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Salvando Otro Mundo Sin Ser Un Heroe

Salvando Otro Mundo Sin Ser Un Heroe

Status: En proceso
Genre:Reencarnación / Fantasía épica / Héroes / Salvando al mundo / Mundo mágico / Espadas y magia
Popularitas:644
Nilai: 5
nombre de autor: YRON HNR

Ayanos jamas aspiro a ser un heroe.
trasportado por error a un mundo donde la hechicería y la fantasía son moneda corriente, solo quiere tener una vivir plena y a su propio ritmo. Con la bendición de Fildi, la diosa de paso, aprovechara para embarcarse en las aventuras, con las que todo fan del isekai sueña.

Pero la oscuridad no descansa.
Cuando el Rey Oscuro despierta y los "heroes" invocados para salvar ese mundo resultan mas problemáticos que utiles, Ayanos se enfrenta a una crucial decicion: intervenir o ver a su nuevo hogar caer junto a sus deseos de una vida plena y satisfactoria. Sin fama, ni profecías se alza como la unica esperanza.

porque a veces, solo quien no busca ser un heroe...termina siendolo.

NovelToon tiene autorización de YRON HNR para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAP 11

EL LADO B DE LA HISTORIA 2DA PARTE

Al frente, el horizonte se teñía de un naranja vibrante, mientras a sus espaldas las sombras se volvían cada vez más largas. La tensión viciaba el aire, y la adrenalina tomaba la forma de cinco figuras cansadas y algo golpeadas, pero que se mantenían firmes ante un oponente formidable.

Eran los héroes, quienes se enfrentaban a un ser extraño y amenazante: un monstruo humanoide de piel totalmente blanca, con una cabeza que parecía un hongo, robusto y de un tamaño imponente de cuatro o cinco metros. Lo llamaban "gigante".

Darwin, quien lideraba al grupo, se lanzó de frente contra el gigante, blandiendo una espada larga. Su armadura plateada y su túnica blanca parecían haber sobrevivido ya a mil batallas. Detrás de él, Richard, el arquero, tensaba su arco, preparando una flecha que se iluminaba, envuelta en maná.

En el mismo instante en que Darwin ejecutaba un tajo dirigido a las costillas del gigante, Richard liberaba la flecha, apuntando a la cabeza del monstruo.

El impacto resonó con un sonido seco, como si los ataques hubieran chocado contra concreto reforzado, y no contra carne. Entre el polvo levantado por la embestida, un brazo musculoso y blanco se balanceó, golpeando de lleno el costado de Darwin. El espadachín salió volando como una muñeca de trapo, su silueta casi desapareciendo hasta estrellarse brutalmente contra un árbol, que crujió bajo el impacto.

En un parpadeo, una roca desprendida del suelo apareció sobre Richard, descendiendo como una sentencia. Incapaz de reaccionar, el arquero apenas pudo pensar, aterrado: "¿En qué momento...?" El miedo se reflejaba claramente en su rostro.

De repente, una voz femenina proclamó con fuerza:

—¡REN-BAR!

Un escudo verde surgió en el aire, envolviendo a Richard justo a tiempo y deteniendo en seco la roca, que se quebró en mil pedazos al contacto.

Y sin titubear, la misma voz y con la misma energía gritó:

—¡RESILEN!

Un aura verde envolvió al espadachín, que seguía casi incrustado contra el árbol. Sus heridas comenzaron a curarse rápidamente, y poco a poco, Darwin logró reincorporarse. Levantó la vista, y allí la vio: Amelya, firme, su báculo clavado en la tierra frente a ella. Su rostro aún conservaba cierta inocencia, pero sus ojos, ahora, clamaban por la batalla. Era el soporte del equipo, y desempeñaba su papel con una convicción admirable.

Detrás de ella, los dos restantes salieron corriendo hacia el atacante. Estela y Gastón, como si lo hubieran ensayado mil veces, se coordinaron a la perfección. Gastón, el tanque del grupo, rugió con una furia que parecía rivalizar con la del propio gigante, y activó su habilidad de tanque: "Provocación". El monstruo desvió su atención hacia él, abriendo el espacio que Estela necesitaba.

Gastón recibió un golpe brutal, incluso más poderoso que el que había dejado maltrecho a Darwin, pero logró resistirlo. El impacto resonó como dos enormes martillos chocando.

Aprovechando la distracción, Estela se deslizó como una sombra hasta el punto ciego del monstruo. Susurrando apenas, dijo:

—Eres mío.

Un zarpazo certero de su cuchillo apuntó al cuello del gigante. Sin embargo, en ese instante, algo invisible se manifestó: una barrera translúcida envolvía al monstruo. Era una habilidad pasiva, común en criaturas de niveles superiores.

El gigante, con los ojos inyectados en ira y respirando hondo como quien se sumerge en una piscina de un salto, entrelazó sus enormes manos y, como si blandiera un mazo colosal, golpeó brutalmente a Gastón. A pesar de que este intentó cubrirse, el impacto fue demasiado: lo noqueó al instante, enterrándolo de cara contra el suelo.

Sin frenar su arrebato, el monstruo se giró hacia Estela. La mirada de la chica, atrapada por el pánico, se congeló en el tiempo: sabía que no podría esquivar el golpe.

Entonces, como un rayo, Darwin apareció.

Con un grito que desgarró el aire, se lanzó frente a ella, interponiendo su espada en un intento desesperado de protegerla. El impacto fue brutal. Un estruendo sordo retumbó, haciendo que ambos salieran disparados. Rodaron varios metros volviendose una masa de túnicas, sangre y polvo.

Durante un instante eterno, sólo quedó el eco del golpe.

Luego, un débil sonido: el jadeo ahogado de Darwin, todavía vivo, todavía de pie, aunque tambaleante como una oja a punto de caer por el viento.

Mientras tanto, Amelya, sin perder un segundo, volvió a activar su hechizo de curación, su báculo brillando con una luz cálida en medio del caos.

No muy lejos de allí, Richard temblaba, superado por la situación. Sentado en el suelo, sollozaba una y otra vez:

—No quiero morir... no quiero morir... no quiero morir...

Amelya lo observó con una mezcla de lástima y desprecio. Mientras todos daban su vida en la pelea, él sólo sabía temblar. No pudo evitar soltar una palabra, cargada de rabia contenida:

—Patético.

La actitud de la joven distaba mucho de su forma normal, tímida y despistada. Algo en ella había cambiado. Pero, gracias a ese cambio, los demás aún podían seguir luchando.

De pronto, su voz estalló en el campo de batalla, fuerte y decidida, más líder que el mismo Darwin:

—¡Mientras yo esté aquí, ustedes podrán seguir peleando!

Su grito atravesó el miedo, dándole nueva vida en sus compañeros.

Estela, Darwin y Gastón se pusieron en pie, revitalizados, preparados para seguir luchando. Amelya, decidida a llevar la pelea a otro nivel, movió su mano y desplegó una especie de pantalla brillante frente a ella: era su habilidad "LIVAIN OS", que le permitía controlar el maná de sus compañeros como si estuviera editando personajes en un juego. Durante unos minutos, podía aumentar sus estadísticas a voluntad.

Bañados por la mejora, sus compañeros comenzaron a brillar y arremetieron contra la bestia con renovada fuerza.

Gastón rugió, atrayendo la atención del gigante, y lanzándose contra él, lo sujetó por la cintura, inmovilizándolo. El monstruo forcejeaba, desesperado por librarse ante la amenaza inminente de los otros atacantes, pero Amelya no se lo permitió: extendió un escudo de energía para proteger a Gastón, quien, con un grito feroz, apretó aún más su agarre.

Estela, por su parte, activó un círculo mágico azul frente a ella y proclamó:

—¡NADOLl!

Un chorro de agua a alta presión salió disparado, impactando contra el escudo del gigante, quebrándolo en mil pedazos. Darwin, viendo la abertura, se lanzó a toda velocidad. Su espada, envuelta en un maná rojo que parecía arder como llamas, trazó un corte limpio a lo largo de la espalda de la criatura.

Un rugido ensordecedor llenó el campo de batalla, seguido de una lluvia de sangre caliente: el combate había terminado.

Luego del combate, sus cuerpos ya no daban más. Los héroes estaban prácticamente hechos polvo; la batalla había sido mucho más desafiante de lo que jamás imaginaron.

Pero ese cansancio no fue suficiente para detener a Darwin, quien, furioso, se encaminó hacia Richard. Sin mediar palabra, le propinó un puñetazo brutal que lo devolvió al suelo, justo donde había estado observando la pelea, temblando como un niño.

—¡Eres un inútil, maldito infeliz! —rugió Darwin, con el rostro desfigurado por la ira.

Estela intentó sujetarlo, tratando de contener su furia —una furia que, en el fondo, todos entendían y compartían—.

—¡Basta! —dijo ella, esforzándose por sonar firme—. No tiene caso seguir con esto...

Richard, en el suelo, limpiándose la sangre que le corría del labio, soltó un comentario sarcástico:

—Tranquilo, héroe... No golpees a uno de tus compañeros...

Eso sólo avivó más la rabia de Darwin, quien respondió, escupiendo veneno con cada palabra:

—¡Te debería matar! ¡Te sentaste a llorar mientras nosotros dábamos la vida!

Richard se levantó lentamente, escupiendo sangre a un lado. Lo miró con una sonrisa torcida y contestó:

—¿Ahora te haces el héroe? Tú, más que ninguno de nosotros, odias este mundo y a su gente. No seas hipócrita...

Darwin se quedó inmóvil por un instante. Luego, soltó una risa seca y amarga. Su expresión cambió de rabia a una serenidad aterradora.

—Sí. Detesto este mundo. Aborrezco a su gente. —Su voz sonaba ahora casi tranquila, como quien enuncia una verdad universal—. Pero si quiero hacer lo que se me plazca en este basurero, debo cumplir mi rol el tiempo que haga falta.

Detesto ayudar a otros si no me trae beneficio —añadió, y una sonrisa genuina, hasta encantadora, se dibujó en su rostro—. Así que... seré el héroe de este mundo.

La sonrisa se tornó de pronto perversa, casi inhumana. Sus ojos, ahora fríos como el acero, fulminaban a todos los presentes.

—Colabora. Y cuando este mundo sea mío, tendrás tu parte.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de todos. La verdadera naturaleza de Darwin, tan aterradora como convincente, quedaba expuesta ante ellos.

Richard soltó una carcajada áspera y respondió, inclinando su postura en una especie de reverencia burlona:

—Ja... De acuerdo, líder. De ahora en adelante... también seré un héroe.

Así, la ambición nacida del odio y la codicia más depravada se unieron bajo la fachada de una causa justa.

Estela suspiró de alivio ante la perturbadora reconciliación.

Gastón, como de costumbre, no mostró más que una expresión vacía, asintiendo en silencio.

Pero Amelya no podía ocultar su incomodidad: su rostro fatigado, igual que el de los demás, dejaba entrever un profundo disgusto por la moralidad de sus compañeros.

"Esto es repulsivo," pensó.

No muy lejos, Bruno —un simple espectador— chasqueó la lengua y, en voz baja, comentó mientrasla noche ya habia llegado:

—Pese a que ganaron, les costó demasiado... Asumo que serán rango A, casi S... pero no más que eso.

Aunque la niña... ella es, sin duda, la más fuerte.

—Hizo una pausa, sonriendo con desdén antes de añadir—: Aunque, claro... algunos siguen siendo unos seres humanos de porquería.

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run away.┲﹊
¡Me tienes enganchada!
YRON HNR: pronto seguire actualizando
total 1 replies
【Full】Fairy Tail
Gracias ¡necesitaba leer esto! 💖
YRON HNR: gracias a ti por tomarte tu tiempo de leerlo 😎😊
total 1 replies
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