Primer Amor

"Dyra, ¡hace varios días que no veo a tu novio!" Mila se dio cuenta de que Niko no había ido a sus clases.

"¡Ya terminamos!"

"¿Cuándo?"

"¡Vamos rápido a la cantina, tengo hambre!" Dyra arrastró a Mila hacia la cantina. Los gusanitos ya estaban clamando por ser alimentados.

"¿Por qué terminaron?" Mila seguía curiosa. Ya habían llegado a la cantina. La comida que habían pedido ya estaba frente a ellas.

"Come, Mila." Dyra le sirvió un bollo a la boca a Mila. Para que la chica no hablara más. Preguntando sobre su relación con Niko continuamente.

Mila se sorprendió al ver que su amiga añadía varias cucharadas de chile picado a su cuenco de albóndigas. Luego Dyra lo revolvió y lo probó. La expresión de Dyra era normal, sin mostrar señales de picor.

"¿No está picante, Dyr?" preguntó Mila.

Dyra sacudió la cabeza y quiso añadir más. Pero Mila se lo impidió.

"Dyr... ¡esto ya está picante!" dijo Mila después de probar una cucharada del caldo de Dyra. "Mejor come solo las albóndigas. Te puede hacer daño el estómago."

"Quiero..."

Mila separó las albóndigas del caldo. Sin preocuparse por la cara de disgusto de Dyra.

"¡No quiero comer!" Dyra hizo un puchero alejando el cuenco de su vista.

"Come rápido. ¡Yo te invito!" Mila la animó suavemente.

Al escuchar la palabra "invito", Dyra comenzó a devorar sus albóndigas. Haciendo que su boca se inflara mientras masticaba.

"¡Pero es mentira!" dijo Mila al ver que Dyra había terminado de comerse sus albóndigas. Mila se rió al ver la reacción de Dyra.

"¡Mila, mentirosa!" La cara de Dyra ya mostraba su disgusto por haber sido engañada por Mila. Miró alrededor de la cantina y se dio cuenta de que alguien la estaba mirando.

Se sorprendió al darse cuenta de que la persona a la que miraba era Niko, quien rápidamente giró su rostro, muy avergonzado en ese momento. Fingió unirse a la conversación con sus amigos que también estaban en la cantina. Después de un rato, Niko volvió a mirar en la dirección anterior. La chica ya no estaba, se había ido fuera de la cantina.

"Si aún te gusta, ve y pídele que regresen." Dijo Bram al notar la dirección de la mirada de Niko. "¡Ustedes dos son perfectos juntos!"

Ya habían pasado 3 días desde que Niko y Dyra terminaron. Durante este tiempo, Niko solo pudo observar a Dyra desde lejos. Como un espía que monitorea a su objetivo.

Niko y Bram regresaron a clase. Y se encontraron con Rey. Niko pasó de largo sin saludar, aún tenía un sentimiento de rencor hacia Rey.

"¿Sigues enojado?" preguntó Rey sentado frente al escritorio de Niko.

Niko apartó la mirada, sin querer ver a Rey.

"Me equivoqué, lo siento." Dijo Rey al ver que Niko aún no quería mirarlo. "¡Dyra te quiere mucho!"

Niko desvió la mirada hacia Rey.

"Desde lo que he visto. Ella se anima al escuchar historias sobre ti y también..." Rey hizo una pausa intencionadamente. Quería ver la expresión de Niko.

"¿Y también qué?" preguntó Niko con ironía, aunque también con curiosidad.

Aunque sonaba sarcástico, al menos su amigo estaba dispuesto a hablarle. Después de haberlo ignorado durante esos 3 días.

Rey le susurró algo a Niko. Bram, que había estado en silencio observándolos, parecía curioso por lo que Rey iba a decir.

"Ve primero tú, Bram. Esto es un asunto de chicos." Rey apartó a Bram de ellos.

"¡Yo también soy chico!" Bram se quejó enojado al ver a Rey susurrar con Niko delante de él.

"Susurrando con los vecinos..." finalmente Bram decidió cantar.

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"Él nunca me llama ni me envía mensajes." Dyra miró la pantalla de su teléfono. Desde aquel día, Niko no había vuelto a contactarla. Ni siquiera para decir hola.

"Dyra... es hora de la cena." Mamá golpeó la puerta de su habitación.

"Sí, mamá..." Dyra dejó el teléfono en el escritorio y salió de su habitación. Se dirigió a la mesa para cenar con sus padres.

La pequeña familia cenó con apetito y tranquilidad. Solo se escuchaba el tintinear de los cubiertos de vez en cuando.

"¿Cómo te va en la escuela?" preguntó papá al terminar de cenar.

"Bien, papá." respondió Dyra en voz baja.

"¿Quieres que te busque un tutor?" ofreció papá.

"No, no es necesario, papá." Dyra rechazó suavemente. "Puedo estudiar con Mila." No quería que papa buscara un tutor como antes. Que solo había podido soportar dos días enseñándole matemáticas antes de rendirse.

"Oh, cierto... ¿Dónde está tu caja de almuerzo, Dyr?" preguntó mamá.

"Eso... se quedó en el cajón, mamá. A veces olvido llevarlo a casa." Dyra inventó una excusa. La caja de almuerzo seguía con Niko.

Amanecer, Dyra caminó por el pasillo y entró en su aula. Se sentó en su pupitre. Y se sorprendió al ver algo en el cajón de su mesa.

'¿Qué es esto?' Dyra colocó la caja de comida que había recibido de Niko. Al abrirla, encontró pan y un cartón de leche dentro. Una tenue sonrisa se dibujó en el rostro de la chica.

“¡Dyr… rápido!” Mila sacó a Dyra de sus pensamientos.

En ese momento, estaban en medio del campo junto a otros estudiantes. Ya se habían cambiado a ropa deportiva. El profesor de educación física les pidió que dieran dos vueltas al campo.

“¡Estamos cansados, señor!” Protestaron al unísono los alumnos, negándose a correr alrededor del campo.

“Está bien, ¡cinco vueltas—!” Antes de que el profesor pudiera terminar la frase, los estudiantes comenzaron a correr por el amplio campo. Preferían hacer solo dos vueltas en lugar de cinco.

'¿Por qué se ve más hermosa?' Desde la puerta del aula que daba al campo, Niko pudo ver a Dyra corriendo con los demás alumnos. Su coleta se movía al compás de su carrera. La luz del sol de la mañana hacía que Dyra brillara en ese hermoso día.

“Dyr… ¡tu ex te está mirando!” Las palabras de Mila hicieron que Dyra mirara hacia el aula de Niko. Y efectivamente, allí estaba él, observándola. De pie en la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho. Dyra, sintiendo un repentino nerviosismo, desvió la mirada. Aceleró su paso.

Sin embargo, sus ojos tenían el deseo de ver a Niko una vez más y se sintió un poco decepcionada al no encontrarlo frente a su clase. Parecía que Niko ya había entrado a su aula.

Después del calentamiento alrededor del campo, los estudiantes jugarían un partido de voleibol combinado. Dyra formaba parte de un equipo de vóley junto a Yudha.

El partido de voleibol estaba emocionante. Ambos equipos eran fuertes y estaban muy parejos.

Ahora Dyra se preparaba para sacar. Nuevamente, se sintió nerviosa al darse cuenta de que todas las miradas estaban sobre ella. Intentó mantenerse tranquila para no sentirse intimidada, aunque su corazón latía con fuerza. Extrañaba esas miradas.

Debido a su incomodidad, el saque de Dyra no logró pasar la red. Su rostro se tornó triste de inmediato.

“No te preocupes. Vamos a ganar. ¡Ánimo, Dyr!” Yudha le dio unas palmaditas en el hombro, animando a la chica. Dyra sonrió.

'¡Voy a romperle la mano!!!' Niko sentía ganas de golpear a un compañero de clase de Dyra que se atrevía a tocar a la chica que aún le gustaba tanto.

“¿Qué haces aquí? ¿Faltando a clase?!” La profesora se acercó y le tiró de la oreja a Niko.

“Acabo de salir del baño, señora.” El chico hizo una mueca, el tirón de la maestra dolía.

“Excusa... ¡tienes que llevar estos libros a clase!” La maestra le ofreció un montón de cuadernos.

Niko, entonces, con cierta resignación, volvió al aula. En realidad, deseaba ver a Dyra jugar al voleibol. La chica se veía tan fascinante al golpear la pelota.

Después de que terminó la clase de educación física, Dyra junto a sus compañeros regresó al aula. Una vez más, sonrió al encontrar una botella de bebida sobre su escritorio.

'¿Acaso él cree que es un fan secreto?!'