Antonieta, una joven noble de catorce años, vive atrapada entre las estrictas reglas de la alta sociedad y su pasión secreta: volar en un caballero móvil. Mientras se prepara para cumplir con su rol como dama y conocer a su prometido, entrena en secreto para dominar la tecnología que le permitirá surcar los cielos. Pero no todos están dispuestos a aceptar su sueño, y Antonieta deberá decidir si seguir las normas o romperlas para volar libre.
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Capítulo 11: "introspección"
Capítulo 9 – Ecos entre rieles
[Ubicación: Lethermont – Destacamento militar]
Richard y Antonieta avanzaban entre la multitud, empujando ligeramente a quienes bloqueaban su paso. El aire olía a metal y cenizas. Los soldados gritaban órdenes mientras dirigían a los civiles. Finalmente, divisaron a Alison, sentada sobre tres maletas, ajustando piezas de su arma, Viper, con expresión seria.
Richard:
—Alison… ¿qué estás haciendo?
Alison (sin levantar la vista):
—¿Acaso crees que este lugar no puede convertirse en un punto caliente? Donde haya civiles, también hay riesgo. Prefiero tener mi arma cargada y lista.
Richard (suspirando):
—Sí… tienes razón.Antonieta los observaba en silencio. Apretaba su maleta con fuerza, la mirada baja. Seguía sintiendo el eco de su propia parálisis durante el ataque anterior. Sabía —al menos en teoría— que cosas como esa podían suceder, pero la realidad la había superado.
Una voz automática interrumpió su tormenta interna:
Voz automática:
—Todos los civiles deben dirigirse a los vagones y trenes asignados. Los estudiantes independientes de la Academia deben abordar el primer tren. Los civiles de los continentes Este y Sur, al segundo tren. El resto, al tercer tren.
Alison:
—Al menos tenemos un lugar a dónde ir. Dudo que las clases sigan, pero podremos llamar a casa.
Richard:
—Créeme… esto no hará que las clases se cancelen.
Antonieta tomó su maleta —y también la de Alison— sin decir palabra, y comenzó a caminar hacia la fila correspondiente. Alison abrió la boca para decir algo, pero Richard le puso una mano en el hombro y negó con la cabeza.
Richard:
—Déjala. A veces es mejor dejar que piense. Sobre todo alguien como ella.
[Interior – Tren de Alta Velocidad – Lejanías de Lethermont – Noche]
El tren silbó suavemente mientras atravesaba los campos ennegrecidos de Lethermont, dejando atrás el humo, las ruinas… y los fantasmas del ataque.
Dentro del vagón 5, la iluminación tenue y el zumbido constante de los rieles creaban una paz artificial, casi inquietante.
Richard bostezaba, buscando con la mirada algún asiento vacío. Alison iba delante, con su estuche de arma al hombro y expresión imperturbable. Antonieta arrastraba ambas maletas, todavía en silencio. El eco del combate, de la impotencia, aún resonaba en su pecho.
Mientras avanzaban por el pasillo, notaron que los demás estudiantes —de uniformes diversos, de academias lejanas o independientes— compartían algo en común: rostros pálidos, ojos enrojecidos, un silencio denso y compartido.
Finalmente, encontraron lugar. Frente a ellos, dos chicas ya estaban sentadas. Llevaban uniformes rojos elegantes, decorados con intrincados círculos mágicos dorados bordados en las mangas.
Una de ellas, de cabello rojo recogido en dos coletas altas, observaba con paciencia a su compañera: una chica de cabello corto y negro, con gafas de montura fina, que escribía de forma errática en un cuaderno azul con detalles plateados. En sus brazos sostenía otro libro, más antiguo, de cuero curtido y broches dorados.
Antonieta las miró con curiosidad, aún sin decir palabra, pero sin la tensión anterior. Algo dentro de ella comenzaba a soltarse. El peligro inmediato ya no estaba… y su mente, poco a poco, intentaba comprender.
Richard, en cambio, miró a Alison. Ella, con una leve inclinación de cabeza, pareció pedirle que hablara.
Richard (fingiendo una sonrisa):
—Disculpen… ¿podemos sentarnos?
Chica de cabello rojo (mirando de reojo):
—Adelante. De todas formas, dudo que queden muchos espacios vacíos.
Los tres se sentaron. Pasaron las horas sin apenas hablar. Richard, tras unos minutos, se quedó dormido. Alison se había ido —probablemente a buscar algo de beber— y, para sorpresa de Antonieta, la chica pelirroja la siguió.
Solo quedaron ella… y la chica de gafas, quien aún escribía en su cuaderno, ensimismada.
Pero ese detalle era irrelevante para Antonieta.
Ella solo estaba encerrada en sus pensamientos.
[Monólogo de Antonieta]
¿Qué significó esto…?
Se supone que los villanos de este mundo eran rebeldes que fueron engañados para pelear por el verdadero antagonista…
La Cruz Negra. Se suponía que Salomon los había extinguido hace años… ¿entonces por qué…?(Esto no tiene sentido.)
El tren se hundió en la oscuridad de un túnel, y con él, también mi mente perdió la luz.
Lo peor de todo… no hice nada. Me congelé. ¿Soy inútil?
¿O simplemente alguien que aceptó esta nueva vida sin pensar en los riesgos?¿Y si todo lo que sé… es mentira?
¿Y si mi existencia es la que hizo que ellos regresaran…?(Ridículo… ¿no?)
(¿O… creíble? Yo soy un intruso en esta historia. La Cruz Negra… ¿es un mensaje? No… tal vez solo fue coincidencia.)...o excusas mías.
Puedo culparme. Antes de ser Antonieta, era un chico que no podía enfrentar ni a sus hermanas.
Una parte de mí deseaba no ser Noa…Y ahora que soy Antonieta… ¿qué debo hacer? ¿Petrificarme ante el miedo?
¿Seguir el consejo de Richard?
¿O simplemente… convertirme en una dama? “¿Qué prefieres ser? ¿Una Alcalá de la Alameda… o tu sueño?”
“Y si fallas, una sola vez, Antonieta…”
“Entonces te casaré con quien yo decida. Y ahí se acabó todo. Pilotos, sueños, mechas…”
“…volverás a ser lo que esperan de ti. "Y qué esperan de mí…?
¿Qué espero yo de mí?
Narrador:
Antonieta se quedó mirando la ventana, las lágrimas corriendo en silencio por sus mejillas. El tren se sacudió de repente, tan fuerte que el libro de la chica con lentes salió volando de sus manos y cayó a sus pies.
Chica con lentes (nerviosa, con manos temblorosas, apenas alzando la mirada):
—Di… di… disculpa… ¿podrías pasarme… mi… libro?
Antonieta no dijo nada. Lo recogió con cuidado. Sin querer, lo hojeó.
Era un cuaderno de bocetos…
Un dibujo captó su atención.
PACEMAKER
Caballero móvil derivado de la clase Excalibur
Diseño inspirado en Devilman.