposa._

Jimena le dio una mirada de súplica a su amiga, temía que su esposo las golpeará a ambas.

_Bien, pero no se atreva a tocarla o no solo será un hombre divorciado, también irá a la cárcel._

Valeria salió, dejando a Jimena con el corazón en la mano, estaba tan asustada, ya su cara no quería más golpes, su corazón no necesitaba una palabra más hiriente, que logrará sentirse mal, sin sentido de seguir en su decisión.

Germán se acercó a ella e inconscientemente su cuerpo retrocedió, su esposo no se acercaba a ella sin estar ebrio, solo cuando la maltrataba, física o verbal, por escuchar solo la verdad.

_Jimena._

Hablo Germán, en tono suave, tocando sus manos, logrando activar esa corriente eléctrica en ella.

_Mi amor, piensa bien lo que haces, te lo juro, que voy a cambiar, por favor no me dejes._

Sus palabras sonaban tan sinceras, tan necesitadas, que el corazón de Jimena latía de emoción, de felicidad, pero ¿Acaso era verdad? Eso era lo que él siempre decía y nunca cumplía.

_Siempre dices eso y nunca lo cumples._

En tono suave, con miedo, hablo ella, obteniendo una mirada molesta de su esposo, soltando sus manos con rudeza.

_Has lo que te dé la gana, pero de aquí solo sacas esa maleta, de resto no esperes que te dé algo más._

_Mi libertad y mi paz, es suficiente._

Germán se quedó viéndola y salió de la habitación, camino por los pasillos, ignoro las palabras de su madre, solo necesitaba ir a un bar y sacar lo que estaba sintiendo, odio, arrepentimiento, dolor, molestia, solo él sabía lo que sentía, podría ser arrepentimiento, de haber sido un mal hombre, el peor esposo, culpar a un inocente mujer de sus sentimientos, cuando sabía quienes eran los culpables de tratarla así.

Jimena lloraba en los brazos de su amiga, estaba tan necesitada de amor, de compresión, había pasado muchos años bajo un techo, donde vigilaban cada paso, donde tuvo que hacer a un lado a sus padres, a su amiga y ver crecer a su hijo de lejos, era tan doloroso, que sentir que estaba a punto de ser libre, era algo que ni ella lo creía.

_Tranquila Jimena, todo va a estar bien, estaré contigo siempre._

Valeria acaricia su espalda, dándole ánimo, seguridad de poder sacar lo que sentía, estaba tan humillada, tan dolida, de haber dado todo de ella y que solo recibió golpes, quejas y humillación, en esos momentos no podía pensar en lo mucho que valía, su mente solo recordaba palabras que la hacían sentir una buena para nada.

Desde ese momento, solo deseaba poder demostrar a todos, que ella sí merecía una oportunidad de ser feliz, pero sola, no volvería abrir su corazón a alguien más, estaba llena de miedo, en cada hombre, solo podía ver mentira y engaño.