Shindra lo miró con extrañeza, no podía creer que él supiera su nombre, jamás lo había visto antes.
Shindra: ¡¿Quién eres tú y qué es lo que quieres?!
El tipo se asombró ante tal pregunta, ella no lo recordaba, lo que le molestó un poco, pero después de pensarlo decidió que podría sacar ventaja de su amnesia.
Natku: Me presento; mi nombre es Natku y te he estado vigilando desde que llegaste aquí junto a tu grupo.
Shindra: Ajá… ¿Qué quieres?
Natku: Aún no puedo decirte, pero te adelanto…
El chico verde se puso encima de ella tomando sus muñecas y las inmovilizó a la altura de su cabeza.
Natku: Cuando llegaron aquí yo estaba muy cerca, mi tarea es vigilar este inmenso lugar y cualquier cosa que pase, tengo el deber de recopilar información. Al verlos me sorprendí, pues los humanos no son permitidos aquí; iba a matarlos hasta que te vi a ti, analizando y llevándote a tu grupo por el camino más seguro. Me resultó sospechoso que una simple mortal haya sabido por donde caminar, que comer y, sobre todo, como encontrar un perfecto refugio.
Shindra lo miraba fijamente mientras él hablaba, los ojos color zafiro de ella se posaron en los ojos color verde esmeralda del joven, su cabello largo color hoja hacia juego con su mirada, su piel clara brillaba con la luz de la luna, como pasto con brillantes rocíos de agua, - es guapo… - pensó la chica.
Natku: Además, esa forma de deshacerte de un Jalenko negro me impresionó
Shindra: Un ¿qué?
Natku: Un Jalenko, criatura de sombras y subterráneo.
-¿Se refiere a la bestia que nos persiguió? - pensó ella. El peso de Natku lastimaba sus muñecas, así que trato de zafarse, pero él las tomó con más fuerza y los movió hacia los costados para tomarlos con firmeza.
Natku: No eres una mortal común, tienes algo especial que te hace única, que te separa del resto...
Shindra: No sé a qué te refieres.
Él le sonrió de oreja a oreja, mostrándole unos dientes blancos y unos pequeños colmillos afilados, acercó su mirada a escasos centímetros de ella, poniéndola muy nerviosa y asustada, esos ojos verdes penetrantes le decían que hablaba muy enserio.
Natku: ¿No se te hace extraño que sepas cómo sobrevivir a un lugar desconocido para humanos?
Shindra: ¿Humanos? Q-quieres decir que… ¿tú no eres humano?
El chico verde se rio levemente.
Natku: No.
La morena se incomodó y, al mismo tiempo, se asustó.
Shindra: Tú sabes qué es este lugar, ¿verdad? ¡Dime todo lo que sepas!
El chico sonrió, miró hacia varios lados para asegurarse de que ningún compañero de la morena estuviera cerca.
Natku: Es una larga historia, no tengo tiempo para contarte a detalle qué lugar es este…
-Ah, genial… - pensó la mujer, - no tiene tiempo para contarme, pero sí para venir y lastimarme… -.
Natku: Pero algún día te contaré todo con detalle.
El ojos verdes apretó un poco las muñecas de la chica y sonrió divertido.
Natku: Tarde o temprano vendré por ti.
Eso la asustó muchísimo, luego el tipo la liberó, se levantó y caminó hacia la arboleda, perdiéndose en las sombras, - ¿qué fue eso? – se enderezó y empezó a tranquilizarse, sobó sus muñecas y se dio cuenta que su falda estaba levantada hasta la mitad de su muslo, - pero ¡¿qué...?! - se alteró, no supo en qué momento Natku lo había hecho, pero le dio un horrible escalofrío recorriendo su espalda. Por unos minutos Shin se quedó pensando en lo que le había dicho ese loco, también lo analizó físicamente y notó que era alto, con ropa extraña y guapo, - Natku… qué tipo tan extraño… – se dijo, se levantó y caminó de regreso al refugio.
En el camino, Shin concluyó que ese chico se convertiría en una amenaza para el grupo, no sabía cómo empezar a platicarles a sus compañeros la visita que tuvo con el hombre verde, así que optó por guardar silencio para tener tiempo de pensar en la manera de decírselos. Pasaron varios días, el trabajo de los jóvenes era monótono: recolectar, acumular agua, dar paseos cortos para saber dónde ubicar la comida; el refugio lo acondicionaron según sus necesidades, como un gran tronco para sentarse, hojas anchas y grandes para dormir, cáscaras duras de frutos para beber agua y tejidos de ramas con enredaderas para poder acomodar la comida. Con el tiempo los chicos se acostumbraron a ese estilo de vida, pero les faltaba una cosa…
Tafy: ¡¡¡Necesito una ducha!!!
Kenta: Todos lo necesitamos, no apestamos como debería ser, pero nadie nos puede quitar la costumbre de la higiene.
Tafy: ¡Mira mi cabello! Está seboso, sin volumen...
Karimen: Y nuestra ropa está muy sucia, y mis pobres zapatos...
Tafy estaba histérica y su hermana se hundía en la depresión por unos zapatos negros de gamuza que se habían rasgado por no tener la costumbre de caminar en terreno inestable.
Mako: Tranquilas, hoy buscaremos donde poder bañarnos.
Amei: Fumiko y yo caminamos por la orilla del río ayer para ver hasta donde llegaba y encontramos una cascada.
Tafy y Karimen: ¡¿Una cascada?!
Fumiko: Sí, y detrás de la cascada había unas aguas termales, que raro, ¿no?
Shindra: Todo este lugar es raro…
Tafy: ¡¿Podemos ir a ver?! ¡Por favor!
Mako: Sí, claro. Solo espero que no nos salga otro monstruo horrible que quiera comernos…
Más tarde el grupo caminó hasta el río y siguieron contra marea para ir a la cascada.
Tafy: ¡¿Qué será lo primero que hagamos cuando estemos en las aguas termales?!
Karimen se palpó el rostro.
Karimen: Yo necesito una mascarilla exfoliante…
Detrás de ellas caminaba Amei, quien las miró con pesimismo al escucharlas, - ¿y cómo le harán si ni jabón tenemos? - pensó la pelinegra mientras Fumiko ignoraba a las hermanas; Kenta y Mako llevaban algo de provisiones para pasar la tarde en las aguas termales mientras la morena iba perdida en sus pensamientos por la visita del chico verde días atrás.
Kenta: Hay que lavar nuestra ropa, no tenemos un cambio provisional para usar.
Mako: ¿Hay algún muro para bañarnos separados o tomaremos turnos?
Fumiko: Una gran roca divide el manantial, así que, ¡sí!, por un lado, ustedes y en el otro estaremos nosotras.
Tafy: ¡Ya quiero llegar!
Karimen: ¡Yo también!
Por otra parte, Shin miraba constantemente hacía atrás, teniendo el presentimiento que ese extraño llamado Natku los seguía desde cierta distancia, - ¿por qué tengo la sensación de que algo malo va a pasar? – se preguntó la morena, luego sacudió su cabeza y decidió olvidarse de esos pensamientos equívocos para que no le arruinaran el día.
Amei: ¡Ahí es!
El anuncio sacó de sus pensamientos a la castaña. La cascada era enorme y el ruido de las aguas cayendo era resonante, Fumiko hizo las señas para seguirla y todos caminaron detrás del agua que caía, con mucho cuidado por el suelo rocoso y resbaloso. En ‘fila india’ y recargados sobre la pared, pudieron entrar en ese agujero grande donde estaban las aguas termales. El acceso era de forma semicircular, piso, muro y techo eran de roca verdosa con algunas hierbas creciendo entre ellas; al final del pasillo se habría un gran espacio donde estaba el gran estanque de aguas termales y en el centro una gran roca de piedra mármol negra con vetas blancas y brillantes.
Tafy: ¡Miren que maravilla de lugar!
Karimen: ¡Qué delicia! ¡Al fin podremos asearnos!
Los siete jóvenes se acercaron hacia allá y Shin metió su mano en las aguas para hacer un gesto de gusto, el agua estaba perfecta.
Shindra: Encontraron un lugar de ensueño, chicas.
Fumiko: Bueno, ¡a bañarnos!
Los chicos se instalaron a la derecha y las chicas a la izquierda. Ellas amarraron su cabello en coletas, se desnudaron y entraron al agua, sus ropas las dejaron bien dobladas y apartadas de las orillas. Los chicos solo aventaron sus prendas y dieron un salto hacia el agua para divertirse.
Amei: Ah... Esto es gloria…
Sonrió la pelinegra como un gato.
Karimen: Vendremos aquí seguido, nuestras pieles necesitan estar bien hidratadas y limpias, libres de poros obstruidos.
Tafy: ¿Creen que por aquí haya alguna planta medicinal para hacer mascarillas?
Fumiko: Pues yo vi barro en toda la selva…
Amei soltó una ligera risa, luego volteó y vio a la ojos zafiro sentada en la orilla.
Amei: Shin, entra al agua, está deliciosa.
A la morena le daba un poco de vergüenza entrar y estar tan cercas de las demás, era la primera vez que estaba en unas aguas termales y no sabía cómo actuar.
Shindra: ¿El agua es profunda? No sé nadar muy bien.
Fumiko: No, puedes pararte sin que el agua llegue a tu cuello. ¡Anda, sin pena!
Shin entró con su cabello suelto que le cubrió parte de su espalda, caminó hasta la roca y se recargó en ella. El rato pasó y las chicas platicaban de consejos de belleza, tema en la que no se metía Shin. Los hombres chapoteaban y jugaban entre ellos, pero de pronto dejaron de hacer ruido. Amei miró a la castaña y la vio bastante sonrojada, con los ojos casi cerrándose.
Amei: Shin, ¿te sientes bien?
Shindra: Estoy acalorada, no acostumbro a bañarme con agua caliente, así que voy a salir y los espero afuera.
Ella caminó y salió del agua, tomó su cabello y lo llevó adelante para quitar el exceso de agua, lo que dejó a las demás con sorpresa.
Karimen: ¡Oh, por Dios! Jamás creí que te atrevieras a tatuarte, Shin, ¡siempre pensé que eras muy cobarde para eso!
La castaña volteó a verlas con asombro.
Shindra: ¿Qué? ¿De qué hablas? Yo no tengo un tatuaje.
Tafy: ¡Claro que sí! Lo estamos viendo ahora, ¿verdad, chicas?
Fumiko: Es en serio, tienes un tatuaje en el centro de tu espalda, parece una flor que está perdiendo sus pétalos.
Kenta: ¡¿De verdad?! ¡Queremos ver!
Ellas elevaron la mirada y se dieron cuenta que los chicos se han subido a la roca sólo para espiarlas, lo que las enfadó. Rápidamente las chicas los bajaron como pudieron y entre las cuatro empezaron a golpearlos hasta dejarlos casi inconscientes en el piso.
Shindra: ¿No se les pasó un poco la mano? Se ven algo… muertos…
Fumiko: ¡Eso se ganan por idiotas! Todos los hombres son iguales.
De camino hacia el refugio, Tafy y Karimen llevaban de los cabellos a Mako y a Kenta, respectivamente. Nadie habló durante el trayecto por las molestias causadas por los hombres y Shin se notaba angustiada sobre lo que había descubierto, un tatuaje en su espalda que jamás se había hecho. Al llegar al refugio, las hermanas lanzaron al par de pervertidos hacia el suelo, les aventaron sus ropas para medio tapar sus partes y los dejaron dormir en un rincón como castigo. En la noche, mientras todos dormían, la ojos zafiro volvió a salir para dar un paseo y despejarse, recordando que Amei le dibujó sobre la tierra el dibujo que llevaba impreso sobre su piel, era hermoso y de color negro, incluso se quitó la blusa para verificarlo ante ella, pero la ojos cenizos le dijo que no se notaba mucho, que ahora se veía gris claro, - de seguro ya no está… - pensó la joven tocándose la espalda y suspiró aliviada.
Shin se sentó en las raíces de un árbol y miró el panorama, el lugar era diferente a los parques de su cuidad o a los lugares exóticos que había visto por televisión, el estar ahí la hacía sentir inquieta y preocupada, - ¿alguien ya se habrá dado cuenta de que no estamos con el grupo de la escuela? – pensó la morena, se estiró, se le escapó un bostezo y dejó caer su cuerpo en el árbol. Al cabo de unos minutos, sus ojos se volvieron débiles hasta que los cerró por completo, dejando escapar una lagrima que rodó en su mejilla, luego una mano detuvo la gota tomando su mentón y ella abrió un poco los ojos.
Natku: Hola, Shin...
Nuevamente apareció el extraño, quien le dijo lo anterior en voz baja y con tono seductor. Ella se alarmó y vio unos ojos verdes brillantes y una sonrisa maliciosa, - ¡¿cómo es que aparece sin hacer ruido?! – se preguntó ella y luego trató de apartarlo, pero unas lianas tomaron sus brazos y la aferraron al tronco, él posó su mano en la cintura de la joven y la besó.
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Comments
qwerty keyboard
¡Que novela tan cul!!!!!! 🙌😍😻
2022-03-15
2
Jslf Akxj
Creo que lo que sigue será aún más aterrador.
2021-07-24
1
Serenity
...
2021-06-07
1