*Sinopsis:*
_Alejandra despierta en un hospital con la memoria intacta de su vida pasada, marcada por el dolor y la desesperación por el amor no correspondido de Ronan. Decidida a cambiar su destino, Alejandra se enfoca en sí misma y en su bienestar, pero Ronan no cree en su transformación. Mientras tanto, Víctor, un poderoso enemigo de Ronan, pone sus ojos en Alejandra y comienza a acecharla. ¿Podrá Alejandra superar su amor por Ronan y encontrar la felicidad sin él, o su corazón seguirá atado a él para siempre? ¿O será víctima de los juegos de poder de Víctor? "Renacimiento en Silencio". Una historia de amor, redención y autodescubrimiento en un mundo de pasiones y conflictos.
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Enferma y en aprietos.
—Por lo que se, no te gustan las joyas ya que te gusta las piedras falsas.
La voz ronca y seca de Ronan corta el aire como una navaja. Su sola presencia hace que todo mi cuerpo se tense. No lo había escuchado llegar, pero su tono es inconfundible: está molesto.
—Es bueno probar diferentes variedades.
Dice y solo se que está buscando problemas con Ronán, pero que a mí no me meta.
—Tiene fiebre —dice mirando a las doctoras con la mandíbula apretada—. Revísenla, se empapó con la lluvia.
Las enfermeras se movilizan enseguida. Me conducen a una habitación y me recuesto en la camilla, aún temblando, no sé si de frío, de fiebre o de la mirada helada de Ronan clavada en mí hace apenas segundos.
—Muy bien hecho, Alejandra —murmuro entre dientes, cerrando los ojos con frustración—. Ahora va a pensar que lo hice a propósito... y lo peor es que Víctor podría haberle dicho lo del perfil.
El pecho me martilla con fuerza. ¿Qué pensará ahora? ¿Que lo espío? ¿Que lo provoco? ¿Que lo uso para atraerlo? Me odio por lo mucho que me importa. No puedo evitarlo y se que es algo que no pasará de la noche a la mañana y el que el no colabore no me ayuda.
Me colocan un gotero, me toman la temperatura, me dan un cóctel de medicamentos que ni siquiera pregunto. Pasan unos minutos, quizás horas. Empiezo a sentirme algo mejor. El cuerpo me deja de pesar tanto. La fiebre baja. La piel, antes ardiente, se enfría lentamente.
La puerta se abre y entra la abuela, con el rostro lleno de preocupación.
—Te dije que te fueras a la casa —me regaña, sin levantar la voz.
—Solo me mojé con la lluvia…
—Muy mal, Alejandra. Mira dónde estás otra vez. ¿No te das cuenta de parece que....?
No termina de hablar y no sé qué responderle. Tiene razón, pero no quiero oírlo. Pareciera que trato de llamar la atención de Ronan. Maldigo para mis adentros ya que cada vez que intento alejarme de Ronan, la vida me empuja de nuevo hacia él. Como si todo conspirara para atarme a alguien que no me quiere, que nunca me mirará como quería que lo hiciera....
La abuela se sienta junto a mí, toma una revista de la mesita y comienza a ojearla. En la portada, Víctor. Su nombre en letras grandes: “El regreso del heredero silencioso”. Hablan de su vuelta al país, de sus inversiones, de sus alianzas. Un nudo me aprieta el estómago. No necesito más problemas.
Suena su celular. La abuela se disculpa y se retira para tomar la llamada. Antes de salir me acaricia la frente y me promete volver pronto. Me quedo sola. Trato de cerrar los ojos, pero no me da tiempo.
La puerta vuelve a abrirse.
Y aparece él.
Víctor.
—Creo que se equivocó de habitación —digo con la voz tensa, sentada en la camilla.
Él sonríe, tranquilo, como si estuviera en su casa.
—Estoy exactamente donde debo estar.
—¿Qué se le ofrece?
—Tranquila, jamás haría algo no quisieras —dice mientras se acerca, las manos en los bolsillos.
Me acomodo el cabello hacia un lado y lo miro a los ojos.
—¿Podemos ser amigos?
—¿Que quiere? ¿Por qué tanta cosa? Se que usted y Ronán no se llevan, solucionenlo los dos Ami déjenme fuera de esto.
Suelta una carcajada burlona, como si micomentario le resultará adorable.
—¿Ronan te lo tiene prohibido? Qué curioso… él sí puede tener una amiga, pero tú no.
—Señor Víctor, ese es un tema que no le concierne —respondo, forzando la cortesía.
—Vaya, vaya… qué fácil lo tiene Ronan. No sabía que la bigamia era legal en este país. Si lo hubiese sabido, habría regresado antes. Dos mujeres hermosas para él, ninguna para los demás.
Sus palabras me aprietan el corazón. Aprieto los puños. Me esfuerzo por mantener la compostura.
—Te dejo mi tarjeta —dice sacando una, elegante, negra con letras doradas—. Por si cambias de opinión.
No la tomo. Él espera unos segundos, y al ver que no la recojo, la deja en la mesa de a lado con una sonrisa socarrona.
—O puedes escribirme por redes sociales… ya sabes cuáles son —agrega, con voz baja.
Y justo entonces…
La puerta se abre con fuerza.
Ronan entra.
Y su mirada… va directo a nosotros.
Sus ojos se clavan en Víctor, luego en mí. Luego, de nuevo en Víctor.
El silencio es pesado. No dice nada. Ni una palabra. Pero su expresión lo dice todo: tensión, rabia, orgullo… y algo más. Algo oscuro. Algo que no sé si es celos o furia aún que lo primero no creo.
Víctor da un paso atrás, pero mantiene la sonrisa.
—Ronan —dice en tono casual—. Qué coincidencia.
—¿por qué coincidencia? Esta la habitación de mi esposa, quien está de más aquí está más que claro.
Ronan responde y por primera vez lo escucho decir eso con rabia, hasta parece que me estuviera peleando. Camina hacia mi lado, me observa de arriba abajo. Su mandíbula está tan apretada que parece que va a romperse.
—¿Qué hace él aquí? —pregunta con voz seca, sin apartar los ojos de mí.
—platicando —responde Víctor por mí.
—No estoy hablando contigo—escupe Ronan, finalmente viéndolo a los ojos.
Victor da un paso hacia el y Ronán igual, está escena me acelera el corazón y la presión se me sube.
Las enfermeras entran justo en ese momento, interrumpiendo la escena con su rutina de siempre. Pero el ambiente está cargado de tensión.
Sé que algo está a punto de suceder y no será nada bueno.
—¿usted es?
Le preguntan a Víctor y este sonrie provocando a Ronán cuando me ve coquetamente.
— Vine a ver a mi amiga, pero ya me voy.
Dice Victor saliendo y una sonrisa se me escapa al ver que sale como si el mismo se creyera su mentira y más cuando me dice desde el humbral:
—Saludame a tu hermana, ya sabes quién revisa mis redes sociales.
Lo observo salir mientras mi corazón late más rápido haciendo que se duplique lo tenso de la habitación ya que Ronan me ve mal muy mal.
que raro no