¿Cuál Es La Verdadera Cara de Julieta Sanz?
Julieta Sanz una joven que ha vivido su vida bajo el control de su madre y religión. Aparentemente teniendo la vida perfecta, con el novio perfecto siendo incluso admirada y envidiada por la máscara perfecta que lleva consigo.
Todo eso cambia cuando conoce a Magnus, un hombre que cambia por completo su vida.
Israel es un viejo amigo de Julieta que ahora es policía y se ve involucrado en la historia cuando una llamada lo despierta en mitad de la noche.
¿La verdadera cara de Julieta, será realmente la de un mounstro o la de un simple humano?.
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Capitulo 1: El cadáver.
UNA SEMANA DESPUÉS DE LA DESAPARICIÓN
“Sigue la búsqueda de una mujer de 22 años, según sus conocidos era una mujer muy alegre que nunca desaparecería por su voluntad”. Se escuchó en el noticiero.
—¿Israel, no es esa la chica que te rechazó por su religión?— Preguntó Isaac, compañero policía de Israel, casi burlándose— ¿Crees que realmente se haya suicidado?.
Israel lo golpeó en la cabeza.
—Me llamó antes de desaparecer —contestó Israel sostenido una hamburguesa en sus manos y a punto de comerla— pero hasta ver el cadáver realmente no puedo decir nada.
— ¡¿Que te dijo?!—preguntó Isaac lleno de curiosidad.
Israel estuvo a punto de contestar, pero en el televisor volvió a pasar una noticia relacionada a la desaparición.
“Julieta Sanz fue encontrada en una orilla de un lago, lamentablemente sin vida, la causa pareciera ser un suicidio, su cuerpo fue encontrado después de una semana de búsqueda”.
—¡No puede ser!—Dijo Israel dejando caer su hamburguesa al suelo, manchando por completo de catsup la playera blanca que llevaba.
Se levantó de inmediato y corrió hasta su auto olvidando el aspecto desaliñado que le otorgaba esa gran mancha roja, condujó con rapidez y desesperación hacia la única morgue de la ciudad, su mente llena de pensamientos y emociones contradictorias. No podía creer que la joven mujer que había conocido y amado durante 6 años hubiera terminado su vida de esa manera.
Al llegar ala morgue, Israel se dirigió directamente a la sala de autopsias, donde sabía que quizás encontraría a Julieta, lamentablemente sin vida.
Al entrar en la sala, Israel vio un cadáver con una pulsera en el brazo indicando su nombre en letras rojas y entendibles.
El cadáver de una mujer llamada Julieta Sanz, según la marca de identificación estaba acostada sobre una helada mesa metálica, examino con detenimiento lo que era el cuerpo de Julieta. Se acercó a ella, sintiendo una oleada de tristeza y desesperación, su cuerpo estaba en estado de descomposicion por lo tanto no había como reconocerla.
— Julieta... —dijo Israel, su voz temblorosa— ¿Realmente piensas que esto te hace valiente?
Israel se detuvo frente a la mesa, su mirada fija en el cuerpo de Julieta. La descomposición había avanzado demasiado, y era imposible ver un poco de la mujer que había conocido.
Se sintió invadido por una oleada de tristeza y desesperación. No podía creer que Julieta hubiera terminado su vida de esa manera. Se acordó de la llamada que había recibido de ella antes de desaparecer, y se sintió culpable por no haber podido hacer nada para evitar su muerte.
— Lo siento, Julieta — dijo Israel, su voz era temblorosa, casi al punto de quebrarse- Lo siento mucho.
Se quedó allí durante un rato, sumido en sus pensamientos y emociones. Luego, se dio cuenta de que necesitaba saber qué había llevado a Julieta a tomar esa decisión.
Se volvió hacia la puerta, decidido a encontrar respuestas. Pero antes de salir, se detuvo y miró hacia el cuerpo de Julieta.
No podía creer que esa mujer que había conocido en su adolescencia, estuviera así.
No podía entender por qué se había quitado la vida tan de repente, cuando presumía en sus redes sociales felicidad y seguridad de si misma.
Al de salir del edificio, escucho la voz de un hombre joven de su misma edad hablando por teléfono. Sin querer escucho la conversación.
—Sí, ya lo sé — dijo el hombre joven — El cuerpo fue encontrado por la madre de Julieta, no descanso día y noche aún cuando todos se iban a descansar.
Israel se detuvo en seco, su corazón latiendo con rapidez. ¿Qué estaba escuchando? ¿Quién era ese hombre y qué sabía sobre la muerte de Julieta?
Se volvió hacia el hombre joven, que seguía hablando por teléfono sin darse cuenta de que Israel lo estaba escuchando.
— ¿Qué pasa? — preguntó Israel, su voz firme y autoritaria.
El hombre joven se sorprendió y se calló de inmediato, mirando a Israel con una mezcla de miedo y sorpresa.
— Nada —dijo el joven hombre, intentando sonreír. — Solo estaba hablando con un amigo.
Israel no se creyó la excusa. Sabía que había escuchado algo importante, algo que podría estar relacionado con la muerte de Julieta.
-—¿Quién eres? — preguntó Israel, su voz llena de firmeza y decisión
El hombre joven se encogió de hombros.
—Me llamo Julian — dijo —.Y tú, ¿quién eres?
Israel se identificó como policía y le pidió a Julian que se sentara con él para hablar. Julian se mostró reacio al principio, pero finalmente accedió a sentarse con Israel.
— ¿Qué sabes sobre la muerte de Julieta Sanz? — preguntó Israel lleno de curiosidad.
Julian se encogió de hombros.
—Jamás pensé que ella haría algo así— contestó—solía hacer bromas al respecto, sobre la felicidad que obtendría antes de morir... Y ser libre.
Israel se quedó meditando en esas palabras, aún sin entender a qué se refería Julieta sobre morir para ser libre. El había creído que toda su vida ella era el alma libre que demostraba. La sonrisa que había tenido en su vida Julieta era solo una máscara con la que había engañado no solo a él si no a cualquiera que la llegara a conocer.
Volvió a la sala de autopsias y miró de nuevo a quien el creía era Julieta, a escondidas del médico forense se puso un guante y midió su mano con la de ella.
Una sensación extraña invadió su cuerpo, al ver cómo esa mano era más pequeña de lo que el recordaba, sintiendo la mayor sospecha de que realmente esa no era Julieta, levantó la sabana y descubrió la piernas del cadaver.
—No es ella—dijo en voz baja.
El médico forense se acercó y lo miró de forma extraña.
—¿La conoces?... Está es su identificación— preguntó el médico sin despegarle la mirada.
Antes de responder, Israel pensaba en lo que había visto, y oido de Julian. Pensaba si debía hacer lo correcto y decir que ese cuerpo no parecía ser el de Julieta o callar. Pensar en que quizás Julieta por fin había alcanzado su libertad lo hizo romper la regla que jamás pensó transpasar.
—Sí, la conozco — dijo Israel, su voz firme y decidida -. Y sí, ese cuerpo es el de Julieta Sanz.
El médico forense asintió, como si hubiera esperado esa confirmación.
— Lo siento, supongo que era tu amiga—dijo el médico —. Sé que esto debe ser difícil.
Israel asintió, fingiendo tristeza y dolor. Miró el cuerpo con tranquilidad, pues sabía que no era Julieta.
—¿Puedo hacer algo? — preguntó Israel, sintiendo la necesidad de hacer algo para honrar la memoria de Julieta y seguir el juego que parecía haber orquestado.
El médico forense se encogió de hombros.
—No hay mucho que puedas hacer en este momento — dijo —. Pero si quieres, puedes hablar con la familia de Julieta, ofrecerles tus condolencias.
Israel asintió, sabiendo que eso era lo menos que podía hacer. Se despidió del médico forense y salió de la sala de autopsias, sintiendo un peso en su corazón.
Mientras caminaba hacia su auto, Israel no podía dejar de pensar en Julieta y en lo que había pasado, sobre todo pensaba en que lugar estaría ella y si finalmente encontró lo que tanto buscaba.
Horas después se enteró de la dirección donde era su funeral, y sin pensarlo asistio. Al llegar miró a decenas de personas sentadas mirando hacía la nada, preguntándose como alguien tan joven murió de esa manera, sin demostrar señales.
La caja estaba sellada, y cerca estaban solo dos personas a las cuales ofreció las más sinceras condolencias
—Siento mucho su perdida—Dijo Israel intentando consolar a la madre de Julieta, que tenía los ojos rojos y los ojos hinchados.
La madre de Julieta lo miró sorprendida, y miró también a Joshua novio de su hija Julieta que se encontraba a su lado, encontrando semejanzas físicas entre los dos. Dándose cuenta de que lo que su hija una vez menciono por casualidad era real.
—Suegra, es mejor que descanse un poco— dijo Joshua llevandose a la madre de Julieta.
La madre de Julieta, se nego a irse, en cambio decidió callarse y no hablar absolutamente nada.
—Soy Joshua...el novio de Julieta... bueno lo fuí —dijo Joshua extendiendo su mano hacia Israel—.¿Quien eres tu?.
—Soy un viejo amigo—contestó Israel mirando a Joshua con detenimiento.
Israel no podía creer como Joshua podía parecerse tanto a él, excepto por su altura y unas leves diferencias que lo hacían un poco distinto. Su piel morena y ojos casi café claro, labios carnosos y hasta el timbre de voz eran similares. La forma de acomodarse el pelo y la misma forma de caminar.
La madre de Julieta miraba con nerviosismo a ambos, pues Joshua hacia lo mismo con Israel y lo examinaba, pero esa coincidencia le pareció insignificante en un momento así. Israel se marchó sin decir palabra alguna estaba demaciado conmocionado. Subió a su auto y se quedó hundido en sus pensamientos, pensando si realmente era una coincidencia que el novio de la difunta Julieta fuera casi su gemelo.
Continúaraa.....