Hijo De La Luna, Hechizado

Max se sentía un poco triste del rechazó de Raven, pero su lobo estaba irritado e inquieto, quería predominar sobre la mente racional, pero Max lo detuvo.

-Si seguimos presionando, ella podría rechazar nuestro avance, ¿quieres ser abandonado?

El lobo interior gruñó, pero ya no continuó instando y se aquietó a regañadientes. Entonces escuchó una risa desde el techo. Sabía que se trataba de ese mocoso, y se sintió irritado al instante.

-¿quieres que continuemos el entrenamiento?

Russel detuvo la risa.

-Otro día, ahora necesito ir a trabajar. Hasta luego.

El chico saltó del otro lado, y escapó en cuanto llegó a la primera planta. Ni loco se quedaría para que lo usaran como trapeador. Aunque no pudo evitar burlarse al ver la cara desagradable del hombre al ser echado a la calle como un perro. De todas maneras ya sabía cómo canalizar esa energía para agilizar sus sentidos, lo que no contó es que su lobo interior, ese ser al que no le había prestado atención se despertara un poco más violento que el del lobo macho normal.

***

Raven se sintió mal en cuanto cerró la puerta y dejó afuera al hombre, pero había sido muy paciente con su intromisión, con sus celos y su imponencia en su vida diaria. Él era servicial, un experto seductor y muy persuasivo en la cama, además de ser tan tierno. Pero cuando se ponía en plan cavernícola, a veces se sentía abrumada.

Y desde ayer, había estado merodeándola inquieto, y ahora hasta la mordía como un perro, simplemente no pudo evitar enojarse. Aun así, esos ojos angustiados por su decisión, casi la hicieron flaquear. Sacudió la cabeza. No, Max debería aprender a respetar límites si quería dormir dentro de su casa.

De pronto sintió un dolor agudo en su vientre y supo que la tía abuela estaba de visita. Tal vez por eso se sentía irritable con las acciones de Max, en cuyo caso, no cedería. Pronto fue al baño a ponerse una toalla sanitaria y tomarse un analgésico, además de recostarse un rato antes de continuar practicando la acumulación de la magia en su corazón.

Creyó que el libro no tendría manera de señalar a los hechiceros, pero se equivocó. El libro, como una enciclopedia o como el internet, no importara lo que se le preguntara, al abrirlo se vería la respuesta a la búsqueda. En el libro pudo saber que podía crear una pequeña cúpula de energía para asimilar el maná de la naturaleza, ya que había estado intentando por muchas horas y no había logrado nada. Al parecer, en la ciudad, el maná era muy escaso.

Luego de hacer esa cúpula con algunos cuarzos, logró al fin acumular la magia y pudo sentir cómo penetraba en cada poro de su cuerpo, era como una corriente fría, pero no la hacía temblar, sino sentir serenidad, dejando de lado todos los ruidos y olores, esa corriente recorrió cada célula de su cuerpo, sintiendo cómo fluía como sangre hasta su corazón. Podía jurar que vio a su corazón contrayéndose y expandiéndose en cada latido; y ese afluente frío, con un color verdoso se adentraba en las válvulas, arremolinándose hasta estallar en chispas y un círculo mágico giraba alrededor del corazón, dejándola muda.

Entonces, cuando imaginó el fuego salir de su mano, esta vez sí salió, dejándola asombrada. Esto era una locura, pero se sentía feliz.

Raven se levantó de la cama, sacudiéndose los recuerdos y se dirigió al baño a tomarse una ducha tibia. Hoy cenaría temprano al igual que dormir.

Pensando en la cena, no sabría si debería dejar entrar a Max y luego volverlo a sacar o dejarle la comida afuera, porque estaba segura que una vez que él entrara, no habría manera de sacarlo y tampoco ella tendría el sentimiento de hacerle eso una segunda vez.

***

Max se quedó en el techo del lugar, observando las luces de la ciudad, iluminando cada rincón; desde las casas, hasta las carreteras. En su imperio, a pesar de haber piedras que iluminaban el lugar, no había la tal electricidad para poder iluminar todo el imperio. Aunque con el sentido de la vista que tenían, no era tan necesario, pero para las personas que no eran de la raza de los lobos, sería muy beneficioso.

Mientras se perdía en sus pensamientos, pronto escuchó y sintió el aroma de Raven. Se apresuró en asomarse, solo para ver un platón con comida y ni rastro de ella. No pudo evitar sentirse abatido y se recriminó por ser demandante. A duras penas pudo paladear el aroma especial de ella. Se bajó del techo y observó la comida. Estaba caliente y era abundante, dejándolo conmovido. Sabía que ella nos ería demasiado dura, pero no se apresuró en adentrarse a la casa sin permiso aunque tuviera una manera, porque no quería que ella se resistiera ni se resintiera. Ella era una mujer de decisiones propias y no sería fácilmente llevado por él, y por ello mismo es que le gustaba mucho.

Comió rápidamente y volvió a subir al techo para evitar sentir su aroma y volverse loco. Acostado en el techo, se preguntó cómo estaba su familia luego de saber de su desaparición. Aunque no sufrió, no podía enviar ninguna clase de mensaje, lo que los pondría ansiosos. Solo esperaba que ya pudiera llegar a su mundo, mientras más pasaba el tiempo, más temía que los humanos hicieran alguna clase de movimiento sobre su imperio y los tomaran por sorpresa.

Max no durmió en toda la noche, extrañando el calor y aroma de su Raven. Se sentía irritado pero no pudo hacer nada o sería de nuevo echado del lado de ella. Un poco desanimado bajó del techo, y cuando vio la puerta que no estaba cerrada, se pudo en máxima alerta.

Puso sus sentidos al máximo y al olfatear en el aire, pudo sentir el aroma a sangre y sintió su corazón desplomarse en sus pies. No podría pasarle nada a Raven, no durmió ¡cómo pudo alguien pasar a través de su vigilancia!

Entró a tropel, enfurecido, asustado de que algo le hubiese pasado a Raven y siguió el aroma a sangre hasta el baño. Abrió de una patada, solo para ver a una Raven duchándose.