Entre Cómics Y Canciones

Entre Cómics Y Canciones

1

Lucas no recordaba la última vez que se había sentido en casa. Cuando su madre lo dejó en la puerta del pequeño departamento de su tío, apenas pudo mirarla a los ojos. Ella le dio un abrazo rápido, sus manos temblando, y murmuró algo sobre “hacer esto por su bien” antes de irse. Desde entonces, cada rincón de este nuevo hogar parecía demasiado estrecho, demasiado ajeno.
¡Lucas! —La voz de Sofía resonó desde la sala.
Lucas miró el techo, dejando escapar un suspiro. Estaba tirado en la cama, hojeando por quinta vez el mismo cómic viejo. A pesar de su aparente desinterés, la voz de su prima siempre llevaba una energía que era difícil ignorar.
Lucas
Lucas
¿Qué quieres? —respondió finalmente, con un tono más seco de lo que pretendía.
Sofía apareció en la puerta, sonriendo como si tuviera un secreto que no podía guardar más. Llevaba una camiseta amarilla con un diseño vintage y unos pantalones de mezclilla cortos, un atuendo que reflejaba su personalidad vibrante.
Sofia
Sofia
Vamos al mercado de pulgas —anunció, como si fuera la mejor idea del mundo.
Lucas
Lucas
¿Por qué yo? Ve tú sola. —Lucas se sentó en la cama, frunciendo el ceño.
Sofia
Sofia
Porque llevas encerrado aquí toda la semana como un ermitaño. Y porque sé que te encantan los cómics y allí siempre hay cosas geniales.
Sofia
Sofia
Vamos, será divertido.
Lucas
Lucas
No creo que sea mi tipo de lugar —murmuró Lucas, volviendo a mirar el cómic en sus manos.
Sofia
Sofia
Precisamente por eso tienes que ir —insistió Sofía, acercándose y tirando de su brazo—.
Sofia
Sofia
Además, no acepto un "no" como respuesta.
Lucas
Lucas
—Lucas soltó un suspiro profundo, sabiendo que no podía ganarle.
Sofia
Sofia
Sofía sonrió, triunfante.— Confía en mí, no te arrepentirás.
En el mercado! ★
El mercado de pulgas estaba lleno de vida. Puestos improvisados cubiertos con lonas coloridas se extendían por varias cuadras. El aire olía a comida frita y especias, y la mezcla de risas, regateos y música creaba un ambiente caótico pero emocionante.
Lucas caminaba un paso detrás de Sofía, con las manos en los bolsillos y los hombros tensos. Cada tanto, su prima señalaba algo en un puesto, exclamando con entusiasmo. Pero él apenas respondía, sintiéndose abrumado por la multitud.
Sofia
Sofia
Mira esto, Lucas. ¿No es genial? —dijo Sofía, sosteniendo un collar hecho de cuentas brillantes
Lucas
Lucas
Claro —respondió él sin mirarla, su atención capturada por una mesa llena de cómics viejos.
Se acercó, pasando los dedos por las portadas desgastadas. Aquí estaban los héroes de su infancia, atrapados en batallas épicas. Por un momento, el ruido del mercado se desvaneció, y Lucas se sintió en su elemento.
De repente, alguien chocó contra Lucas con suficiente fuerza para hacerlo caer al suelo. Sus manos apenas lograron amortiguar el impacto.
—¡Oh, rayos! Lo siento, ¿estás bien? —preguntó una voz masculina mientras unas manos firmes lo ayudaban a levantarse.
Lucas levantó la vista y se encontró con un chico moreno, un poco más alto que él, con rizos desordenados y una camiseta de Nirvana. Su expresión mezclaba preocupación y una sonrisa despreocupada.
Lucas
Lucas
Estoy bien —respondió Lucas secamente, apartando rápidamente las manos del desconocido en cuanto estuvo de pie.
Diego
Diego
¿Seguro? Pareces medio molesto —dijo el chico, inclinando la cabeza mientras lo miraba con curiosidad
Lucas
Lucas
No es nada —murmuró Lucas, incómodo por la conversación. Apartó la mirada, sintiéndose observado.
Diego no parecía ofendido por el tono cortante de Lucas. En lugar de eso, sonrió como si entendiera algo que Lucas no quería admitir.
Diego
Diego
Debe ser un día complicado para ti —comentó
Diego
Diego
—Luego, con un encogimiento de hombros, añadió: Bueno, no te molesto más. Cuídate, chico cómic.
Diego
Diego
— Antes de irse, Diego le lanzó un guiño acompañado: Por cierto, esos ojos verdes no pasan desapercibidos.
Lucas sintió cómo el calor subía rápidamente a su rostro. No sabía qué lo había descolocado más: las palabras de Diego, su tono relajado, o el hecho de que su corazón hubiera dado un pequeño salto.
Lucas
Lucas
Q-qué...
Lucas se quedó inmóvil por un momento, mirando hacia el suelo mientras trataba de calmarse.
Sofia
Sofia
¿Quién era ese? —preguntó Sofía, apareciendo a su lado con un vaso de agua de frutas en la mano.
Lucas
Lucas
Nadie —respondió Lucas, levantando otro cómic.
Siguieron recorriendo el mercado hasta que se fueron a casa.
El camino de regreso desde el mercado de pulgas fue tranquilo. Lucas caminaba en silencio, con las manos metidas en los bolsillos, mientras Sofía hablaba sin parar sobre los hallazgos del día. Aunque ella trataba de incluirlo en la conversación, Lucas respondía con monosílabos, distraído por sus propios pensamientos.
Sofia
Sofia
¿Y tú qué compraste? —preguntó finalmente Sofía, girándose para mirarlo.
Lucas
Lucas
Nada —respondió Lucas. No quería mencionar el incómodo encuentro con Diego.
Cuando llegaron al departamento, el olor familiar a especias y comida casera los recibió. Raúl, el tío de Lucas y padre de Sofía, estaba en la cocina, sirviendo guisos en platos hondos.
Era un hombre robusto, de rostro amable pero cansado, con unas gafas que se deslizaban constantemente por el puente de su nariz.
Raúl (tío)
Raúl (tío)
Ya era hora —dijo Raúl con una sonrisa—. La cena está lista.
Sofia
Sofia
Papá, Lucas casi se convierte en un ermitaño hoy, pero logré sacarlo de la cueva —bromeó Sofía mientras dejaba sus cosas en una silla.
Raúl (tío)
Raúl (tío)
—Raúl soltó una risa leve. Es bueno salir, Lucas. Aunque entiendo que todo esto es nuevo para ti.
Lucas solo asintió, sintiéndose un poco incómodo con la atención. Se sentaron a cenar en la pequeña mesa de la cocina, donde la conversación fluyó principalmente entre Sofía y su padre.
Aunque Lucas apenas hablaba, agradeció la calidez del ambiente. Era algo que no había sentido en mucho tiempo.
Después de cenar, Lucas se retiró temprano a la habitación que compartía con Sofía. La cama estaba al fondo, pegada a una pared llena de pósters y fotografías de su prima. Un pequeño escritorio abarrotado de libros y cuadernos compartía el espacio con un armario que parecía a punto de explotar. La cama de Lucas, más sencilla, estaba junto a una ventana que daba a la calle.
Se dejó caer sobre el colchón, mirando el techo. El día había sido agotador, pero no podía dejar de pensar en los ojos oscuros y la sonrisa despreocupada de Diego. Con un suspiro, cerró los ojos, esperando que el sueño lo liberara de esas emociones confusas.
Unos días después
El lunes llegó más rápido de lo esperado, y con él, el primer día de Lucas en la preparatoria. El edificio era grande y bullicioso, con estudiantes llenando los pasillos mientras discutían sobre horarios, maestros y las cosas insignificantes que parecían dominar sus vidas.
Lucas mantuvo un perfil bajo, caminando con la cabeza gacha y buscando las aulas sin hacer mucho ruido. En algunas clases, otros chicos le hicieron preguntas o intentaron entablar conversación, y aunque Lucas fue cortés, evitó profundizar demasiado.
A la hora del almuerzo, decidió sentarse solo en una esquina del patio. Le gustaba observar a los demás desde la distancia, encontrando una extraña tranquilidad en el caos.
Lucas
Lucas
No estuvo tan mal —murmuró para sí mismo mientras salía del edificio al final del día.
En lugar de dirigirse a casa, dejó que sus pies lo guiaran sin rumbo fijo. Le gustaba caminar, especialmente cuando no tenía un destino claro. Le permitía ordenar sus pensamientos.
Fue entonces cuando, al doblar una esquina, se detuvo en seco.
Allí, apoyado contra una pared cubierta de grafitis, estaba Diego. Pero algo era diferente. Su cabello, antes desordenado y lleno de rizos, ahora estaba cuidadosamente trenzado en rastas. Vestía una camisa sin mangas que dejaba al descubierto un tatuaje pequeño en el brazo, y tenía los auriculares puestos, moviéndose al ritmo de una canción que solo él podía escuchar.
Diego
Diego
Diego lo notó y levantó la vista, sonriendo de inmediato. —¡Hey, chico cómic! —dijo, quitándose un auricular.
Lucas sintió un extraño calor subirle al rostro, pero lo ocultó con un gesto de fastidio.
Lucas
Lucas
¿Otra vez tú?
Diego
Diego
—Diego se encogió de hombros con una sonrisa pícara. Es el destino, ¿no crees?
Lucas bufó, pero no pudo evitar mirarlo con curiosidad. Diego tenía algo que lo hacía destacar.
Diego
Diego
¿Qué haces por aquí? —preguntó Diego, inclinando la cabeza.
Lucas
Lucas
Nada —respondió Lucas, aunque sabía que el otro no iba a aceptar esa respuesta tan fácilmente.
Diego sonrió, como si disfrutara del desafío.
Diego
Diego
Pues quédate. Prometo no morder... a menos que lo pidas.
El comentario hizo que Lucas desviara la mirada, incómodo y sonrojado.
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Comments

JDKAJSJA Ay nooo encerio dijo eso? /Facepalm//Shy/

2024-12-10

0

Ay 😍 ya encontró pareja el chico de los cómics Jsjs

2024-12-10

0

Moreno alto de rizos desordenados 😍JSKSJS

2024-12-10

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