En esta vida parece que el mundo te protege, pero... eres la única que no sabe lo que pasó en la vida anterior, podrás perdonar o será muy tarde para hacerlo.
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Cap. 13 Dime la verdad
Las catacumbas del castillo olían a tierra húmeda y hierbas podridas. Dely corría entre las sombras, su corazón golpeando las costillas como un pájaro enjaulado. No era solo miedo. Era rabia, pura y candente.
—¡Bruja! —la voz de la cazadora resonó tras ella, seguida del chasquido de un látigo.
Dely se giró bruscamente. Algo en su interior se rompió. Ella era una princesa, un Fénix de pura sangre, nadie la llamaría bruja así sin perder la cabeza por ello.
—Yo no soy la bruja —susurró, y entonces sus venas estallaron en llamas.
El grito de la cazadora duró menos de un segundo antes de convertirse en un crujido de huesos carbonizándose.
Elian la encontró saliendo de las catacumbas, desnuda, temblando y cubierta de cenizas. Su cabello castaño ondeaba como un estandarte en llamas, y sus ojos brillaban con el mismo fuego que había reducido a la cazadora a polvo.
Sin decir una palabra, Elian se quitó la capa y la envolvió, hundiendo los dedos en su espalda desnuda para asegurarse de que estaba entera.
—¿Estás herida? —preguntó, voz ronca. La preocupación era evidente, casi palpable.
Dely negó, pero sus piernas cedieron. El poder la había dejado exhausta. Elian la levantó en brazos justo cuando su guardián Dragón emergía de las catacumbas, la antorcha iluminando su rostro pálido.
—Hay... un cuerpo —tartamudeó el hombre—. Quedó hecho carbón —el guardia Dragón estaba impresionado, un poco más y solo quedaban cenizas.
Elian no se inmutó. Solo apretó a Dely contra su pecho y murmuró:
—Ve y dile al Juez de Almas que su cazadora tropezó con una fogata, no se la pudo salvar —sus palabras eran irracionales, pero a la vez incuestionables, si el Rey Dragón lo dice, así debe ser.
Mientras Elian llevaba a Dely a sus aposentos, ella aferró su túnica con manos aún calientes. Lo miró con ojos inocentes, como una niña agraviada.
—Ellos empezaron esto —murmuró, con voz ronca por el humo—. Pero nosotros lo terminaremos, ¿verdad? —ella lo miraba esperando su respuesta, ella quiere guerra, ya no pueden esconderse más.
Elian la miró entonces, y por primera vez, no vio a la pichoncita rebelde, sino a la Reina Fénix que llevaba dentro.
—Sí —asintió, sellando esa promesa con un beso en la frente—. Y empezaremos por ese viejo desgraciado —dijo con voz amenazante, era hora, debían acelerar todo, debía hablar con el clan Brown, las pócimas deben estar listas.
Las catacumbas del Clan Nigromante olían a salvia quemada y huesos antiguos. El nigromante, un hombre de ojos negros como pozos sin fondo, se arrodilló frente al cadáver carbonizado de la cazadora, sus dedos temblorosos rozando el látigo de hierro estrellado reducido a cenizas.
"Imposible..." , pensó, recordando el momento que lo había paralizado:
La cazadora había lanzado su látigo contra Dely, la punta de hierro estrellado brillando con maldiciones antiguas. Pero entonces…
Las venas de Dely estallaron en luz dorada, como ríos de lava bajo su piel. Un ave de fuego surgió de su pecho, envolviendo a la cazadora en un abrazo mortal. Dos aleteos. Un grito.
El látigo, diseñado para resistir el fuego mágico, se desintegró antes de tocarla. El nigromante había visto muchas cosas en sus siglos de vida: demonios, rituales prohibidos, incluso el aliento de Dragónes. Pero esto... esto era distinto.
"No es una Fénix cualquiera", comprendió de pronto. "Es la Reina Renacida."
La Advertencia del Nigromante
Al salir de las catacumbas, encontró a Shania esperándolo, sus ojos dorados brillando con interés mortal.
—¿Lo viste? —preguntó ella, jugueteando con un colmillo de Dragón que colgaba de su collar.
El nigromante asintió, limpiándose las cenizas de las manos.
—El fuego que quemó a esa mujer no era normal. Ni siquiera el hierro estrellado pudo contenerlo. —Hizo una pausa, mirando hacia el castillo—. Si el Juez de Almas intenta enfrentarla… —Shania terminó la frase por él, con una sonrisa que no llegaba a los ojos:
—Será una masacre.
El Poder de Dely es Único: Su fuego destruyó hierro estrellado, algo que ni los Dragónes pueden hacer. El ave de fuego sugiere que es la encarnación de la Reina Fénix original, Calandria Valerian, un Fénix poderoso y fiero. Su Fénix era enorme, 30 metros de alto y 50 metros de largo, un ave de fuego salía de su delicado cuerpo.
El Juez de Almas está Subestimando la Amenaza: Cree que Dely es solo una bruja, no una realeza Fénix en pleno poder. Shania Sabe Más de lo que Dice:
Shania esbozó una sonrisa, lo que le había dicho Elián eran mentiras a medias, lo entendía, está casi segura que esconde algo muy grande sobre esa pichoncita que lo trae loco, y ella lo va a saber, se dio la vuelta y vio a Jonier que caminaba seguido de varios eruditos del Clan Santillana, gente que ve el futuro y podían prever futuros contratiempos.
*_*
El salón de estrategias del castillo Valerian estaba sumido en un silencio espeso cuando Jonier y Serafín regresaron. El aire olía a tinta seca y miedo.
—No es solo Dely —murmuró Jonier, arrojando un mapa sobre la mesa—. El Juez ha movilizado al ejército sagrado. Los clanes menores huyen como ratas, debemos traerlos de vuelta, necesitamos hasta el más básico de los dones para sacar a este demente —Jonier estaba exasperado, si se retrasan más, la vida anterior se va a repetir.
Serafín, con las manos temblando sobre su bastón, miró hacia la ventana. Las antorchas del campamento enemigo brillaban como estrellas malditas en la distancia.
—Si peleamos, moriremos. Si no peleamos... también —suspiró Serafín totalmente desanimado, tenía un plan en la cabeza para sacar a Dely y enviarla lejos, pero no está seguro de lograrlo.
Los Números no Mienten. El ejército del Juez triplica al de los clanes unidos, pero pueden compensar con los dones y además, podrían tener otra arma que también los iguale, solo que aún no pudieron cerrar ese tema.
Cada pérdida para los clanes es irreparable, más aún sin nuevos nacimientos por la esterilidad Dragón y la caza de Fénix. Sabe que Dely es el corazón de la resistencia. Usará tácticas de desgaste: envenenar pozos, quemar cosechas, matar niños primero.