Max es un hombre lobo de ojos azules que quita el aliento. Tiene un cuerpo musculoso y una estatura imponente. Es el futuro alfa de la manada "SilverClaw", pero no se siente digno de ese título. Su padre, un líder cruel y tirano, que lo humilló y maltrató desde pequeño. Todos lo ven como un hombre lobo débil, cobarde y sumiso. No tiene confianza en sí mismo, ni en su capacidad para gobernar, proteger o amar. Es el rey de la nada, y todos lo desprecian. Su lobo se llama Logan, es un lobo gris con reflejos azules. Él y Max nunca estuvieron de acuerdo con la forma en que su padre dirigió la manada. Ellos son protectores y fuertes, pero su padre les hizo daño a ellos, a su gente, llenándolos de inseguridades. Logan sueña con encontrar a su compañera, pero Max tiene miedo de que lo rechace, como lo hace su manada.
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Club Inferno(Gloomy)
Me llaman Gloomy.
Ese es el nombre que me pusieron mis amos. No sé si alguna vez tuve otro. No recuerdo. No tengo recuerdos de antes. A veces ni siquiera sé si lo que veo ahora es real o un sueño que no se acaba. Lo único que sé... es que siempre estoy en algún lugar oscuro, frío, solo. Y que duele.
Mi primer recuerdo claro es en una celda del alfa Hunter. Estaba encadenado, desnudo, cubierto de sangre seca y barro. Mis manos eran más grandes entonces. Más fuertes, creo. Ahora son huesos delgados con piel encima. En ese tiempo todavía me defendía. Todavía intentaba entender.
Hunter decía que lo hacía por venganza. Nunca entendí qué hice. Ni si lo hice. Me golpeaba con las manos, con los pies, con cualquier cosa. Pero no era solo él. Sus lobos también. Me sacaban algunas veces de la celda, me daban un poco de agua... luego me hacían correr. Me daban caza como si fuera un animal. Ellos iban en forma de lobo. Me alcanzaban, me mordían, me tumbaban. Me orinaban encima. Me pisaban la espalda, el cuello. Yo al principio golpeaba, arañaba, gritaba.
Una vez, creo que desobedecí. Me defendí, supongo. No recuerdo bien, pero desperté sin poder moverme. Solo veía manchas. Mi cabeza dolía tanto que sentía que se partía. Desde ahí, los días empezaron a mezclarse. Hoy, ayer, hace un año... todo se ve igual. Todo huele igual. Todo duele igual.
Me pasaron de manada en manada. De celda en celda. Cada alfa peor que el anterior. Algunas eran lobas. Creí que tal vez ellas serían distintas. No lo eran. Me tiraban agua helada para que despertara. Me gritaban. Me usaban. Me humillaban. Una vez me metieron en una jaula con otros omegas para que nos peleáramos por comida. Yo no quería, pero si no peleaba, me golpeaban más.
Nunca sentí a mi lobo. Tal vez nunca lo tuve. Tal vez está escondido. Tal vez me odia tanto que me dejó solo. Me miraba las manos seguido. Antes eran distintas. Ahora son frías, huesudas, llenas de marcas. Mi cabello me llegaba a los hombros. No me gustaba. Me lo jalaban para arrastrarme por el suelo.
En el Club Inferno me lo cortaron. Ahora me arrastran de la cadena del collar. Es distinto. Pero no sé si es mejor. O peor. O lo mismo. En las manadas tenía una celda. Aquí tengo una celda también. Allá me golpeaban por ser inútil. Aquí me golpean por no llorar. ¿Cuál es la diferencia?
Allá solo salía para ser cazado o torturado. Aquí me sacan todos los días. Me visten, me rocían cosas, me atan, me dejan en un rincón. No puedo tocar los cojines, están prohibidos. No puedo hablar. No puedo llorar. Si lloro, me pegan. Si me muevo, me pegan. Si los miro, me pegan. A veces, si no hago nada... igual me pegan.
Todos los días son iguales. Me despiertan con un balde de agua helada. Tiemblo. Grito. Me sacan arrastrado de la celda. Afuera hay otros esclavos. Limpiamos pisos, baños, mesas. Todo lo que los humanos ensucian. Nos gritan. Nos pegan. Si no hacemos bien las cosas, nos golpean más.
Aquí hay otros como yo. Algunos lloran mucho. Otros están en silencio todo el tiempo. Hay criaturas distintas. Hadas, duendes, vampiros, dicen. Algunos cocinan, limpian, sirven. No los golpean tanto. Creo que los necesitan para otras cosas. No sé. Tal vez son menos inútiles.
Solo conozco dos tipos de personas: los que golpean, y los que son golpeados. Me pregunto si hay otro tipo. A veces veía lobos en las manadas... lobos felices. Se reían, se abrazaban, caminaban juntos. Pero cuando me miraban, se burlaban. O me escupían. O me hacían caer. ¿Será que yo no merezco eso? Tal vez hay algo roto en mí. Algo que falta.
Hoy pasó algo raro. Trajeron una criatura nueva. Una pequeña. La pusieron en un tanque enorme con agua. Es hermosa, pero se ve frágil. Me acerqué un poco. Solo un paso. Un hada sin un ala me habló bajito. Dijo que es una sirena. Que mañana será el espectáculo. Cuando alguien participa en el espectáculo... ya no lo volvemos a ver.
Me quedé mirándola. Se veía... tranquila. Casi feliz. No entiendo por qué. ¿No sabe dónde está? ¿No tiene miedo? Pensé que tal vez... tal vez ella se puede salvar.
Y entonces lo dije en voz baja, casi sin pensarlo:
—¿Y si esta vez es diferente?
Me arrepentí al instante. Me regañé a mí mismo.
—No seas tonto, Gloomy. No pienses esas cosas. Aquí nadie se salva. Aquí nadie escapa.
Un humano me vio. Me jaló la cadena. Me arrastró como siempre. Pero no me pegó. Me dijo que siguiera limpiando. Quizás estaba de buen humor. Quizás me pegue más tarde. No importa. Nunca importa.
Nos llevan a nuestros lugares. A mí me toca un rincón con cojines grandes. No puedo tocarlos. Está lleno de látigos, cosas raras que no sé cómo se llaman. Algunas me las han metido. Otras las usan para amarrarme. Hay una que quema cuando me toca. Me deja marcas que se curan rápido. Eso les gusta. Les divierte.
Me cambian el pantalón por uno con cosas de metal. No es plata, pero duele. Me preparan, rocían el aire con algo que me duele. Me hace sentir cosas que no quiero. Hace que mi cuerpo quiera que me toquen. Pero no me gusta. Lo odio. Lloro por dentro. Si lloro en voz alta, me golpean.
Cuando el club cierra, me arrastran a mi celda. Me estoy curando. Menos una herida nueva en el muslo. Otra cicatriz. Una humana ganó un juego y le dieron una daga de plata. Dijo que me elegiría a mí porque no lloré.
Hoy me vuelven a despertar con agua helada. Es el día del espectáculo de la sirena. Vienen humanos importantes. Y también criaturas poderosas.
A veces quiero terminar con todo. Pero tengo miedo. Soy un cobarde. Prefiero vivir con dolor que morir. Y me odio por eso.
TENDRIA QUE TENER EL MISMO NOMBRE VOLÚMEN 2