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Un Cuento De Maravillas [OMEGAVERSE]

Un Cuento De Maravillas [OMEGAVERSE]

Status: En proceso
Genre:Romance / Yaoi / Yuri / ABO
Popularitas:293
Nilai: 5
nombre de autor: Random Soreto

[Una historia Omegaverse/ABO con varios arcos que ire subiendo, es principalmente BL pero tiene una pequeña parte Yuri pero ya avanzada la historia. Hay OmegaxOmeg, AlfaxAlfa, BetaOmega]

Suni, un joven Omega que tenía todas las características de un Beta, un carácter peculiar, y una esencia tan débil que nadie notaba que era un Omega con el que hablaban.

A él no le molestaba en realidad, tampoco es que ocultará el hecho de que era un Omega , gracias las peculiaridades de su cuerpo había podido trabajar en lo que eligió y ser como quisiera, convirtiéndose en una clase de terapeuta y consejero de parejas.

El era como un Omega sin identidad, con un aspecto que lo hacía indeseable, probablemente a su familia le molestase lo inusual de su fisiología, porque siendo honestos, el había sacado provecho de sus aparentes carencias como Omega.

Pero los planes y la casualidad no se llevan.

Y viendo la vida de Suni, vemos cómo esta se entrelaza con otras parejas y personas.

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1.Pormenores del yo, el tú, y la identidad

Un infante de poco más de diez años, observaba con ojos grandes de un suave marrón a su madre, que hacía a su cuerpo agitarse con la fuerza de su voz y la rabia que parecía hacerla estremecer mientras sus palabras parecían expandirse y hacer eco por la estancia, y envolver al Doctor que a duras penas resistía las ganas de encogerse sobre sí mismo al verse cómo objetivo de la rabia de una Alfa.

Suni también se sentía tenso con los reclamos de su madre, aunque no fueran dirigidos a él; aun así, el chiquillo siguió observando, hasta que su madre se dio media vuelta para mirarlo con enfado, y tomar de la mano a su hijo de diez años con más fuerza de la necesaria para irse de otro consultorio al que no volverían: un episodio que ya llevaba repitiéndose las suficientes veces cómo para que el pequeño casi pudiera adivinar las reacciones de la Shin, su madre.

Suni tenía cada vez más claro las razones del comportamiento de su madre; las expresiones de los doctores, y la tristeza con que su padre, un dulce Omega de nombre Hye, los veía partir hacia otro centro médico para buscar tener un diagnostico diferente a lo que no se podría cambiar nunca: el hecho de que su único hijo, su primogénito, era un Omega defectuoso.

Shin ansiaba obtener un diagnostico diferente a la casta de su hijo, aunque en el fondo, Suni pensaba que sólo buscaba a alguien a quien poder recriminarle lo que para ella (cómo muchos Alfas) era muchas veces no bien recibido. Suni miraba con cautela a su madre hasta que llegaron al auto, y mientras miraba las manos de la Alfa apretar su agarre del volante con evidente fuerza, pensó que su madre jamás iba a aceptar que fuera un Omega.

A pesar de la amargura que provocaba a los padres Alfas más orgullosos el hecho de verse con un hijo Omega —especialmente cuando su padre Hye, se le había dicho que otro embarazo podría ser mortal por su cuerpo más bien frágil—, los Omegas eran raros y buscados; y de hecho su madre cuando supo que Suni era uno, se mostró muy feliz, jubilosa, al menos hasta su primer chequeo a detalle.

Al parecer, Suni no poseía todas las funciones y características de un Omega norma,  y completo: no era fértil; los doctores, todos y cada uno, terminaban con el mismo diagnóstico, una serie de carencias que tenía cómo Omega: dos años tras su designación, se hizo el chequeo de rutina para revisar su sistema reproductor, que en el caso de Suni apenas se había desarrollado; sus glándulas de esencia eran pequeñas y tenían periodos donde no producía ninguna; su útero y ovarios no es que tuvieran un desarrollo lento, más bien no se habían desarrollado siquiera manteniéndose igual que en más temprana niñez.

Para un niño que aprendía de las reacciones y emociones que sus padres mostraban ante sus ojos, su madre se fue convirtiendo en una extraña. Cuando cumplió catorce, tras su última revisión médica, que si bien demostraba que su útero y ovarios habían crecido un poco, el diagnostico se mantuvo: apenas había producción de esencia, y sus ovarios eran aun pequeños, sin rastro de comenzar con la formación de óvulos, o de haber formado alguno.

Las expectativas de su madre se derrumbaban: las expectativas que un Alfa debía tener de un Omega, Suni, su único hijo, no las podría cumplir. Y es que Shin era un Alfa en toda regla, que cumplía su papel tal cómo debía y cómo sus abuelos se encargaban en decirle cada que los visitaban (evento que Suni detestaba).

Suni llegó a la adultez, tal como su cuerpo que también creció con él, aunque no de manera deseable para poder ser un Omega: su aroma era tan nimio que era lo suficientemente débil para ser similar al de un Beta; sus caderas no tenían mayor anchura que las de cualquier hombre Beta, su cuerpo era más bien ángulos rectos, poco adecuadas para concebir y gestar. Lo único que tenía que hacía pensar en un Omega cuando lo miraban era su estatura, que aun así superaba la media de 1.60.

El único problema que los doctores llegaron a revisar con más cuidado pues les preocupaba los efectos en su salud, eran sus bajos niveles de hormonas; pero, para sorpresa de todos, Suni apenas tenía problemas de salud, se resfriaba con poca frecuencia, y duraba poco enfermo cuando llegaba a padecer algún mal.

Aunque nunca llegó a expresar su dolor o su resentimiento, mucho menos la soledad que llegó a sentir cuando su madre pasó de apenas hablarle a distanciarse definitivamente, al punto de ignorarlo, Suni llegó a extrañarla en algún punto. Algo natural, se dijo cómo el adolescente concienzudo que era normalmente, un niño anhela la atención de sus padres. Naturalmente, quien resultó tan o más afectado por el desmoronamiento de la familia fue Hye, su padre Omega, alguien tan dulce y amable que le rompía el corazón que alguien concibiera hacerle daño.

Suni a veces lo encontraba al borde de las lágrimas en algún rincón esperando nadie lo viera, y lo abrazaba a su padre con suavidad, acariciando sus cabellos claros y castaños, tan rebeldes cómo los suyos. Y a pesar de su dolor, Hye se esmeraba en resarcir el lazo familiar, en disuadir a Shin que en otros tiempos fuera uno de los Alfas más dulces y justos que llegó a conocer.

Pero eso solo empeoró la situación.

Naturalmente, la ruptura de la familia afecto el matrimonio de Shin y Hye.

Cuando la relación de sus padres comenzó su declive, Park Shin, su madre, dirigió su reproche a su compañero; y su mente aún infantil no entendía la magnitud del rechazo de un Alfa a un Omega marcado.

Aún siendo un niño que estaba entrando en la adolescencia, Suni tuvo que tomar la dura decisión de ser tan fuerte cómo pudiera, tan independiente y ajeno a los Alfas cómo le fuera permitido. Él vería por su padre y por el mismo. Aunque las condiciones en su hogar eran contradictorias: su madre nunca dejo de proveer comida y ropa para el joven en abundancia, lo que hacía a Suni sentir rencor y añoranza al recordar su dichosa niñez…el cariño de su madre. El joven apretaba los puños y reprimía sus recuerdos. «Tal vez es cosa del instinto, los Alfas adoran proveer. Nada más».

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Keun Hye, padre de Suni y Omega, veía destrozado como su Alfa no solo rechazaba a su hijo, por algo que el niño no tenía la culpa, sino que también lo evitaba a él, como si recriminara le responsabilidad de la situación, y algo que no debería definir su valor; el hombre no comprendía que había pasado con su esposa, en que momento Shin se perdió en su deseo de cumplir con la sociedad…con sus padres, cuando la Alfa le había demostrado al principio que los absurdos estándares de su familia poco importaban en comparación con el amor que compartían.

Hye apenas podía dormir con lo mucho que sufría el dolor de su hijo y la ausencia de su Alfa. Veía a Suni tener que apresurarse a ser un Adulto cuando apenas estaba en la pubertad: su hijo formó un carácter más bien peculiar; era un tanto inexpresivo y sereno incluso en las situaciones más tensas. Sabía que su pequeño lo hacía por él, para darle fuerza al verlo decaer cada día más, debido a la frecuencia con que discutía con su pareja.

…..,,,,..,,..,

El carácter imperturbable, como despreocupado de Suni, lo convirtió en una anomalía;

una abominación para quienes sabían que era un Omega, dado que por su naturaleza, debía actuar como un ser en extremo emocional y afectivo; su carácter perturbaba especialmente a su madre, algo a lo que no le dio importancia, él aprendió a ser indiferente a las opiniones.

Centró su expresividad y afecto hacia su padre, el único que se preocupaba por él y lo amaba por lo que era, no por lo que debía ser.

Inteligente, con una agudeza desarrollada, no se hundió en la depresión como otros Omegas; el adolescente al notar que nadie lo tachaba como lo que su cuerpo establecía, comenzó a pensar en lo que ello significaba.

Si no era un Omega para la sociedad, ¿no tenía que seguir reglas verdad?

Suni tomando una decisión, aprovechó la ventaja de una vida sin un papel determinado; claro, el joven no rechazaba su naturaleza, él estaba conforme con eso; pero noto que las personas lo señalaban como un Beta, y el tomo sin miramientos las libertades que eso conllevaba.

Si no se tenían expectativas de él, él podía hacer lo que quisiera.

No se esperaba nada de él, y no tenía nada que imposiciones que complacer.

No tenía los límites de una forma de vivir.

Suni no estaba interesado en las relaciones románticas, o tener pareja, su entusiasmo se centró en algún día estudiar en una universidad.

Le preocupó la llegada de su cumpleaños dieciséis, donde estaría en la edad de su primer celo; sin embargo contrario a la intensidad y sufrimiento de su padre, el aun Omega en desarrollo, descubrió que su celo parecía más bien una liviana fiebre acompañada de una sensibilidad incrementada, con una duración de dos días, sin representar una interrupción a sus actividades; su aroma no cambió su intensidad, haciendo innecesarios los supresores.

Entonces las esperanzas de su madre, de que al menos su hijo tuviera algo que lo hiciera un Omega normal se desvanecieron.

La relación con su madre se volvió tan distante que ya no se hablaron más; ni buscaron mantener cortesía fingida; el resto de su familia decidió dejarlo de lado; sus abuelos maternos tenían una opinión similar a su madre, así que ellos se alejaron de su padre y él también.

En el caso de sus abuelos paternos, nunca logró conocerlos, ambos ya habían fallecido cuando nació.

A veces su padre se disculpaba por su situación, pero Suni lo consolaba, el joven comprendía que para el Omega mayor era mucho más devastadora la crueldad de su pareja, especialmente por el hecho innegable, de estar enlazado.

La Alfa de la casa comenzó solo a darle compañía a su Omega en sus celos, Suni odiaba cuando el período acababa y la indiferencia hacia su padre volvía.

Como había sido la relación de sus padres era algo que desconocía; Hye le contaba a su hijo memorias de una relación gentil, relatos que al adolescente le costaba creerlo.

Era obvio cuánto deseaba su padre la compañía de su pareja. Él no entendía porque también el Omega mayor recibía el mismo trato que él; en especial, porque su padre era la epítome de la perfección de un Omega. Hye era aún joven, concibiendo a su único hijo a los veinte.

Y como era de esperarse, la frágil convivencia se rompió eventualmente.

1
Xime
me esta gustando pero no te puedo dar una calificación porque voy a leer más y hay te digo y la calificación, y si me esta gustando la historia es buena
Random Soreto: Hola! muchas gracias por pasarte, espero entonces te agrade lo que encuentres:)
total 1 replies
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