Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.
Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.
NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13.
SOFÍA
Agotada luego de haber tenido sexo con el Alcaide de Azgaard, me levanté de encima de su cuerpo y me liberé de su interior, estando aún duro, palpitando en mi interior. Así como él se estuvo quieto, con los ojos cerrados, ajeno a mí y a todo lo que había a su alrededor, tan agotado así como yo, supuse que sería suficiente esa noche, creí que habíamos finalizado con el sexo.
Era hora de volver a mi celda, no podía quedarme más tiempo ya que muy temprano debía ir a trabajar a las fábricas y hacer todas las tareas que me asignaran y cumplirlas al pie de la letra. En mi anterior vida de Nazi las tareas que me eran asignadas eran básicamente, buscar, cazar y matar al objetivo sin importar qué. Esa era mi vida y lo único que conocía.
Sin embargo, al llegar a Azgaard todo eso había terminado y ahora debía trabajar como obrera en una fábrica y además debía de limpiar y ordenar la oficina del hombre con el que había tenido sexo hace tan sólo unas horas.
Nunca en mi vida un hombre había puesto tanto interés en mí a comparación del bastardo del que me había enamorado la muy estúpida de mí. Pero el punto era que para cuando él se interesó en mí me pareció ilógico al principio pero luego de un tiempo cedí y dejé caer todas y cada de las barreras que había puesto en mi corazón para no ser manipulable, porque cuando un espía se veía expuesto al amor... todo eso lo... corrompía por dentro hasta ya no quedar nada.
Mientras que antes de él... muchos hombres habían puestos sus ojos en mí hasta el punto de pedir mi mano en matrimonio a lo cual nunca cedía por más que mi Padre adoptivo me dijera que era lo adecuado para mí. La belleza, la elegancia y el carisma suave que yo mostraba ante los ojos de los demás les era atractivo para los hombres de alta posición y cuna. Además de tener un puesto de alto rango en el ejército Nazi.
Para ellos yo era la dama ideal para ser esposa de un hombre culto y elegante. Era una dama hermosa y elegante ante los ojos de la sociedad.
Odiaba ser el centro de atención de los hombres del círculo al cual pertenecía a lado de mi Padre. De lo que era antes mi círculo... yo era alguien con expectativas de encontrar a alguien que no me viera como un trofeo el cual pudiera presumir. Nunca me casé con ninguno de los pretendientes que tuve porque mi prioridad era mi vida de Nazi, mi Padre, su bienestar, su seguridad... nada más me importaba.
Pensaba que el establecerme en un hogar y ser esposa de alguien era como cortarme las alas y ponerme dentro de una jaula de oro. Además ninguno de esos hombres me deslumbraba con su carisma. Pero eso cambió cuando conocí a Edward... y todo mi mundo cambió y fue entonces que con él me di cuenta de que era alguien a quien yo admiraba y respetaba. Un hombre guapo, atractivo, inteligente, elegante, carismático, apasionado, carácter fuerte y dominante, además de que provocaba miedo y respeto.
Era alguien que era capaz de darme seguridad, amor, respeto, protección y pasión. Era un hombre que me hacía sentir tantas cosas en el vientre. Alguien que me inspiraba deseo. Soñaba un el prospecto de tener a mi lado un hombre capaz de darlo todo por mí, incluso hasta su vida. Pero me equivoqué y terminé por ser arrestada y encarcelada en Azgaard.
Me bajé de la cama de Maxwell buscando mi ropa lo cual hice pesadamente, estaba incomoda, comenzaba a sentir molestias en mis caderas y en mi interior. Fue muy brusco, como me temí.
Debido al calor de la pasión no sentí nada cuando entró a mi interior. El deseo y el placer eclipsaron el ardor que en ese momento comencé a sentir. Había sido marcada por su masculinidad. En ese momento me di cuenta de que debí de haberme negado a tener sexo sin la píldora experimental, o más bien debí de haber exigido que no me penetrara con tanta fuerza. Rogaba porque no hubiese consecuencias.
¡No quería quedar embarazada de ese maldito demonio!
Antes de lo sucedido de esa noche estaba completamente segura de que aborrecería tener en mi vientre creciendo a un bebé, un bebé de mi ahora enemigo... y que querría que los doctores me lo quitaran de mis entrañas, era como sí esa pobre criatura fuera una aberración, un estorbo, una basura, algo que no debía existir y mucho menos respirar el mismo aire que yo y que todos en el mundo. Sin embargo, no era así... no era capaz de desearle la muerte a un bebé que no tenía la culpa nada.
Un pequeño inocente que no tenía la culpa de crecer dentro de mí. Y aunque lo tuviera no iba a ser capaz de matarlo aunque lo intentara no iba a poder. Y si llegaba a quedar embarazada de ese demonio... era consciente de que ese niño sería mi sangre. Sentía miedo y aprensión por mi posible hijo, Maxwell iba a matar a la criatura. Siendo él un Nazi no deseaba que hubiese una mezcla entre un Nazi y una traidora.
Él era un Soldado Nazi que no buscaba que una traidora diera a luz a un bebé con su sangre, porque yo era una traidora. Y eso era imperdonable entre los Nazis y los arios puros. Maxwell era un aristócrata y un oficial de alto rango Nazi. Sí él decidía dejarme dar a luz a un niño con la sangre de una traidora... sería una grave traición para la Tercer Reich.
Me era extraño sentir que podría estar embarazada luego de lo que acababa de pasar esa noche y que alguien podría tratar de acabar con la vida de un indefenso bebé... de manera instintiva me llevé las manos a mi vientre como un escudo. Un dulce calor y extraño despertó en mi corazón. Sentía la fuerte necesidad de proteger al bebé que tal vez estaba dentro de mí. Era como cuando tenía que cuidar a mi Padre adoptivo. No, era más que eso. Ese niño que tal vez estaba dentro de mí sería mi hijo o hija. Él sería mi familia, la familia que nunca antes tuve desde que nací y luego fui abandonada. Una nueva generación de mi nueva familia que me daría una nueva oportunidad de tener la familia que había querido tener desde niña pero nunca la tuve, a pesar de que mi Padre adoptivo me cuidó y protegió... él nunca me vio como su familia sino como una subordinada y no como una hija.
De pronto me sentí tensa, debido a que Maxwell se movió sobre la cama. Sentí su fuerte presencia tratando de llamar mi atención. Levanté la mirada y me encontré con la suya, era penetrante, astuta y atenta sobre mí. No le pasó por desapercibida la postura que tenía. Él estaba tendido de costado sobre la cama, sujetando su cabeza con la mano derecha, apoyando el codo sobre la cama. Mi corazón dio un vuelco, lo cual me puso pálida y tensa. No le importó mi desnudez y por lo visto tampoco la suya.
Ya lo había pasado a un segundo plano y él igual. Lo que quería era escapar a mi celda. Más que nunca deseaba escapar de Azgaard y estar lo más lejos posible de Maxwell y del país que amenazaba con matarme.
Deseaba salvar al niño que tal vez estaba creciendo dentro mío. Incluso mi Padre adoptivo había pasado a segundo plano. ¡Tenía que esconderlo! Debía de proteger a la semilla que Maxwell había puesto en mí interior, posiblemente estaba germinando, pero la verdad era que mi posible hijo lo acababa de dejar expuesto al peligro y ese peligro era su propio Padre.
Tragué saliva nerviosa y mal dije en silencio por ser descubierta soñando despierta con el hijo que posiblemente tendría en mis brazos. Mantuve la mirada con resolución.
¡Lo mataría sí trataba de hacerle daño!
Debía de matarme antes de que me obligara hacerme un aborto. Lo mataría con mis manos sí lo intentaba él mismo.
Además era su culpa. Tener sexo sin ninguna protección traía consigo consecuencias y él lo sabía perfectamente. No entendía a qué estaba jugando y me daba escalofríos pensar en ello. E incluso él mismo había dicho de manera muy clara que ninguna rea en Azgaard debía dar a luz a un mestizo.
Entonces Maxwell me sorprendió hablando con toda tranquilidad.
—No te he dado permiso de que te levantes de la cama Sofía. Vuelve a mi lado, ven a mis brazos. La noche aún no termina. No he tenido suficiente de ti.
Quiero que estés en mi cama cada noche, durmiendo a mi lado después del sexo. Eres la primera mujer que quiero tener en mi cama hasta el amanecer, quiero que estés entre mis brazos, aún si estoy durmiendo, hasta ahora no he dejado que ninguna de mis amantes despierte entre mis brazos.
Te irás hasta que el sol salga y de ahora en adelante habrá noches de pasión que no van a terminar hasta el siguiente día. No me importa que los demás Celadores, doctores y reas se enteren de que serás a partir de mi amante a partir de ahora. Es más, quiero que se enteren, ya que de ese modo estarás protegida y resguardada de cualquier atentado en tu contra en caso de que los rumores surjan o haya sospechas de lo que eres.
Nadie va a atreverse a hacerte algo si saben que eres mía. Mi protegida. Mis superiores no lo van a saber porque nadie bajo mis órdenes va a abrir la boca para delatarme y exponerme. Todos en Azgaard me temen. Es más que bien sabido que la traición la cobro con sangre—. Sus palabras me hicieron estremecer de miedo y a la vez de incertidumbre, una que ni siquiera era capaz de evitar sentir.
—Debo volver a mi celda, no conveniente que me quede. Por favor, deja que me vaya. No puedo faltar al trabajo. Y además estoy dolorida, acabas de quitarme la virginidad y como dijiste... no tienes nada pequeño entre las piernas. No seré de utilidad en la fábrica en la que corresponde trabajar y mucho menos limpiar tu oficina y esta habitación ya que posiblemente no podré caminar bien mañana por sentirme incomoda y dolorida, además de cansada luego de haber pasado la noche contigo teniendo sexo. Además... debemos de ser conscientes de que ambos tenemos responsabilidades y tenemos que cumplirlas—. Había dicho la verdad y por lo visto mis palabras no lo habían dejado muy convencido.
—¡¿Acaso estás anteponiendo tus obligaciones y las mías como excusa ante mí?!—Mala decisión de mi parte. Culpa mía.—¿No te das cuenta de que estás cavando las tumbas de todas reas que quieres proteger?—Gritó en un modo de desesperación y de... ¿miedo? Era imposible.—No me hagas competir por tu atención—Me rogó— y compañía, porque eso sólo provocará que halla muertes innecesarias y tú y yo sabemos que tu odias las injusticias hacia las mujeres. Y propiciarás sus muertes y no su escape de Azgaard—. Sus palabras fueron crueles y ciertas. No sólo buscaba mi libertad sino también la de las demás reas que pudiera salvar.
—Pensaba en manipularte con tu sentido de justicia para hacerte mía definitivamente utilizando a las reas pero me doy cuenta de que ellas son ese impedimento y tu también que eres ese obstáculo en mi plan. Pero no puedo usarte a ti misma como rehén porque eres de las no duda en poner su vida en riesgo con tal de salvar a quien lo necesita. En fin... tu mente se centra en las reas y no en ti misma, tu sentido de justicia se convirtió en tu centro desde que fuiste traicionada por la persona que amabas.
No lo niegues, pero eso no me interesa en este momento, luego te haré hablar de ello. Sin embargo... aceptaste mi propuesta de ser mi amante por el bien de las reas y el futuro de estas. Pensaste en que sí lograbas comprarme conseguirías la libertad de esas mujeres y quizás la tuya. Pensaste bien. Debido a que no iba a quedarme de otra más que liberar a alguna de las reas que sea de tu plena confianza para que sigas en mi cama.
Iba a tenerte solo para eso, hasta entonces pero... luego de harías matar por mí o por Celadores. Pues déjame decirte que no voy a permitir que mueras escapando de mí. Ahora mismo podrías tener dentro tuyo un hijo mío germinando. Un hijo que amarás cuando tengas la absoluta certeza de que está creciendo dentro de ti.
Tienes un corazón puro de eso estoy seguro. Lo amarás y protegerás con más intensidad así como alguna vez amaste y protegiste a tu Padre adoptivo y mentor. Tu misma lo estás demostrando al cubrir tu vientre con las manos sintiéndome como una amenaza para él. Ya lo estás protegiendo, lo estás imaginando crecer dentro de ti, respirando y esperando a tenerlo en tus brazos.
Por ese niño deseas estar sana, fuerte y viva dentro de la prisión de mis brazos. ¡Desearas vivir por él! Querrás estar con él o ella.
Mantendré vivo y seguro a ese niño como parte de mi familia. Porque será mi hijo, y como tal tendrá derecho a tener mi apellido. ¡Será un Fürstenberg!.
Vas a tener un hijo Sofía, un hijo mío. Va a sobrevivir tu sangre y la mía. Sino quedas embarazada ahora, tarde o temprano lo estarás, por eso ordené que no te dieran el medicamento experimental.
Mis Padres han tratado por todos los medios de hacer que me case bajo un matrimonio conveniente porque desean nietos. E incluso llegué a matar a un par de mujeres que tuvieron la mala suerte de aceptar casarse conmigo.
Mis Padres aceptarán a un nieto que venga de una traidora. Con ello voy a matar dos pájaros de un tiro. Ellos tendrán que parar de buscarme esposa, la cual no deseo tener. Y también me aseguraré de que sigas viva para continúes siendo mía—.