Tenia un matrimonio "feliz", pero mi vida y todo lo que me rodeaba se fue de cabeza al conocer a Salvatore, una historia de amor, pasión desbordante, deseos reprimidos, conocí el cielo y también el infierno al despertar de mi realidad.
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Mónaco
Y aquí estaba yo yendo hacia el aeropuerto, en el carro con Priscila con la música en su volumen más alto y con un acto de irresponsabilidad total, yo con la botella de vino terminando lo poco que quedaba de ella, mientras cantábamos eufóricas, nuestras canciones de cuando estábamos en la universidad, era ridículo sentir lo que iba a decir, pero sentir el viento chocar con mi cara me hacía sentir libre, feliz y divertida.
- Daniel nos matará cuando sepa que tomamos el vino de los más caros de su reserva personal- decía Priscila en medio de carcajadas
- Va a pedirme el divorcio- sonreía divertida
- Sería lo mejor que pudiera pasarte- dice seria Priscila
Mi mirada se vuelve nostálgica y quedo mirando hacia el horizonte, todo mi mundo giraba en torno a Daniel Romano, me enamoré de él, cuando nos conocimos en la galería, era un hombre muy romántico, me conquisto con detalles, flores, después del matrimonio, todo ese cuento de hadas terminó, se dedico a la empresa, negocios, creando así un imperio, me repetía una y otra vez que debía ser una esposa comprensiva y apoyarlo, que el me ayudaría a montar mi propia galería, sigo esperando que ese día llegue, pero cada vez que le hablo del tema, se molesta porque dice que nadie esta capacitado para admirar mi talento, es tan narcisista, nuestras noches apasionadas quedaron en el pasado, solo nos acercamos en mis días de ovulación, anhelando ese bebé que tanto quiere, todo es él, solo importa las necesidades y deseos de él y al parecer yo me acostumbre a eso.
- Llegamos- Dice Priscila, sacándome de mis pensamientos
- ¿Crees que es buena idea que hagamos esto?- digo indecisa
- Lo es, mi amigo Rocco nos espera animado
- ¿Tú mejor polvo de la vida?- digo risueña mientras bajo mi maleta
- Exactamente- contesta Priscila
Mi teléfono suena, mi corazón se detiene al mirar en la pantalla el nombre de mi esposo.
- Dios!!! Que haré ahora!
- Contesta casual, saliste a comprar algo al supermercado- aconseja Priscila
Respiro profundo y contesto la llamada
-¿Sí, cariño?- respondo en un hilo de voz
- Que tal todo?- responde tranquilamente
- Todo está bien, ¿terminaste las reuniones?, ¿que tal el almuerzo?- pregunto
- Aún hay cosas que atender, me siento un poco cansado, ¿Ya te inyectaste?- pregunta serio
Mierda, olvide la inyección de mí tratamiento para la fertilidad, iba a estar unos días por fuera, arruine el tratamiento- pensé preocupada
-¿Gio, estás ahí?- dice Daniel
- Sí ya me inyecte- miento
- Debo irme, cuídate, llamare después- dice fríamente y corta la llamada
Respiro con tranquilidad, al parecer no se ha dado cuenta de nada, no tenía la más remota idea que estaba a punto de irme de viaje relámpago.
Nos subimos al avión y no puedo negar que tenía susto, si algo salía mal, Daniel me mataría.
- ¿Nerviosa?- dice con una sonrisa Priscila
- Hace cuánto tiempo no salía de viaje con una amiga- respondo pensativa
- Oye!!, te mereces esto, si tu marido no te lleva de viaje, no puede molestarse porque lo hagas por tu cuenta- reprende Priscila
Era cierto, Daniel no quería llevarme a su viaje de negocios, porque según él, eran aburridos, largas reuniones y eventos convencionales, así que solo cerré mis ojos y dormí en todo el viaje.
-Llegamos a Mónaco chula- me despierta divertida Priscila
- Cálmate, ¿Cómo puedes alegrarte de llegar a un destino, si estuviste 3 meses viajando?- le expongo
- Era por trabajo y ahora estoy con mi única amiga, como si fuéramos dos mujeres solteras, en unas mini, mini vacaciones- me da un pequeño puño en la cabeza
Salimos al área de taxis, hacia un calor infernal, me moría de la sed y sin contar con un poco de resaca por el vino, observaba a Priscila un poco impaciente con el teléfono
Observó un hombre de traje negro con un hablador, este parecía estar buscando a alguien, al mirar su hablador decía, Priscila D' Piero.
- Ohh!, mira para allá, creo que es la persona que viene por nosotras- le informo a Priscila
- Heyyyy amigo, aquí!- dice entusiasta Priscila
Nos acercamos y este nos ofrece una gran sonrisa
- Un gusto señorita Priscila, mi nombre es Filemon, soy el conductor que las llevara donde el señor Rocco, pide que lo disculpe por no venir él personalmente, pero tuvo un contratiempo con su hermano- dice
- Pierda cuidado, ella es mi amiga Georgina, me acompaña a esta aventura- dice divertida
Subimos al auto, el viaje era tranquilo, yo disfrutaba de la vista y de la brisa como revolcaba mi cabello, me sentía una niña
-Las llevaré a una de las propiedades del señor Rocco- informa Filemon
- Está bien- responde Priscila
- ¿No crees que haré mal tercio?- pregunto preocupada
-Claro que no tonta, él sabe que vine contigo y está feliz de conocerte
- ¿Acaso ustedes tienen algo más?- digo con ojos acusadores
- Claro que no, no todavía, sabes que no me gustan las relaciones, pero Rocco es divertido y quedamos de buenos amigos- sonríe Priscila
Yo me giro y sigo disfrutando del viaje, unos minutos más tarde, entramos a una casa hermosa, evidentemente Rocco tendría mucho dinero, aunque algo estrambótico para mi gusto.
- ¿Qué te parece?-pregunta Priscila con curiosidad
- Bastante pintoresco para mi gusto, parece una casa de mafiosos, esas novelas que tanto te gustan- respondo con gracia.
Salvatore Capone
Daba la última calada al cigarro y observó desde el mirador dos mujeres que observaban todo al rededor, supongo que son amigas de mi hermano, unas de tantas, claro que estás no parecían a las putas baratas que lo visitaban, estás parecía que tenían estilo, más elegantes tal vez, una llamo especialmente mi atención, su cabellera larga negro azabache, piel blanca y atributos que podía detectar por debajo de toda esa ropa, miraba el lugar curiosa, asustada, debe pensar que viene a casa de unos mafiosos, mi hermano es exagerado, principalmente con la fuente en la entrada cubierta de oro puro, más ordinario no se podía ser.
- Salvatore- llama mi hermano
-Dime- me limito a responder sin dejar de mirarla
- Veo que ya viste mis invitadas, espero que te comportes como un caballero, no quiero saber de tus bromas pesadas.
- ¿Harán un trío?- pregunto curioso
- Joder!!!, ¿Empezaste?, nada de mierdas aquí Salvatore- dice molesto
Alzó mis manos en modo de rendición
- Igual ya me iba, tengo reuniones importantes que atender- informo
- Sabes que está también es tu casa- dice Rocco dándome una palmada en el hombro
- Te quiero hermano- le digo y salgo del cuarto
Decido salir por la puerta trasera, evitando tal vez estás dos mujeres, que no puedo negar que tengo curiosidad de saber quiénes son, pero quiero evitar cualquier comentario, a lo lejos escucho una discusión y observó oculto que era la mujer que se había robado mi atención, caminaba de un lugar a otro con su teléfono en la mano.
Tienes q alejarte lo más lejos posible