Me Enamoré De Tu Amor

-Celeste, sabes que te amamos pero estamos en una situación delicada la cual no entendemos y tu deberás explicarnos porque antes de que te fueras a Celstya todo iba muy bien y había paz entre las naciones- paz? Que estaba tratando de decirme?, si no teníamos disgusto con nadie y dudaba que Rhett les hubiera comentado de su discusión con Aiden.

-Si no tenemos problemas con ninguna nación, ni siquiera con la del príncipe Aiden que fue muy amable con ustedes aunque lo despreciaron para concederle mi mano - la discusión ya estaba en tonos altos y tras entrar a mi habitación mi madre me sentó en la cama y se acomodo el vestido carmesí para arrodillarse frente a mi.

-Despues de que regreso el príncipe Rhett y nos comentó de la posesión ilegal de Brust que tenía el príncipe Aiden nos alteramos pero queríamos que estuvieras tranquila. El príncipe Rhett nos mostró su verdadera cara y amenazó con calcinar la nación si no impediamos tu boda con el príncipe Aiden y te convertias en su esposa. Si no nos hubiera comentado esa táctica créeme que con gusto le habríamos dado la bendición al príncipe Aiden pero nos demostró su poder y acabo con la gente del barrio bajo sin que pudiéramos oponernos. -Asi que ya había empezado la guerra y no se limito a palabras si no que ya había derramado sangre inocente con tal de que me doblegue ante su yugo pero lo que no sabía es que mi alianza con el príncipe Aiden iba a ser su destrucción.

Tenía una idea para que mi boda con Rhett no se llevará a cabo como el la tenía planeada pero requería el silencio de mis padres y total confianza de mis doncellas, los caballeros y guardias tendrian sus indicaciones pero a su debido tiempo, mientras le haría creer a Rhett que su amenazaba había funcionado y los preparativos de la boda darían comienzo y nada elevaba más el ego de un hombre que pensar que ganó.

Las cartas con Aiden debían ser sutiles, pero claras y se enviaban otras a las demás naciones invitándoles a la boda con el fin de convencerlos para derrotar a Rhett fuera cuál fuera su plan y más si usaba magia brusca la cual nadie usaba debido a que no era requerida y mucho menos beneficiosa.

-Estamos de acuerdo contigo cariño pero llegado el momento me preocupa que te lastime. La nación puede volver a surgir pero tú eres todo lo que tenemos,nuestro mayor tesoro. -Era entendible la preocupación de mi madre pero no iba a renunciar porque sabía que así salvaría más que solo a mi nación.

-Si mamá, con la ayuda del príncipe Aiden no tienes nada de que temer y papá, se que no confías en él pero si realmente tuviera en Brust su nación nadaria en oro y diamantes, y los aldeanos vestiría sedas y tul, no habría diferencia entre realeza y pueblo pero no es así, es como nuestra nación pero con la diferencia de que haya nadie pasa hambre y todos tienen un techo. -aun no se convencían pero tenían más miedo a lo que Rhett estuviera dispuesto a hacer.

La madre de Rhett había pedido permiso para quedarse y ayudar con los preparativos pero su hijo seguía actuando. Todo debía tener girasoles, incluso el vestido de novia debía llevarlos y no había una sola cosa que no tuviera uno plasmado.

Quería probar mi paciencia y mis límites pero tenía las hermosas flores que Aiden me había regalado y seguía enviándolas, su cortejo no se había detenido y no se detendría porque nos queríamos como solo los cisnes lo hacen.

-Reina Ayira, le agradezco su ayuda con los preparativos y lamento que le haya tenido que dejar sus compromisos al príncipe Rhett pero como futuro sucesor creo que ya debería irse acostumbrando a ellos, no es cierto?- A la reina le encantaba que uno elogiara a su hijo

-Si mi niña, es verdad pero pronto esas responsabilidades también serán tuyas y no espero menos de la única mujer a la que mi hijo ha amado así que después de la boda espero noticias de un heredero porque para eso estamos nosotras, para dar herederos y estar detrás de los pasos de su rey. -Nunca se había expresado de esta manera conmigo. Todos los rumores eran ciertos, ella solo defendía el poder de las reinas cuando estaba en el parlamento pero afuera era una oveja,una sombra siguiendo a "su hombre" el cual al ya no estar ahora seguía a su hijo, por fin comprendía la razón de sus robos y bajas de gente ya que Rhett les estaba quitando lo poco que ganaban y su madre se lo permitía.

-No tiene de que preocuparse reina Ayira, créame que voy a dar herederos hermosos, fuertes, valientes y dignos de subir al trono para llevar a su nación a ser más prospera de lo que es en este momento. -La reina sonreía pensando que tendría nietos pero mis hijos jamás llevarían la sangre ni el apellido de Rhett.

-Los girasoles son hermosos Celeste, creo que deberíamos enviarle algunos al príncipe Aiden, que vea que el cortejo del príncipe Rhett siempre va a ser superior - Entendí perfectamente la idea de mi madre y me dispuse a llevarlo a cabo. El hechizo era simple, aquel girasol transmitiría mi mensaje y nadie se podía enterar ya que solo hablaría cuando el príncipe Aiden lo tuviera en sus manos.

Sería una semana amarilla pero podía soportarlo, ni la reina Ayira ni Rhett iban a ver arrastrarme a sus pies así fueran la última nación sobre la tierra porque las piezas iban encajando el único bueno era el difunto rey Oliver ya que tanto su esposa como su hijo solo querían poder sin pensar que el pueblo era quienes se los daba.