CAPÍTULO 4

Ella se quedó paralizada por el beso que Natku le daba con delicadeza y lentitud, luego se separó de ella y acarició ese cabello castaño.

Shindra: ¿Q-qué…? ¡¿Por qué me besaste?!

Natku: Porque ya me quedó claro para qué estás aquí, Shin.

Un signo de interrogación salió de la mujer.

Shindra: ¡¿De qué hablas?!

Natku: Descuida, ya habrá momento de platicar, por ahora, ¡al fin!, tendremos un rato a solas.

El chico dibujó una sonrisa pícara en sus labios, la besó de nuevo y, mientras se recargaban en la planta, sus cuerpos empezaron a fusionarse con el árbol hasta ser totalmente absorbidos. A la mañana siguiente, todos se reunieron como todos los días para asignar las tareas, pero les faltaba alguien.

Kenta: ¿Saben dónde está Shin?

Karimen: No, ayer ni siquiera habló.

Amei: Yo le describí la forma de su tatuaje, pero como que se estaba desvaneciendo…

Fumiko: De seguro se levantó antes y decidió salir a despejar la mente, lo del tatuaje la perturbó.

Tafy: Ya vendrá, no se preocupen.

Mako: Si no aparece en un par de horas, la buscaremos.

Por otro lado, en el interior de un árbol, Shin se encontraba inconsciente y amarrada de las muñecas arriba de su cabeza, su falda negra estaba un poco alzada y su cabello algo enmarañado que cubría la mitad de su rostro. Minutos después ella abrió con dificultad sus ojos, ya que los pobres rayos solares que penetraban la corteza la deslumbraron momentáneamente.

Shindra: ¿D-dónde estoy?

Natku: Buenos días, Shin.

Esa voz la puso en alerta y se despabiló sacudiendo un poco su cabeza, luego observó que estaba dentro de un árbol, el cual carecía de flores y sus hojas tenían un color verde apagado, como si fueran a morir en unas horas, la corteza y sus ramas tenían un marrón brillante y el suelo estaba tupido de musgo verde y húmedo.

Shindra: ¿Por qué me trajiste aquí?

Natku: Mmm… a ver, ¿cómo te lo digo para que no te asustes?

Shindra: ¡Al grano, genio!

Natku: Quería que fueras mía, pero no lo tengo permitido, va en contra de la tradición del cortejo.

Shindra: ¡¿Qué mierda…?! ¡¿Cortejo?!

Natku: Sí, el cortejo de tradición, hacerlo… tener descendencia…

La mujer se aterró.

Shindra: Pero ¡¿qué dices?! ¡¿Acaso estás loco?!

Natku: No tienes por qué asustarte de mí, porque hay peores que yo.

Shindra: ¡Al diablo tú y tus tradiciones!

Natku: Al final accederás, te darás cuenta que ese susto será el menor de tus problemas. Mientras tanto, mis hermanos ya deben de estar cerca, tu marca en la espalda les avisó que habías llegado aquí… aunque con un grupo de mortales como compañía… y cuando los encuentren, harás todo lo que te digamos.

El cabellos verdes caminó hacia ella, pero Shin pataleó para evitarlo a toda costa, por lo que él detuvo sus piernas inquietas y se posó sobre ellas, acomodó su cabello para despejar su mirada y acariciar su mejilla.

Natku: Guarda tus fuerzas para después, las necesitarás.

Shindra: ¡Suéltame, carajo!

Natku tenía tantas ganas de estar con ella, pero eso no iba a ser fácil, Shin tendría que pasar por varias complicaciones antes de dejar que un hombre como él llegara a seducirla y permitirle dar el siguiente paso.

Natku: Cuando seas mía, muchos de tus problemas se acabarán, recuérdalo en todo momento.

El chico la besó de nuevo con mucha entrega, sabiendo que pasará un tiempo antes de que pruebe esos labios otra vez. Mientras tanto, en el refugio…

Fumiko: ¡Ya se tardó Shin! ¡Hay que buscarla!

Mako: Estoy de acuerdo, ella no suele ser así.

Kenta: Nos dividiremos en parejas para que sea más rápido.

Amei: Pues vamos, no hay tiempo que perder.

Los chicos salieron y, penas avanzaron unos metros del refugio, empezaron a aterrizar varios hombres vestidos de color marfil claro y blanco.

…: ¿A dónde van, humanos?

Esos hombres les cerraron el paso, mostrando sus caras ante los jóvenes, - ¡que guapos! - pensó Karimen con la boca abierta, - qué altos… - agregó Tafy, Amei y Fumiko se miraron con extrañeza, - así que hay más personas en este lugar… - dijo para sí Mako. Tayue, el joven de cabello negro azabache y largo, en media coleta y ojos azul cielo los observó de arriba abajo.

Tayue: Así que estos son los humanos que llegaron hace días…

Karimen: ¡Al fin! ¡Civilización!

Issei, un hombre de cabello blanco largo, ojos amatista y piel clara vio con extrañeza a la humana.

Issei: ¿Ah?

Fumiko: ¡Cállate, Karimen! No sabemos qué intensiones tengan…

Mako y Kenta caminaron hacía en frente, tratando de proteger a las chicas. Shun, el joven de ojos gris oxford, cabellera mediana color gris oxford y piel clara los miró con una ceja arqueada.

Shun: No los lastimaremos, si eso piensan…

Hayate, el hombre de ojos plateados, piel bronceada y cabello largo plateado miró a todos los humanos con extrañeza.

Hayate: Natku dijo que eran siete humanos…

Kinto, un hombre de cabello largo color café, piel clara y ojos marrones cruzó los brazos, un poco molesto.

Kinto: Falta uno, debe estar en ese árbol.

-¡Ay, no! ¡¿Dónde estarás ahora, Shin?! – pensó Amei, quien se notó asustada con los extraños. Kai, un chico de cabello corto color azul celeste, ojos azul aqua y piel clara les sonrió con serenidad

Kai: Realmente no les haremos daño, humanos, tranquilos.

-¡¿Ah?! – pensaron los humanos al ver esa sonrisa.

Tayue: Me presento, mi nombre es Tayue y hemos venido por ustedes.

Mako: ¿Qué quieren de nosotros?

Tayue: A la chica.

Kenta: ¿Cuál de las cuatro?

Sus amigas lo miraron con cara de irritabilidad y extrañeza a la vez.

Kinto: ¡Ellas no! Humano ingenuo…

Tayue: La morena, la que les falta.

-¡¿A Shin?! – se sorprendieron los mortales.

Mako: ¿Para qué?

Kai: Llevárnosla, como a ustedes.

Shun: Sólo que hay que tener un trato personal con ella…

El albino asintió con una sonrisa mientras un clon de Kinto se asomó desde la tierra al interior del refugio, volteó a todos lados y desapareció en el suelo.

Kinto: La chica no está con ellos.

Karimen: ¡Ah! Shin salió en la mañana hacia la arboleda…

Fumiko la silenció tapándole la boca y mirándola con ganas de matarla.

Fumiko: ¡Cállate, idiota!

Le susurró la ojos negros mientras la otra la veía con una ceja arqueada, confundida por su reacción.

Tayue: Bueno, eso no es problema, será fácil encontrarla. No debe andar lejos.

Shun: ¿Dónde está Natku?

De pronto se escuchó el crujir de varios árboles que se iban cayendo, seguido de un temblor.

Kinto: Al parecer se está divirtiendo.

De la nada, algo cayó desde arriba y aterrizó precipitadamente dentro del refugio.

Humanos: ¡Uuuhhh!

Unos se escucharon unos pasos y, desde la maleza, apareció Natku con su camisa rota.

Tayue: Al fin llegas, ¿qué estabas haciendo?

Natku: Jugando.

Sonrió y caminó hacia el árbol de flores rosas, los humanos le abrieron camino para que pasara y Natku se adentró al escondite, después de unos momentos salió con Shin en sus brazos, quien tenía heridas y golpes en su cuerpo, marcas de ataduras y su cabeza sangraba levemente por el costado, eso hizo que los jóvenes se asustaran y temieran por la vida de su compañera.

Amei y Fumiko: ¡Shin!

Kenta: ¡¿Qué le hiciste?!

Antes de abalanzarse hacia Natku, Kenta fue detenido por una cuerda negra de Shun. Al ver la inquietud de los mortales, Natku alzó su mano y del suelo salieron lianas y enredaderas para inmovilizarlos, los cuales los obligaron a sentarse y bloquearon sus bocas para que no hablaran, el cabellos oxford recuperó su herramienta de combate y la guardó. Shindra empezó a cobrar la conciencia y cuando vio que estaba en los brazos del chico verde, tambaleó y se zafó de él, retrocedió hacia el refugio, teniendo vista panorámica de todos los presentes. De pronto sus piernas no le respondieron bien y se dejó caer en el pasto, deteniendo su hombro izquierdo que está lastimado.

Shindra: ¿Q-qué es lo que pasa?

Kai: Ella es la chica que buscamos.

Tayue: Te lo explicaremos con calma, es un gusto conocerte.

Natku: Tayue, ella está lista para el cortejo.

-¡¿Cortejo?! - se impresionaron los seis humanos, - ¡otra vez con eso! – pensó Shin con furia tratando de levantarse, pero fue en vano.

Tayue: Comenzaremos por explicarte lo que haremos. Nos llevaremos a los humanos con nosotros hasta nuestro castillo, ellos estarán juntos, no te preocupes, pero tú te quedarás aquí para que mis hermanos puedan cortejarte, como lo dictan nuestras tradiciones.

Shindra: ¡Mierda! ¡Explícate porque no entiendo nada!

Shun: El cortejo es una manera de atraer a la hembra seleccionada para poder tener la oportunidad de planear y crear a la siguiente generación de nosotros. El primero que lo logre tendrá la ventaja de tener al primogénito, que sería el más poderoso del clan.

Una interrogante salió de la cabeza de todos los humanos.

Humanos: ¡¿Qué?!

El ojos plateados suspiró.

Hayate: Es decir, que pelearemos contigo hasta que uno de nosotros logre desarmarte y domesticarte, para luego embarazarte y poder dar nacimiento a la siguiente generación.

Sus compañeros se quedaron asombrados ante esto y se pusieron colorados por la forma de hablar de Hayate, tan directo.

Shindra: ¡¿Qué?! ¡Semejante estupidez! ¡No! ¡Me opongo!

Kinto: Están en nuestro mundo y obedecerás las reglas como tal, ¡quieras o no!

Issei: Pero si quieres evitarte tanto problemas, puedes acceder voluntariamente a elegirme a mí como padre de tu primer hijo…

Shun le dio un zape para que se callara.

Tayue: No, debe pelear, solo así se podrá elegir justamente al más poderoso de nosotros.

Shindra: ¡¿Y por qué yo?!

Natku: Por el tatuaje de tu espalda.

Shindra: ¡Yo no tengo ningún tatuaje!

Natku: Claro que si y hay seis testigos que lo confirman.

El ojos verdes señaló a los humanos, quienes se incomodaron un poco.

Natku: Lo vi cuando saliste de las aguas termales, ese tatuaje sólo se puede apreciar cuándo tu cuerpo tiene cierta temperatura elevada, como cuando tomas una ducha caliente.

Tayue: Bien, aclarado el asunto, nos vamos. Issei, llama a tu mascota.

Issei lanzó un silbido y del cielo descendió un ave blanca gigantesca, de enormes garras y extensas alas, con cabeza de color negruzco y pico rojo. Sobre su lomo llevaba una enorme jaula plateada con enredaderas y flores moradas. Las hierbas de Natku soltaron a los prisioneros y éstos se enderezaron, quienes quisieron acercarse a Shin, pero una flecha fue lanzada hacia el suelo para amenazarlos.

Shun: Suban al animal, ¡ahora!

Shin bajó la cabeza mientras empuñaba las manos. Los chicos no tuvieron de otra más que entrar a la jaula, así que, con ayuda de la cola de la criatura, pudieron subir a su espalda. Con los humanos arriba, Kai custodió la jaula, luego el ave emprendió el vuelo y fue guiado por Issei, quien se sentó sobre su cabeza. Kinto y Hayate sacaron sus alas blancas llenas de plumas, volaron y se perdieron en el cielo. Los demás rodearon a la ojiazul, quien todavía tenía la mirada agachada, Tayue se acercó, tomó la barbilla de la humana y la alzó para que lo mirara fijamente.

Tayue: Te dejaremos aquí para que recuperes tus fuerzas, en un par de días empezará la cacería y tú eres el premio para el mejor de nosotros, no lo olvides.

Tayue le besó la frente y, junto a sus hermanos sacaron sus alas blancas para volar y desaparecieron en el cielo, dejándola sola. Ella rompió en llanto y se arrinconó abrazando sus piernas, - ¡¿ahora que voy a hacer?! – pensó entre sollozos.

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