Capitulo 3

El silencio reinaba en aquella casa extraña. Mis ojos recorrían cada rincón mientras intentaba procesar todo lo que había pasado en tan solo unas horas. Todo era distinto. Nada tenía sentido. Primero, las criaturas que nos habían perseguido hasta el portal. Luego, este hombre desconocido que nos llamaba sobrinos y parecía saber más sobre nosotros que nosotros mismos. Y ahora... esto. La botella fría que tenía en las manos me resultaba fascinante. Nunca habíamos visto algo así en Aeldria. En nuestro mundo, las bebidas no necesitaban enfriarse. Pero aquí, todo parecía girar en torno a objetos extraños y tecnologías que no comprendíamos.
Miré a mis hermanos. Kael estaba sentado en una silla, observando con recelo al hombre que nos había traído hasta aquí. Lys no dejaba de mirar la botella como si pudiera encontrarle algún secreto oculto, y Soren, como siempre, estaba en su propio mundo, perdido en pensamientos que no compartía con nadie. El hombre, que hasta ahora no nos había dado su nombre, se apoyó en la mesa y nos observó con una media sonrisa. Parecía divertirse viendo nuestras reacciones.
Manu
Manu
Van a tener que acostumbrarse a esto —dijo, rompiendo el silencio
Manu
Manu
Bienvenidos a la Tierra.
Tierra. Esa palabra resonó en mi cabeza como un eco lejano. Mamá nos había hablado de la existencia de otros mundos. Historias que nos contaba antes de dormir. Pero nunca pensé que fueran reales. Me obligué a levantar la vista y mirarlo directamente a los ojos.
Rhea
Rhea
¿Qué quieres decir con que "vamos a tener que acostumbrarnos"? —pregunté, mi voz firme, aunque sentía que el corazón me latía con fuerza.
El hombre se reclinó en la silla, cruzando los brazos.
Manu
Manu
Van a vivir aquí por un tiempo. Este será su nuevo hogar.
¿Hogar? Mis hermanos se tensaron al escuchar esa palabra. Kael fue él primero en reaccionar.
Kael
Kael
¿De qué hablas? —preguntó, su tono cargado de desconfianza.
Kael
Kael
No podemos quedarnos aquí. Tenemos que regresar a Aeldria.
El hombre negó con la cabeza lentamente.
Manu
Manu
No hay nada a lo que puedan regresar.
Sus palabras cayeron como un balde de agua fría.
Rhea
Rhea
¿Qué... qué quieres decir? —mi voz tembló por primera vez.
Manu
Manu
El portal que usaron se cerró. No hay forma de volver... por ahora.
Mi respiración se aceleró. No hay forma de volver. Las palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza.
Lys
Lys
Pero... ¿por qué? -preguntó Lys, su tono más suave de lo habitual.
El hombre suspiró.
Manu
Manu
No es seguro para ustedes en Aeldria. Las mismas criaturas que los atacaron los buscarán sin descanso. Aquí están a salvo. Nadie sabe que están en este mundo, y así debe seguir siendo.
Kael apretó los puños.
Kael
Kael
¿Y por cuánto tiempo? —insistió.
El hombre hizo una pausa antes de responder.
Manu
Manu
Hasta que sea seguro.
El silencio volvió a llenarse de preguntas sin respuesta. Nadie quería aceptar lo que estaba escuchando, pero no podíamos ignorar la realidad.
Manu
Manu
Van a necesitar identidades nuevas—continuó el hombre.
Manu
Manu
Aquí, no son Rhea, Kael, Lys y Soren. Tendrán nombres humanos. Documentos falsos. Irán a la escuela. Harán sus vidas como si siempre hubieran vivido aquí.
Soren
Soren
¿Y qué pasa con nuestra misión? —preguntó Soren, hablando por primera vez desde que llegamos.
El hombre lo miró con seriedad.
Manu
Manu
Eso no ha cambiado. Pero para cumplirla, primero necesitan adaptarse a este mundo. Ser invisibles.
Invisibles. Esa palabra se quedó grabada en mi mente. Seríamos fantasmas en un mundo que no era el nuestro. ¿Cómo iba a lograr eso? Me levanté de la silla y caminé hacia una ventana. Afuera, el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de un color naranja intenso. ¿Era este nuestro destino?
Detrás de mí, escuché cómo el hombre se levantaba también.
Manu
Manu
Mañana comenzaremos con los trámites para sus nuevas identidades. Por ahora, descansen. Esta será su casa.
Me giré para mirarlo.
Rhea
Rhea
¿Y quién eres tú, realmente?—pregunté, mi voz cargada de sospecha.
El hombre sonrió, pero solo me respondió.
Manu
Manu
Soy Manu, pero eso no importa por ahora. Lo que importa es que están a salvo.
Caminó hacia la puerta, pero antes de salir, se detuvo y nos miró de nuevo.
Manu
Manu
Ah, por cierto... —dijo, con una leve sonrisa—. Nuevamente, bienvenido a Florida.
Florida. Mientras el hombre salía, un ruido llamó mi atención. Gruff, gruff. Me giré lentamente hacia el rincón de la habitación. Había una criatura allí, sentada, observándonos con curiosidad.
Rhea
Rhea
¿Qué es eso? —pregunté, frunciendo el ceño.
Manu se detuvo en la puerta y se volvió para mirarnos, con una sonrisa divertida.
Manu
Manu
¿Nunca han visto un perro?
Kael frunció el ceño.
Kael
Kael
¿Un qué?
Manu chasqueó la lengua y se acercó lentamente al animal.
Manu
Manu
Un perro. Es un animal doméstico. Fiel, inteligente... y muy bueno para detectar cuando alguien miente.
El perro movió la cola y se acercó a Soren, que se agachó para acariciarlo.
Soren
Soren
Es suave... —murmuró, sorprendido.
Lys se acercó también, mirando al animal con fascinación.
Lys
Lys
¿Y qué hace? —preguntó.
Manu se encogió de hombros.
Manu
Manu
Cuida, acompaña... y a veces, simplemente está ahí para recordarte que nunca estás solo.
El perro se acercó a mí, y, tras un instante de duda, me agaché para acariciarlo. Era extraño, pero su presencia me transmitía una especie de calma.
Rhea
Rhea
Tendremos que acostumbrarnos a muchas cosas —dije en voz baja.
Kael asintió, aunque su mirada seguía cargada de desconfianza.
Rhea
Rhea
Pero nunca olvidaremos quiénes somos.
Manu sonrió de nuevo desde la puerta.
Manu
Manu
Por supuesto que no... Pero, mientras tanto, es mejor que disfruten de este mundo. Podría sorprenderlos.
...
Cayó la noche, y con ella, un silencio inquietante se apoderó de la casa. Estábamos dispersos, cada uno intentando asimilar lo que significaba estar en un mundo que no era el nuestro. Pero el sonido del timbre 🛎️ rompió esa calma de golpe.
El repiqueteo metálico reverberó por las paredes como un eco siniestro. Mis ojos se cruzaron con los de Lys y Soren, ambos tensos. No esperábamos visitas. Según nuestro tío, nadie debía saber que estábamos aquí.
Lys
Lys
¿Quién demonios será a esta hora? —murmuró Lys, levantándose de un salto.
Manu corrió hacia las cámaras de seguridad y su expresión se tornó sombría al ver la pantalla.
Manu
Manu
Tenemos compañía —anunció, su voz tensa.
Kael no esperó más. Se lanzó hacia la puerta principal como un vendaval.
Manu
Manu
¡Kael, espera! —gritó Manu, pero fue inútil.
Manu intentó detenerlo, pero Kael ya había salido.
Manu
Manu
¡Por los dioses! —exclamó Manu, desesperado—. ¡Si un humano ve esto, será un desastre!
Con un movimiento rápido, Kael extendió su mano y una corriente eléctrica chisporroteó en el aire, envolviendo la puerta en un destello azul antes de hacerla pedazos. La madera voló en todas direcciones, dejando un marco destrozado.
Frente a la entrada, un hombre de aspecto severo esperaba. Vestía ropa oscura y cargaba un arma que jamás había visto antes. Una serie de luces parpadeaban en el costado del dispositivo, emitiendo un extraño bip-bip-bip que parecía medir cada movimiento de Kael. El hombre no dudó. Levantó su arma y la apuntó directamente hacia nosotros. ¡PAM! El sonido fue seco y potente, como un latido metálico que se rompía en el aire. El proyectil salió disparado con un silbido agudo, cortando el viento con precisión mortal.
Mi corazón latía con fuerza. El mundo pareció ralentizarse por un instante. Sin pensar, cerré los ojos y dejé que mi poder fluyera. Todo comenzó a retroceder. El sonido del disparo se desvaneció como un eco lejano. Las astillas de madera de la puerta destrozada volaron hacia atrás, encajándose de nuevo en su lugar como si nunca hubieran salido despedidas. Kael retrocedió, su movimiento deshaciéndose como una cinta rebobinada. Sus pies tocaron de nuevo el suelo, y la electricidad que había lanzado se desintegró en el aire, como un relámpago en retroceso.
Las luces del arma del hombre volvieron a apagarse. El disparo nunca sucedió. Cinco segundos atrás. Abrí los ojos y, con un parpadeo rápido, me encontré de nuevo frente a las cámaras. Sin pensarlo, utilicé mi velocidad para detener a Kael antes de que pudiera salir. Lo sujeté del brazo con fuerza, bloqueando su impulso.
Rhea
Rhea
¡Detente! —le dije, jadeando.
Kael se giró hacia mí, confundido.
Kael
Kael
¿Qué haces?
Lys se acercó lentamente, sus ojos abiertos como platos.
Lys
Lys
¿Acabas de… retroceder el tiempo?
Manu nos miró con incredulidad.
Manu
Manu
¿Lo hiciste? —preguntó, incrédulo.
Asentí débilmente.
Rhea
Rhea
Sí…
Las palabras apenas salieron de mi boca antes de que todo comenzara a desvanecerse a mi alrededor. Mi visión se tornó borrosa, las voces se transformaron en murmullos distantes, y mis piernas dejaron de sostenerme. Mis ojos se cerraron por completo mientras mi cuerpo caía al suelo, sumido en un agotamiento absoluto. Lo último que escuché fue el eco lejano de las voces de mis hermanos llamándome desesperados. Y luego, oscuridad.
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