Única Oportunidad

Isamar Macip

No la vi llegar, pero me enteré de que Violet Sanders está en la oficina de mi jefe, justamente, porque Juan salió de allí hablando sólo, diciendo que estaba demasiado hermosa y que debía ser fuerte para no caer en tentación, nuevamente. Entonces, pensé en una excusa creíble para entrar y verla, personalmente.

Al verla me di cuenta de que es más bonita que en fotos. Sin embargo, no entendí por qué sentí la necesidad de ir hasta allí y me quedé, prácticamente, muda. Es algo que me incomodó, aunque pienso que es por el chisme y las ganas de contárselo a María.

Ella se presentó y me preguntó quién soy, algo que era necesario notoriamente, ya que jamás me había visto. El problema es que, antes de poder contestar con mis propias palabras, Juan volvió a la oficina y me presentó como su novia. Enseguida vi como los ojos de la modelo se llenaban de lágrimas y le reclamaba a mi jefe, Salvador.

Volví a sentir una necesidad enorme de aclarar qué lo dicho por Juan es chiste, que no soy su novia, y la realidad es que tampoco lo sería, porque él no es el tipo de hombre que me atrae.

El asistente es rubio y mi preferencia siempre han sido los hombres de pelo negro, o castaño, en todo caso.

Violet se calma luego de escucharme, pero el asistente, nuevamente, vuelve a abrir la boca para contrariarme. Sin dudas, quiere mantenerla lejos. No necesito que él me explique algo, ya que Salvador lo hizo el día de ayer.

Es increíble e impensado que, justamente, Juan, teniendo dinero; no se sienta suficiente para ella, cuándo en los ojos de la modelo se nota un sentimiento bastante profundo y verdadero hacia él, más que nada porque sus ojos brillan simplemente de verlo. Sin embargo, la decepción frente a una posible pareja, apagó tal ilusión.

Cuando Salvador nos pide salir, me dirijo directo a mi escritorio y Juan me sigue, aparentemente enojado. Frunce su frente, se para frente a mí y se cruza de brazos, por lo que espero el reclamo de su parte.

—Dijiste que me ayudarías, que fingirías ser mi novia. Teníamos un trato, qué has roto y tuve que arreglar.

— No puedo, ni quiero lastimar a una mujer inocente.

— Violet no tiene nada que ver con mi mentira, ella simplemente será una mensajera. Una intermediaria, alguien que se lo dirá a su amiga, nada más. ¡No sé de qué me hablas!

—No soy tonta. Sé que a ella quieres engañarla, quieres que la modelo sea la que no te busque. Es ella. Es esa supuesta mujer que te persigue, qué insiste, que te molesta.

—Violet es inocente. — me dice descruzándose de brazos como si eso me convenciera. Los mismos caen a los lados de su cadera y sus manos se cierran en puños, conteniéndose.

No sé si lo que habla es verdad, pero confío más en la palabra de mi jefe, que en la del asistente. Sospecho de que este rubio trata de mentirme para que yo no piense de que ella es la susodicha y me dice que solo es una "mensajera". Sin embargo, sinceramente, repito mentalmente que esta chica está enamorada de Juan.

—Ella casi llora porque me presentaste como tu novia.

—Mentira— frunce el ceño y me queda mirando, con los ojos entrecerrados y la cabeza ladeada hacia un costado.

—Te lo puedo asegurar, la rubia que está metida en esa oficina...— estiro mi brazo y señalo directamente hacia la puerta del CEO—, estaba con los ojos llorosos y le reclamó, por si no lo notaste, al señor Toledo sobre tus palabras.

Sus labios se aprietan entre sí formando una línea delgada, aún sin creer lo que estoy diciendo. Mira hacia la puerta que he señalado y suspira. Luego camina hacia mi silla y se sienta allí, derritiéndose en ella.

—No puedo creer eso. Ni siquiera me haré ilusiones.

—Sé que la amas y me imagino que ella es de quién tratas de huir. Pero no entiendo por qué.

—Es la novia de Salvador...

— Es una relación fingida y creo que lo sabes mejor que yo.—lo interrumpo, viéndolo directo a los ojos.

— Soy un simple asistente. Decidí trabajar para Salvador antes de seguir mi profesión y tener mi propia cuenta bancaria.

—Renuncia—digo con simpleza, como si fuera sencillo.— Además, no me puedes decir que eres pobre porque no te creería jamás en la vida. Tu ropa grita desde lejos marcas millonarias, el reloj de oro puro y el último celular de la moda. No eres insignificante, ni poca cosa para esa mujer que te mira como si fuera el único hombre en este mundo.

En realidad comprendo que puede llegar a ser complicado si quiere alejarse de esta empresa, más que nada si su profesión no tiene nada que ver con Salvador y él no lo puede ayudar. Aunque lo importante es arriesgarse, más aún si eso le da seguridad y confianza en sí mismo para confesar sus sentimientos hacia la modelo.

Mientras algunas personas pueden considerarlo idiota, yo lo consideraría valiente y estoy segura de que Salvador Toledo pensaría igual que yo.

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EN LAS REDES SOCIALES LES HE DEJADO FOTO DE ESTOS PERSONAJES: ISAMAR, SALVADOR ,VIOLET Y JUAN.

@tgautora o Batichica TG Escritora