Katsuki es un chico que se enamoró de su mejor amigo de la infancia Izuku, para no expresar sus sentimientos hacia las personas decidió escribir en un diario íntimo. Este libro es aquel diario el cual Katsuki escribía todos sus pensamientos y sentimientos a lo largo de los días.
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primer beso
Hoy… hoy marcó un antes y un después. Hoy, Izuku y yo compartimos nuestro primer beso. Aún me siento como si estuviera soñando, una mezcla de euforia, nerviosismo y una felicidad tan intensa que me cuesta respirar. No se parece a nada que haya experimentado antes; ni la adrenalina de una batalla contra un villano, ni la satisfacción de una victoria duramente ganada. Es algo… diferente. Algo mucho más profundo.
Habíamos pasado la tarde en el parque cerca de la UA. Era una tarde perfecta, el sol se ponía pintando el cielo con una paleta de colores cálidos y vibrantes. Hablamos durante horas, compartiendo risas, secretos, anécdotas de nuestra infancia, de nuestros miedos y nuestros sueños. Pero a medida que el sol descendía, una tensión palpable se fue apoderando del ambiente. Un silencio cómodo, pero cargado de una energía que ninguno de los dos parecía querer romper.
Caminábamos en silencio, el sonido de nuestros pasos sobre el sendero de tierra era el único sonido que rompía la quietud. El aire estaba fresco, perfumado con el aroma de la tierra húmeda y las flores del atardecer. De repente, Izuku se detuvo, girándose para mirarme con una intensidad que me dejó sin aliento. Sus ojos, normalmente brillantes y chispeantes, estaban suaves, tiernos, llenos de una emoción que me conmovió hasta el fondo del alma.
No era la mirada usual de admiración o camaradería que me dirigía en el campo de batalla, ni la mirada de desafío que solía encontrar en nuestras discusiones. Era una mirada diferente, una mirada que me decía que estaba a punto de suceder algo especial, algo que cambiaría para siempre la dinámica entre nosotros. Sus manos, ligeramente temblorosas, se acercaron a mi rostro. No fue el contacto brusco y enérgico que esperaba, sino un toque suave, delicado, casi tímido. Su pulgar acarició mi mejilla, un gesto tan tierno que me dejó sin palabras.
Se acercó lentamente, con una cautela que me hizo sentir cada latido de mi corazón. El aire entre nosotros estaba cargado de una electricidad palpable, una anticipación que me hacía sentir una mezcla de nerviosismo y euforia. Sus labios rozaron los míos, un roce ligero, casi imperceptible al principio. Un simple contacto que, sin embargo, envió una corriente eléctrica a través de todo mi cuerpo.
Luego, vino el beso. No fue un beso apasionado, ni una muestra de dominio o fuerza. Fue un beso suave, tímido, casi inocente, pero lleno de una ternura abrumadora. Un beso que me dejó sin aliento, un beso que me hizo olvidar el mundo que nos rodeaba. Fue un beso que duró solo unos segundos, pero que se sintió como una eternidad. Un beso que me hizo sentir cosas que nunca antes había experimentado, una mezcla de asombro, felicidad y una conexión profunda que trascendía las palabras.
Después del beso, un silencio cómodo nos envolvió. Un silencio lleno de complicidad, de felicidad, de una ternura que me hacía sentir cálido por dentro. Nos miramos a los ojos, sonriendo, con una felicidad que no podía ser contenida. Era una felicidad silenciosa, pero intensa, una felicidad que se extendía más allá de las palabras. Era la confirmación de un sentimiento que había estado creciendo en mi corazón durante mucho tiempo, un sentimiento que ahora, finalmente, había encontrado su expresión.
No sé qué nos depara el futuro. Pero hoy, con la memoria de ese primer beso grabada para siempre en mi alma, sé que estoy en el camino correcto. Un camino que estoy recorriendo de la mano de Izuku, mi mejor amigo, mi compañero, mi… mi novio. Y el recuerdo de ese beso, ese primer beso, será un tesoro que guardaré para siempre.
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