Murió el ciruelo y sus flores
¡El sauce
en su soledad!
—Yosa Buson.
Parte 1
El atardecer, vio el funeral, aquel funeral. El crepúsculo inquieto también lo admiró, y cuando la noche cayó al fin, ya no había nadie cerca: solo la oscuridad, el acogedor frío nocturno y alguna que otra llovizna.
Antes del apogeo de la noche, la oscuridad sombría respiraba auras y anhelos de ser iluminada, deseos no correspondidos por los residentes cercanos que solo esperaban el día siguiente para completar las oraciones por el alma en busca de paz eterna; oraciones que eran interrumpidas por la osadía de un clima intransigente.
Bajo la luna alta, muy alta y expectante, un diálogo tomaba rumbo. Este se desarrollaba dentro de las paredes de la sala principal de una fortificación cercana al palacio Chō, hogar del ya difunto Daimio Monoho Minamoto.
—La provincia ha estado bajo tormenta durante varios días, pero este ha sido el día más lluvioso, tal vez uno de los más calamitosos —dijo Surumichi, samurái de rango Capitán.
—Capitán Surumichi, eso significa que los dioses también lloran la partida del daimio Monoho —dijo Koru, Teniente subordinado de este.
—No solo eso —complementó otro Teniente cercano—. Los dioses también lloran las masacres injustas de aquellos pueblerinos, y la muerte de los monjes.
—Teniente, ¿acaso no ha escuchado sobre la corrupción de los monjes? —dijo otro Teniente más—. De seguro eran corruptos y fueron asesinados justificadamente.
—Sí, pero recuerden que las masacres, tanto en ese pueblo como en el monasterio Horyuji, fueron provocadas por samuráis. Eso quiere decir que la culpa es de la orden militar, mejor dicho, nuestra.
—Tal vez sí o tal vez no, ¿acaso no han escuchado sobre los Ronin?
—¿Hablas de los samuráis que desertan de los escuadrones y se convierten en mercenarios?
—Sí.
—Es cierto, un Ronin pudo ser contratado para atentar contra el pueblo y contra la orden religiosa, o varios Ronin también.
—¿Si se descubre lo que sucedió, hará alguna diferencia?...
—¡Silencio! Dejen de hablar, el General viene ya para acá —dijo un Capitán algo desabrido por tanto ruido.
La sala, antes en bullicio, se tornó silenciosa. En ella se encontraban cinco capitanes y, detrás de estos, sus cinco tenientes respectivos. En total, diez samuráis estaban ya posicionados en el lugar con algo de impaciencia y ansiedad. Para completar la reunión se presentó el Jefe Militar Mihiuhara, que era a quien esperaban. Detrás de él, el Capitán Kusaki y la Teniente Hirayama. Tomaron asiento de inmediato. Mihiuhara, con algo de lentitud, se ubicó en el centro, y así todos, casi conteniendo sus propios respiros, dieron la oportunidad al General de decir las prontas palabras.
—Regalen su atención, por favor. Quiero que a todos les quede claro lo que les pediré. La presente reunión no se tomará como una reunión extraoficial; se asimilará como una reunión oficial...
Todos quedaron completamente sorprendidos y guardaron silencio como respeto para que el Jefe Militar continuara, pero Mihiuhara fue interrumpido por el Capitán Meiaki, algo alterado.
—No entiendo, General —dijo Meiaki—. Se supone que un llamado oficial abarca una reunión entre los tres mandos generales, y aquí, como se puede ver, está solo usted y nosotros doce. ¿A qué se quiere referir?
—Deja terminar, Meiaki. Si el señor Mihiuhara explica, entenderemos por qué debe ser una reunión oficial.
—Oficiales —continuó Mihiuhara—, denominaremos esta reunión oficial por una sencilla razón: los siguientes temas de los cuales hablaremos son de carácter delicado. Si esta información que les compartiré se filtra, ustedes saben que se debe responder como un error que merece castigo... Entonces, les pido que guarden silencio y pongan atención, no me interrumpan y recuerden que solo quedará aquí, en esta sala, lo hablado esta noche.
Todos, conteniendo sus presencias, solo observaron y escucharon, respiraron, pensaron y también memorizaron.
El informe relatado contenía hechos pasados y también hechos que podrían suceder.
—Como todos ustedes ya saben, hace unos días se descubrieron cuerpos sin vida en diferentes partes de la provincia de Yamato: cuerpos de campesinos en un pueblo no muy lejano y de monjes en el monasterio Horyuji un día antes. Hasta el día de hoy, se quería reservar todo bajo las decisiones de la corte imperial, pero la orden religiosa se manifestó. También, como han presenciado, el pueblo se movilizó de forma hostil e invadió territorios privados de la familia Minamoto. En fin, diferentes consecuencias caóticas ha traído estos asesinatos.
»Ahora se preguntarán: ¿qué debe hacer la orden militar? Esta respuesta solo se me ha confiado a mí como jefe militar y uno de los tres generales, por la razón de que este caos solo afecta a esta provincia. Otras provincias no quieren intervenir porque saben lo que todos saben: todo esto podría desarrollar un conflicto interno.
»Ahora, deben saber que el conflicto interno ya tiene indicios claros. Es de lo que les quiero hablar. Una situación de riesgo para la provincia ha venido tomando forma y fuerza. Me refiero a la guerra indirecta en la que se han enfrentado por años los dos clanes militares más poderosos que pueden hallarse en los territorios cercanos. Por años esta situación se ha mantenido al margen, pero ahora uno de los dos clanes ha dado el primer paso a lo que sería una guerra armada directa. El clan Rashomon, que ya muchos asimilan como un clan más hostil, ha dado un paso para la guerra y para la búsqueda del poder: han comenzado a optar por comprar la influencia de la orden religiosa, es decir, han decidido encontrar apoyo en los monjes corruptos. También han adquirido los beneficios de los samuráis mercenarios y así ellos no tendrán que mancharse con sangre que no quieren derramar. El clan Rashomon fue culpable de los asesinatos de los campesinos y los monjes, y han llamado al clan Hirayama a la guerra.
»Asesinaron a los campesinos por razones desconocidas, pero se supone que lo hicieron para crear el caos y así desestabilizar el ejército. Las posibles razones del asesinato de los monjes recaen en la idea de que quieren tomar o erradicar el poder de la influencia de la orden religiosa, y este podría ser una parte de su plan: asesinar a los monjes que no quieren ser comprados y dar beneficios a los monjes corruptos.
»Como ya todos saben, varios miembros del clan Hirayama se encuentran en nuestras líneas. También les diré: el clan Hirayama se constituye en dos ramas, la rama secundaria y la de sangre pura. Y así son las cosas: de la rama secundaria hay dos tenientes que están en la primera línea; y de sangre pura, dos capitanes que están en la tercera línea. También es importante decir lo obvio: la teniente Sei Hirayama, aquí presente en la segunda línea, es miembro de sangre pura del clan Hirayama. En otras palabras, dos capitanes y una teniente de sangre Hirayama están en nuestras líneas... mejor dicho, son leales a nuestro ejército y están a la vez bajo nuestra protección.
»La razón por la que menciono esto que ustedes conocen, no lo dudo, es porque si el clan Hirayama está en guerra, tarde o temprano nosotros también estaremos en guerra. Y no, no solo por defender a nuestros soldados Hirayama, también porque este es nuestro territorio, mucho antes de que llegaran los Hirayama o los Rashomon.
»Ahora, continuando con el informe: el clan Rashomon, como saben, incluye más guerreros que el clan Hirayama, pero el segundo se caracteriza por ser más fuerte en habilidades y capacidades. Y si lo pensamos, estos dos grupos se encuentran al mismo nivel por la variedad que hay en sus soldados...
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