Aksel Klutzberg no es el típico alfa de cuento. Es delgado, su forma de lobo es más pequeña que la de cualquier otro líder, y su vida está lejos del lujo o la admiración. Se convirtió en alfa siendo apenas un adolescente, cuando sus padres lo abandonaron para ir en busca de sus mates, dejándole solo una nota y una manada al borde del colapso.
Hoy, Aksel vive en la casa principal de la manada, pero prefiere usar los pocos recursos que le quedan para reparar los hogares de los demás, pagar estudios, cubrir gastos médicos y mantener unida a su gente antes que comprarse un par de pantalones nuevos. Trabaja en la única ferretería que lograron salvar, sobrevive a base de esfuerzo y sarcasmo, y no ha tenido tiempo —ni espacio— para enamorarse.
Lo último que espera es encontrar a su mate. No está listo para el amor, ni para compartir una vida que a duras penas sostiene.
Pero el destino no espera a que estés preparado.
Y Aksel está a punto de enredarse más de lo que nunca imaginó.
NovelToon tiene autorización de IdyHistorias para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Nuestro primer enredo
Ella me mira de una forma que no logro descifrar. No sé qué está pensando, aunque River está desesperado por leer su mente y hablarle. Pero sabe que podría asustarla, así que se contiene. Su silencio me está matando.
—Sabes... ya nadie usa el término cortejar —me dice con suavidad—. ¿Por qué pediste permiso, si soy mayor de edad y no necesito que nadie me autorice para estar con quien me gusta?
River está aullando de alegría. Cree que ha dicho que le gusto. ¿Pero de verdad quiso decir eso? ¿Es posible?
—Porque tú significas mucho para mí —respondo, con el corazón latiendo en la garganta—. Y realmente no quiero tener problemas con tu hermano. No quiero que piense que soy un oportunista que solo está detrás de tu dinero. Lo respeto mucho y sé que él solo quiere lo mejor para ti.
Ella sonríe con ternura y se acerca más. Siento su calor, su perfume. Me dan ganas de abrazarla, de besarla, pero no estoy seguro de si ella también quiere eso... o si solo me ve como un amigo.
—Aksel —dice, tomándome de las manos—, tú no tienes nada que demostrar. Sé que no eres rico y eso. Pero eso no me importa. Eres bueno, trabajador, honesto... y te amo. Te amo por todo lo que eres, no por lo que tienes.
Me congelo. River brinca de emoción. Ella... ¿ella me ama?
—¿Entiendes que no solo me gustas? —susurra, acercándose más. Solo puedo asentir, en completo silencio.
—Eres muy lindo —añade, y sé que mi cara debe ser un poema, porque se ríe bajito—. Desde que te conocí ese día en la ferretería, solo pienso en hacer esto.
Tira suavemente de mi chaqueta y me besa. Me deja sin aliento. Es el segundo beso que me da, pero el primero que le devuelvo. El de antes pensé que era un gesto amable, algo para animarme. Pero este... este es real. Es amor. Todos me lo dijeron: Liam, Mattheo, incluso Josh. Era evidente lo que sentíamos el uno por el otro. Pero yo era tan ciego, tan inseguro... hasta ahora.
Le devuelvo el beso con pasión. Le susurro que también la amo, que es lo mejor que me ha pasado, que es la mujer de mi vida. Ella se ríe y me besa de nuevo. Y yo... yo me siento el hombre más feliz del mundo.
Entonces, ella se separa un poco.
—Aksel, tengo que decirte algo. Ayer escuché parte de tu conversación con Josh. Sé lo que te contó... sobre mí, hace dos años.
Trago saliva, esperando que se explique, pero no lo hace.
—Solo quería darte las gracias —dice—. Gracias por defenderme, por no pensar que estoy rota, por no juzgarme. Lo que pasó... te lo contaré, pero no hoy. Hoy es un buen día. Es nuestro primer beso, nuestro primer día de novios, y no quiero arruinarlo.
¿Novios? Siento que me tiemblan las piernas. ¿Somos novios? ¿Zafiro está realmente conmigo?
River está en modo fiesta total. Yo apenas puedo procesarlo. Ella quiere estar conmigo.
—Zafiro... no tienes idea de lo que significas para mí.
Ella me acaricia la mejilla y me sonríe.
Seguimos caminando por el parque, tomados de la mano. A veces me abraza, a veces me besa, y yo simplemente floto. Me encanta estar con ella. Es dulce, hermosa, divertida... es todo.
Ya casi oscurece, y tenemos que regresar al pueblo. La llevo de vuelta en el coche de Liam. Zafiro canta lo que suena en la radio, con esa voz suya, alegre y melodiosa. Me contagia su buen humor, y hasta me animo a cantar con ella.
—¿Qué pasó realmente con Zombie? —pregunta de pronto, seria.
Me quedo callado, un poco avergonzado por haber dejado a mi vieja camioneta en casa. Ella lo nota.
—Vamos, Aksel. ¿No me digas que te avergüenza tu camioneta? A mí me encanta. Es una Chevy del 55, verde olivo, con la pintura algo gastada, pero es una joya. Tiene personalidad, carácter. No como estos coches modernos, todos iguales y aburridos.
Me sorprende que sepa tanto sobre autos clásicos. ¿De dónde habrá sacado ese conocimiento?
—¿De verdad te gusta mi camioneta? —pregunto, sin poder ocultar mi sorpresa.
—¡Claro que sí! Es más, deberíamos dar una vuelta en ella algún día. Sería una aventura. Imagina que se nos queda varada en medio de la nada y tenemos que arreglarla nosotros. O que nos persigue la policía y escapamos por caminos rurales. O que nos perdemos, y tenemos que pasar la noche en el asiento trasero...
Se ríe, y yo también. Me encanta cómo imagina todo. Me hace sentir vivo.
—Está bien. Te prometo que te llevaré a dar una vuelta en Zombie. Pero si no arranca, tendrás que ayudarme a empujarla —le digo en broma.
Ella se inclina y me da un beso rápido en la mejilla.
—Es la primera vez que me siento así —me susurra—. Contigo me siento segura, feliz... como si estuviera exactamente donde tengo que estar.
Nos besamos otra vez, un beso corto pero lleno de emoción. Seguimos nuestro camino hasta llegar a su casa, justo antes de la medianoche.
—Justo a tiempo, antes de que Josh salga y me convierta en calabaza —bromeo.
Me bajo del coche y le abro la puerta. Ella me mira divertida.
—Qué caballero eres, Aksel. Pareces un príncipe.
—¿Y si fuera un sapo, me querrías? —le pregunto, medio en broma, medio en serio.
—Claro que sí. Serías el sapo más lindo del mundo. Y para estar a tu lado, yo me convertiría en sapa. Así podríamos estar juntos para siempre —responde, abrazándome.
Me río de su ocurrencia y la envuelvo con los brazos. En mi cabeza, River está más feliz que nunca. Nuestra mate nos ama.
Zafiro entra a su casa riendo, pero antes de cerrar la puerta se asoma y me dice:
—Aunque más que un sapo, tú eres como un golden retriever… por lo adorable que eres.
River queda indignado por la comparación. Yo también me quedo sin palabras.
—Pero por cómo me miras, diría que eres un lobo feroz —añade, coqueta.
Me quedo helado. ¿Cómo lo sabe? ¿Nos ha olido? ¿Escuchado? ¿O solo está bromeando?
Ella me guiña un ojo. Solo está jugando. No tiene idea. Me relajo y le sigo el juego.
—Tal vez tengas razón —le digo—. Tal vez sea un lobo... pero nunca podría ser feroz contigo. Aunque tal vez quiera morderte un poquito.
Ella se ríe, se sonroja, se acerca y me da un beso suave en los labios antes de entrar.
—Te quiero, Aksel. Nos vemos mañana.
—Yo también te quiero, Zafiro. Hasta mañana.
me encantó la personalidad de este alfa