Con el movimiento de carrera que hicieron los jóvenes, el animal volvió a chillar como si fuera un cerdo en matadero, gemía y se movía rápidamente, su cabeza siempre estaba baja con su nariz muy pegado al suelo, rastreando a la presa.
Kenta: ¡¿Qué hacemos?! ¡Nos va a alcanzar!
Tafy: ¿Y-y si nos separamos…?
Shindra: ¡No! ¡Vayamos todos hacia el bosque para perderlo!
Karimen: ¡¿Qué?! ¡No podremos correr en la selva!
Shindra: ¡Cállate y sigue el plan!
Todos asintieron y giraron hacia la izquierda, tratando de camuflajearse entre la arboleda, continuaron corriendo lo más rápido que pudieron, pero nomas la criatura dio la vuelta y empezó a tumbar árboles en su camino.
Shindra: ¡Mierda! Parece búfalo.
Tafy: ¡Nos va a matar!
Shindra: ¡Sigan corriendo y no miren atrás!
-¡Cielos! – pensó Amei, - no quiero morir aplastada… - rogó casi al punto del llanto.
Kenta: ¿A-alguien… tiene una idea…?
Shindra: Déjenme pensar...
Karimen: ¡Piensa rápido, me estoy cansando!
-¡¿Y te dices ser fitnes?! – se quejó la ojiazul, Shin repasó en su mente las características físicas de la bestia, volteó para ver cómo se movía la bestia al correr y volvió a mirar a sus amigos, quienes lucían asustados y cansados, - debo apartarlos del camino… - pensó, Fumiko se tropezó, pero continuó corriendo con una gran capa de tierra en su tenis - ¡lo tengo! – sonrió y rogó por qué sirviera su idea.
Shindra: Cuando les diga cambiaremos el rumbo hacia la derecha y sigan corriendo sin importar nada, ¡no se desvíen para estar todos juntos!
Kenta observó sorprendido a Shin mientras daba la indicación y asintió.
Shindra: ¿De acuerdo? ¡¿Todos listos?!
Todos: ¡Si!
Shindra alcanzó a Karimen y le codeó el brazo.
Shindra: ¡Dame tu perfume!
Karimen: ¡No! ¡Es mi perfume y es carísimo!
Shindra: ¡¡Que me lo entregues, con un demonio!!
La ojiazul le arrebató el objeto de las manos y bajó la velocidad para quedar nuevamente atrás del grupo.
Shindra: ¡¿Listos?! ... A la derecha, ¡ahora!
Como caballitos todos fueron hacia la derecha menos Shin, Kenta se dio cuenta, pero siguió con las instrucciones - ¿qué va a hacer? - pensó preocupado. Ella sólo corrió unos metros más para tomar con vuelo una liana que colgaba de un inmenso árbol y se abalanzó cual columpio para luego regresar y poder aterrizar en el lomo de la criatura quien estaba por girar torpemente a la derecha. Los demás seguían corriendo hasta que Tafy cayó en un agujero escondido entre hojas caídas.
Karimen: ¡Tafy!
Mako: ¡Oh, no!
Segundos después Karimen también cayó a otro hoyo, los demás se asustaron y, antes de desviarse, los cuatro restantes cayeron al mismo tiempo, deslizándose por un túnel subterráneo que los hizo aterrizar hasta el tronco de un árbol; éste, a diferencia del refugio anterior, tenía flores rosas que soltaban una especie de miel rojiza desde su estigma roja que olía a cereza. Los chicos se levantaron pesadamente con ligeros golpes en brazos y piernas.
Mako: ¿Están todos bien?
Amei: S-sí…
Fumiko: ¡¿Dónde está Shin?! ¡Hay que volver por ella...!
Kenta: ¡No! Ella nos dio tiempo para escapar, debemos confiar…
Por otra parte, Shin cabalgaba encima de la criatura, quien pronto se dio cuenta que había un intruso en su lomo, frenó de golpe y, con su lengua, trató de alcanzar a la joven, - usa su lengua para captar a los demás… - pensó la chica, - seguramente es ciego y se guía por el olfato… - después vio venir un lengüetazo y lo esquivó por los pelos, la bestia atacó de nuevo y logró lastimar una de las piernas a la ojiazul - ¡eso es! – una idea se le ocurrió, entonces comenzó a brincar y a correr sobre la columna viscosa del animal y, casi llegando a la cola, el monstruo logró atraparla de su pierna lastimada y la elevó, mientras la ojiazul se quitó su suéter delgado color gris, destapó el perfume con los dientes y mojó su prenda con ello, la hizo bolita y esperó. La criatura la alzó más y la arrojó en dirección a su boca, la castaña lanzó con todas sus fuerzas la ropa perfumada y logró encestar en uno de los orificios de la nariz del monstruo.
La criatura, al oler el perfume tan intenso dentro de su cuerpo, chilló con fuerza y sacudió su cabeza, evitando comerse a la humana. Shin se incorporó y se sostuvo del animal, pero al tener esa capa húmeda en su oscuro cuerpo, ella resbaló y cayó a tierra, se levantó como pudo y corrió, al dar varias zancadas cayó en un hoyo que la deslizó por un túnel y terminó siendo lanzada en el refugio donde estaban sus camaradas, dio varias volteretas hasta estrellarse en el fondo del árbol. De inmediato aparecieron las garras de la bestia tratando de alcanzar a la joven, pero sólo llegó a desgarrar un poco su blusa, se escuchó un chillido de dolor y la criatura se desvaneció, convirtiéndose en arena negra. Todos estaban asustados, sobre todo la castaña, quien estuvo a punto de ser devorada.
Amei: ¿L-lo mataste…?
Shin asintió aún agitada por el susto.
Tafy: ¡¿Cómo se te ocurrió?!
Shindra mostró el frasco vacío de perfume y lo arrojó hacia los pies de Karimen.
Shindra: Era un rastreador… para eso quería el perfume…
Karimen: ¡¿No pudiste sólo rociarle un poco?! ¡Te lo acabaste!
Amei, Shin y Fumiko la vieron con desagrado, - ¡¿es en serio?! – pensaron las tres.
Kenta: Gracias por salvarnos…
La ojiazul asintió, alzó el pulgar y se dejó caer en la tierra; Kenta observó a Shin, quien se veía herida arriba del tobillo, su falda negra de doble forro estaba llena de residuos de hojas secas, su blusa blanca de tirantes estaba un poco sucia, su cabello enmarañado y su respiración incontrolada, todo dejaba ver que había sido una lucha por sobrevivir, - se ve que casi no la cuenta… - pensó el ojos paja.
Mako: ¿Le rociaste perfume para matarlo?
Shindra: Descargué todo el contenido en mi suéter y luego se lo aventé a la nariz.
Karimen tomó el frasco del piso y lo guardó en su bolso. Tafy se recargó en el hombro de Mako para descansar, Amei y Fumiko estiraron las piernas y alzaron la cabeza para lanzar un suspiro, Karimen se recargó sobre una gran raíz y cruzó los brazos, Kenta se acercó a Shin y le sonrió, dándole una palmada en el hombro. Después de un largo día, el grupo prefiere quedarse en ese refugio para pasar la noche. A la mañana siguiente todos se vuelven a reunir para ponerse de acuerdo sobre lo siguiente que harán
Kenta: Bueno, ya vimos que, si hay animales salvajes afuera y que, si no tenemos cuidado, no creo que la libremos la próxima vez.
Amei: ¡Por suerte Shin nos salvó a todos!
La pelinegra abrazó a su amiga del cuello.
Fumiko: Lo siento chicos, el salir fue una mala idea.
Karimen: Por lo pronto este lugar me gusta más que el anterior, huele a cerezas.
Mako: Tomaremos el plan de Shin, nos quedaremos unos días aquí y recolectaremos comida.
Shindra: De acuerdo, todos cooperaremos para que no sea tan pesado el trabajo.
Karimen: ¿Es necesario recolectar?
Fumiko: Pues, si no te quieres morir de hambre, ¡sí!
Shindra: Entonces, hoy empieza nuestra vida recolectora, así que, ¡andando!
Kenta: No se alejen mucho, nos veremos aquí en una hora.
Todos salieron y se dividieron para encontrar comida. Las hermanas y Mako fueron juntos en busca de frutas similares a las que habían comido antes. Amei y Fumiko se encargaron de encontrar agua. Kenta y Shindra fueron a explorar para ver si había otra cosa para comer. Tras unos minutos de caminar y haberse alejado de los demás, el cabellos café puso sus manos en la espalda y miró a la ojiazul.
Kenta: Y dime, ¿cómo supiste que el perfume mataría a esa cosa de ayer?
Shindra: Por su enorme nariz, y porque carecía de ojos. El olfato era su fuerte, pero sólo quería atarantarlo para que nos dejara en paz, no creí que eso lo mataría.
Kenta: Nos salvaste a todos, sin ti no la hubiéramos contado…
Shindra le sonrió, luego vio a lo lejos un árbol grande que tenía unos frutos negros con flores amarillas. Ambos chicos se acercaron al árbol, notando que estaba repleto de esa fruta ovalada.
Shindra: ¡Mira! Podemos comer de esos.
Kenta: ¿Son comestibles? Su color tan brillante me hace dudarlo.
Shindra: Eso déjalo para los animales.
Kenta: De acuerdo…
Shindra: Las frutas de tono mate son las que no deberíamos comer, nos enfermarían.
Kenta: Allá hay más árboles como éste.
El chico señaló hacia la derecha, esa parte de la selva se veía negruzco por los frutos, también colgaban enredaderas de los mismos y las flores amarillas olían a vainilla dulce. Ambos se separaron para escalar y bajar la comida; Shindra subió sin problema, pero Kenta no podía, así que se alejó un poco más y trepó a uno que estaba más pequeño.
Shindra: Uno, dos, tres...
La chica tomaba varias frutas y las dejaba caer para después ir por ellas, cuando tiró la quinta bola negra, pudo ver la silueta de una persona que estaba en el árbol vecino, observándola, ella se acercó como pudo, pasándose de una rama a otra con un salto, pero la silueta ya no estaba, - ¡¿ah?! - se preocupó, no por perder al individuo, sino que estaba segura de que alguien la vigilaba a ella, sólo a ella, - ¡¿quién rayos es…?! -.
Kenta: ¡Shin! ¡Mira, pude agarrar un montón!
El grito de su amigo la sacó de sus pensamientos y miró abajo.
Shindra: ¡Ahora bajo!
- ¿Qué carajos querrá? – pensó volviendo a ver el árbol vecino. Con cuidado bajó y recogió la fruta que había tirado.
Kenta: Hay que volver, los demás ya nos estarán esperando.
Caminaron hacia el refugio y Shin volteó para ver si lograba vislumbrar al sujeto, pero no. Al llegar, sus compañeros habían traído más frutas y agua, suficiente para pasar la noche. Al oscurecer, la luz de la luna les volvió a permitir iluminar un poco donde iban a dormir, esa corteza tenía pequeños agujeros en la parte de arriba, lo que permitía ser alumbrado y no depender de una fogata. Muy entrada la noche, la ojiazul no podía dormir por pensar demasiado, su preocupación era grande, los nervios de no saber qué hacer para proteger a sus compañeros le comían el sueño; para despejarse decidió salir a tomar el aire. Esta vez caminó un poco, se adentró a la selva hasta llegar al río donde Amei y Fumiko consiguieron agua, metió sus manos y se mojó la cara, uso su blusa para secarse y, arrodillada, contempló la luna, - bueno, al menos esta luna es grande y hermosa… - se consoló la morena, al bajar la mirada hacia el agua pudo ver que se formaba un reflejo extra, cerró sus ojos y suspiró con una ligera risa.
Shindra: ¿Tampoco puedes dormir, Kenta?
Al no tener respuesta, la chica volvió a abrir los ojos y se fijó bien, pensó que era su amigo, quien tenía la costumbre de seguirla, pero cuando el agua dejó de moverse se dio cuenta que era otra persona.
…: Hola, Shin...
Ella se sorprendió, - ¡oh, mierda! – sin voltear se levantó deprisa y corrió, el intruso la siguió y, con un rápido movimiento, la tomó del brazo, la tiró de espaldas hacia el suelo y con su brazo sobre su cuello la inmovilizó.
…: ¡Que gusto volver a verte!
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Comments
Mirta Diego
wooooow que historia me encanta
2022-04-13
1
Jslf Akxj
A que clase de monstruos les tocará enfrentarse.
2021-07-24
1
la_loca_por_el_yaoi🥵😏
mk tengo miedo, yo leyendo esta novela a las 3 de la mañana q está súper interesante pero un poco miedosa y me dieron ganas de ir al baño pero q miedo😐😐😐 x q casi nadie comenta?
2021-07-23
3