Matrimonio de conveniencia: Engañarme durante tres meses
Aitana Reyes creyó que el amor de su vida sería su refugio, pero terminó siendo su tormenta. Casada con Ezra Montiel, un empresario millonario y emocionalmente ausente, su matrimonio no fue más que un contrato frío, sellado por intereses familiares y promesas rotas. Durante tres largos meses, Aitana vivió entre desprecios, infidelidades y silencios que gritaban más que cualquier palabra.
Ahora, el juego ha cambiado. Aitana no está dispuesta a seguir siendo la víctima. Con un vestido rojo, una mirada desafiante y una nueva fuerza en el corazón, se enfrenta a su esposo, a su amante, y a todo aquel que se atreva a subestimarla. Entre la humillación, el deseo, la venganza y un pasado que regresa con nombre propio —Elías—, comienza una guerra emocional donde cada movimiento puede destruir... o liberar.
NovelToon tiene autorización de Santiago López P para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 7 - Parte 2: Sumisión fingida, furia contenida
Capítulo 7 - Parte 2: Sumisión fingida, furia contenida
El aire en la habitación se volvió irrespirable.
Ezra tenía el cuerpo de Aitana atrapado entre sus brazos y su peso sobre ella era una prisión. Una jaula humana de deseo retorcido y orgullo herido.
Aitana jadeaba, no de placer, sino de rabia.
—¿No es que no te hago sentir nada? —susurró él, dejando que su lengua descendiera por la línea que dividía sus pechos.
Su piel se erizó.
Su cuerpo, traidor, respondió al contacto.
Sus pezones se endurecieron y Ezra lo notó, claro que lo notó.
Sonrió con arrogancia.
—¿Ves? —se burló— Lo que dices y lo que sientes no coinciden.
—¡Vete al infierno! —escupió ella, con los ojos encendidos.
—¡Nos vamos a ir los dos, querida esposa! —gruñó él contra su piel, y volvió a lamerla, esta vez con más lentitud, con más perversión.
Aitana se debatía por dentro. No podía negar lo que su cuerpo sentía, pero tampoco podía perdonarse que aún la tocara así... después de todo. Después de sus infidelidades. Después de sus humillaciones.
Era su esposo, sí.
Pero también era su castigo.
Y entonces él le susurró al oído con voz baja, casi suplicante:
—Déjate llevar...
Y por un instante, ella cerró los ojos.
Ese instante fue clave.
Porque al cerrarlos, se permitió imaginar que no era Ezra quien la tocaba.
Que era un recuerdo, una fantasía, una revancha.
—Tienes razón —dijo ella, cambiando el tono, suave, provocante.
Ezra arqueó una ceja.
Había un cambio en su voz.
—Para ser sincero... ocultas mucho —murmuró él, besando su cuello con lentitud, como si celebrara su aparente rendición.
—Sigue así... —jadeó ella.
Sus palabras eran gasolina en la hoguera del ego masculino de Ezra.
Él se dejó llevar por esa falsa entrega, deslizando una mano entre sus piernas mientras volvía a besarla con fiereza.
—Te voy a compensar mis años de ausencia —murmuró él, justo antes de intentar abrirle las piernas.
Pero ahí fue cuando todo cambió.
Aitana alzó una rodilla con fuerza.
Directo a su entrepierna.
Con toda la rabia contenida.
Con todo el desprecio acumulado.
Y el grito de Ezra fue casi animal.
Se encogió de inmediato, rodando sobre la cama, con ambas manos en su ingle.
El dolor era intenso.
La humillación, aún más.
—¡Estás mal de la cabeza! —rugió él, con la voz alterada— ¡Me dejaste sin hijos!
—¡Te estoy haciendo un favor! —respondió ella, poniéndose de pie y sujetándose la bata.
Corrió al baño sin darle tiempo a reaccionar. Cerró la puerta con seguro y se dejó caer frente al espejo, jadeando.
El corazón le latía con furia.
Se miró.
Tenía los labios hinchados.
La piel roja.
Los ojos brillantes.
El cuerpo todavía ardía de adrenalina.
Pero no.
No era deseo.
Era rabia disfrazada.
—Te vas a arrepentir, Valentina —gruñó Ezra tras la puerta.
Ella sonrió sola, mirando su reflejo.
—Tú te lo pierdes —susurró con ironía.
Se vistió con manos temblorosas, pero con el orgullo intacto.
Y cuando él se fue, dando un portazo de rabia, ella salió del baño...
Y se rió.
A carcajadas.
Por primera vez, sentía que había ganado algo en esa relación.