🔞⚠️ ADVERTENCIA: ES UNA HISTORIA CON CAPITULOS SENSIBLES ⚠️ PARA +18
Edward Safra lo tenía todo: belleza, dinero, poder y un escándalo familiar que casi lo destruye. Ahora dirige su propia empresa y jura no repetir los errores de su padre. Hasta que dos mujeres llegan para ponerlo de rodillas.
Estrella Portugal, sofisticada y prohibida, le enseña lo que es el deseo sin límites. Marcela Molina, audaz y curiosa, lo despierta con una dulzura peligrosa.
Entre encuentros secretos, miradas que queman y una tensión que no da tregua, deberá decidir si ¿someterse a la pasión que lo consume o dejarse llevar por la que podría destruirlo o reconstruirlo?
Una novela cargada de sensualidad, secretos, traiciones y encuentros que nadie debería confesar.
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9. La calma antes de la tormenta
La cámara temblaba un poco, lo había hecho muchas veces, pero hoy se sentía diferente; su corazón tal vez no iba a dudar el tiempo de vida que hubiese querido, pero mientras fuera así, entonces ella viviría, seguiría sus planes, lucharía por sus sueños y seguiría solo las normas de su débil corazón, pero con las fuerzas de su espíritu.
Marcela giró el aro de luz hasta lograr la iluminación perfecta y volvió a acomodar el espejo de mesa frente a ella.
- "Hola, hermosas…", dijo sonriendo, aunque el brillo de sus ojos no era tan intenso como otras veces. "Hoy les traigo algo distinto. No solo una rutina de maquillaje rápida para días con cero ganas, sino también una pequeña charla"
Hizo una pausa, respiró hondo, se sentía raro, pero ahí entre personas que jamás había visto en vivo y en directo, se sentía en confianza. El chat en vivo comenzó a llenarse de mensajes de sus fieles seguidoras.
- "¿Les ha pasado que sienten que todo el mundo espera que seas alguien que no eres?", dijo Marcela mientras se aplicaba base en el rostro. "Que tu familia te ama, sí, pero te ama con condiciones: si te casas, si les das nietos, si mantienes intacta la reputación".
Volvió a mirarse al espejo; y por un momento su mirada se paralizó, como si se hablara a sí misma.
- "Yo no quiero eso", susurró Marcela. "Yo quiero...".
Una hora después, mientras editaba el video con música suave de fondo, escuchó pasos acercándose por el pasillo. Su madre no solía subir tan temprano.
- "¿Marcela? ¿Estás ocupada?", preguntó Micaela, su madre, una mujer amable y bondadosa, pero que no termina de comprender los pensamientos de su hija.
- "Siempre, mamá", dijo en tono cálido, sin despegar la vista de la pantalla.
Micaela entró sin esperar invitación. Llevaba un vestido de lino y el rostro ligeramente tenso, en el fondo sabía cuál era la respuesta de su hija, pero valía intentarlo, se decía a ella misma.
- "Pasó por aquí el hijo de la señora Elvira. Dice que va a abrir su propia firma de abogados, sabes que le gustas tal vez podrías aceptar una invitación", comentó Micaela.
Marcela sonrió con amabilidad.
- "No estoy interesada, mamá", dijo Marcela.
- "Marcela tienes 21 años, no te he conocido algún novio. Estás en edad de pensar en tu futuro; deberías conocer personas, tal vez alguien llame tu atención", expresó Micaela.
- "Yo pienso en el futuro todos los días. Solo que mi versión del futuro no es la tuya", dijo Marcela con una sonrisa.
Su madre suspiró, resignada; era curioso de lo que más orgullo tenía de su hija, era lo que más le daba miedo.
- "¿Todavía con eso de vivir sola? ¿De no querer hijos? No es natural, hija", afirmó doña Micaela como último recurso.
Marcela apagó la pantalla y la miró con firmeza, sin perder la dulzura.
- "Tal vez no es natural para ti, pero sí para mí. Quiero libertad, mamá. Quiero vivir de la manera que quiero, de la que siempre he soñado (aunque sea por poco tiempo pensó); tú fuistes feliz a tu manera, yo quiero serlo a la mía, te amo mamá y lo haré siempre, pero no soy igual a ti y lo sabes", expresó Marcela.
Micaela solo sacudió su cabeza, ella había Sido feliz siendo madre, su madre había Sido feliz siendo madre; pero su hija parecía cerrada para siempre y no podía entenderla.
Cuando su madre salió, Marcela se recostó en la silla y cerró los ojos. A veces le dolía decir que no, especialmente a la gente que amaba; pero lo que más temía en la vida era resignarse a ser lo que no era, y si no iba a ser muy larga entonces menos.
Su móvil vibró con una nueva notificación; sonrió justo había llegado en el momento preciso, la acaban de aceptar en un nuevo empleo, sería la asistente de la nutricionista principal de una nueva clínica para pacientes oncológicos; la pieza que faltaba para completar su independencia, ya no empleos de medio tiempo, uno real; que sin saber que era la calma previa a la tormenta de emociones, para la cual aún no estaba preparada.
Su impulso juvenil lo impulsó a llevar a Estrella a una encrucijada, y cuándo ella decidió entrar en esa incertidumbre, él resulta que ahora ya no..
Me encanta ese poderío
Que excelente trabajo 👍🏻
Que verdades tan cargadas de realismo y sinceridad les fueron dadas a Edward, quizás para contextualizar la relación