Única Oportunidad
Isamar Macip
Hace un mes mi jefe, el señor Saúl Toledo, falleció. La empresa de finas joyas estuvo una semana cerrada por duelo, pero su hijo, el señor Salvador Toledo, nos envío un correo con el típico aviso de que debíamos volver a nuestros puestos de trabajo. Aunque, al finalizar ese mismo mensaje, escribió contundentemente de que muchos de nosotros podíamos ser despedidos por cambio de personal.
Un asqueroso golpe al estómago. Más que nada para las señoras mayores que están preocupadas de que se les adelante su jubilación. Y yo... que puedo decir... la realidad es que temo por mí.
He sido la secretaria de presidencia por más de cuatro años y todo lo que sé es gracias a lo que mi difunto jefe me enseñó, pero ahora que habrán nuevos empleados supongo que seré otra desempleada, de esas que salen por la puerta con la masiva cantidad de compañeros.
En México, mi lindo país, hay muchas oportunidades laborales para las secretarias y más si tengo una carta de recomendación por parte del CEO, pero él no me conoce. No sabe quién soy, ni cómo trabajo. Y por lo que han dicho en los pasillos de la empresa, es temible, frío, calculador y, practicamente, un completo idiota.
Según dijo una de mis compañeras, una de las mayores, que conocieron al nuevo jefe personalmente; a él no le interesa quienes somos, ni nuestras vidas. Que es obvio, pero algunos hombres trabajan aquí siendo padres solteros y es el único lugar que paga bien, además de tener una guardería disponible.
Sin embargo, no se le pedirá consideración al señor Salvador Toledo, solo... se espera que no sea el monstruo que han descrito, porque muchas personas dependen de la empresa.
—¿No ha llegado?— cuestiona el vicepresidente.
— No, señor.— respondo.
El hombre frente a mí es hermano y socio del difunto dueño, lo que significa que es el tío de quien manejará nuestras vidas.
—No tiembles, Isa— ríe quien es como mi segundo jefe.— Tú no puede irte de aquí.
—¿Por qué?— indago sin entender sus palabras, pero antes de que él pueda contestarme, las puertas del ascensor VIP, ese que solo usaba mi anterior jefe, se abren, mostrando a cinco hombres que se disponen a salir.
Uno de ellos resalta entre todos, no solo por su traje color azul marino, sino porque mira al señor Samuel y le muestra una sonrisa ladina.
—Tío. Un gusto volver a verte, después de tantos años.
Mis ojos se abren por la sorpresa al entender que quien está frente a mí, es mi nuevo jefe. El dueño de esta empresa y también el que decide, quién se queda y quién se va.
—Salvador. Debías hacerte cargo antes de que tu padre...
—Todo a su debido tiempo— lo interrumpe casi sin paciencia.
No parece que mi jefe acepte los consejos de nadie, o mejor dicho, los reclamos pasivos-agresivos de parte del vicepresidente.
—Ella es Isamar Macip— me presenta Samuel—, él es mi sobrino, el nuevo dueño y para quien trabajarás, Salvador Toledo. Conócelo bien y amóldate a su humor. — me ordena como si fuese una sentencia. —Recuerda el contrato— Ahora le habla a él y el CEO asiente.
—Señorita, vamos a mi oficina.— dice Salvador mirándome fijamente. Hace una seña con su mano para permitirme caminar delante de él, pero yo hago exactamente la misma, sabiendo que él es el jefe y mi obligación es estar detrás.
Salvador es... casi sombrío e incluso parece lejano. Y no, no lo digo porque lo considere a quién llegar para algo amoroso, sino porque su aura es extraña.
Jamás he pensado en esos temas y menos lo hablaría en voz alta, pero la realidad es que el nuevo dueño es... interesante. Atractivo sí, y eso hasta un ciego lo notaría. Su porte y cuerpo de Dios Griego, su pelo pulcramente peinado, sus ojos verdes, apagados y afilados... Eso atraería a cualquier víctima.
Es imponente y espectacular.
No me deslumbra su belleza porque tengo compañeros muy sexys y he conocido a los socios que anteriormente han hecho negocios con el difunto Saúl Toledo. Incluso el mismísimo mencionado y su hermano demuestran que los años son solo números porque ellos son hermosos. Mi jefe lo era, definitivamente, con el debido respeto que se le debe a su recuerdo y a su viuda.
Salvador vibra diferente a su padre. Es algo que se siente tan alto que parece superior a cualquier entidad poderosa. El difunto era alegre, sonriente, amable... Y su hijo parece ser... insensible o inhumano.
—¿Conoces eso?— cuestiona la gruesa voz de mi nuevo jefe, sacándome de mis pensamientos.
—Disculpe, ¿qué?– indago nerviosa porque no tendrá una buena impresión de mí al verme distraída.
— Estos papeles, ¿sabes qué tienen? — me señala la carpeta blanca.
Doy unos pasos para acercarme al escritorio y la tomo con mis manos, leyéndola.
—¿Es... mi contrato laboral?— alzo una ceja y lo observo fijamente.
Me supongo que las palabras dichas por Samuel, el vicepresidente son totalmente falsas. Él aseguró que no puedo irme, pero teniendo esta carpeta conmigo, creo que es lo contrario. Seré la primera despedida.
—Sí y lo he leído siete veces. Mi padre te contrató con veinticinco años, sin experiencia.
—Es cierto, pero el señor Saúl me dio la oportunidad laboral. Tengo los estudios necesarios y...
—¿Por qué mi padre no me permite que te despida? ¿Tenías algo con él?
— ¿Qué el señor qué?— digo sorprendida.
Dejo la carpeta en el escritorio nuevamente y me cruzo de brazos, porque también estoy un poco enfadada, pero lo disimulo.
Entendí perfectamente que mi nuevo jefe piensa que me acostaba con su padre, pero eso es una ofensa, tanto para mí como para la memoria del señor Saúl, quien me trataba como una hija.
— ¿Eras su amante, no? —pregunta directamente.
—Mire, por respeto a su padre, no lo golpeo. Sin embargo, no permitiré que repita semejante estupidez. Él fue como un padre que jamás tuve.
— Mi madre me habló de ti y lo que... aparentas.— dice mirándome desde arriba hacia abajo.
No hay asco o ira en esa observación, pero sé que está analizándome. Buscando algo que le indique que tiene razón. Algo que le confirme que sí fui amante de su padre, pero nunca lo encontrará porque no soy ese tipo de mujer.
—La señora María me conoce perfectamente. Sabe quién y cómo soy. Puede preguntarle lo que desee. —respondo confiada porque sé que ella me quiere tanto como yo le correspondo.
— Parece que has enamorado a mis padres.
—Estuve con ellos cuando usted no.—contesto atacándolo directamente.
—Trabajaba en Canadá.
—Lo felicito. Usted hizo su vida, lejos de los señores Toledo.
—Ellos saben por qué me fui del país. No tengo que explicarte a ti.
— Lo sé igualmente. Viví en su mansión.
No miento. Viví con ellos cuando me echaron del pequeño departamento que ya no pude pagar porque no tenía un buen sueldo. En ese entonces, llegué a dormir en la calle y pedir comida en los restaurantes antes de que la tiraran a los contenedores; y los señores Toledo no solo me dieron un lugar en la empresa, sino también en su hogar. Estuve con ellos cuando Salvador engrandecía el apellido en Canadá y no los visitaba por meses. Sé cada vivencia del que ahora es mi jefe, porque la señora María me confiaba los pasos que daba su hijo, quién tiene un guardaespaldas que trabaja para su madre, aunque él no lo sabe.
Él está en pareja con una modelo Canadiense, de esas que ama ser el centro de atención y esconde a su benefactor porque solo le interesa su nombre.
Según supe por la propia boca de los señores Toledo, padres de Salvador; ella jamás se saca una foto con él. Mientras que mi nuevo jefe le consigue contratos millonarios y soporta las miles de noticias que hay a su alrededor, de esas que la vinculan con muchos famosos: cantantes, actores y deportistas.
Sin embargo, también sabemos, junto a la señora María, que esa relación es una completa mentira.
La modelo llamada Violet Sanders no tiene interés amoroso para con mi nuevo jefe, y creemos que él tampoco por su parte. Simplemente, son dos amigos que se benefician de algo: ella de la carrera que él mismo le otorga, y él... no sabemos, pero sospechamos que puede utilizarla como su tapadera para que María no le busque esposa.
Salvador es un excelente empresario y fundó su propia empresa sin ayuda de su familia. Quería hacerlo por sí mismo para obtener un logro propio, con su sudor y esfuerzo, y lo consiguió. Sin embargo, a él no se le relaciona con mujeres... ni con hombres. Es tan... inalcanzable, que ni siquiera los medios de comunicación quieren hablar de Violet porque creen que nadie está a la altura del poderosisimo cuarentón.
Los padres de mi nuevo jefe querían que él volviese a México para que conozca a una linda mujer que merezca el cariño de un Toledo, pero dudo mucho que él deje de fingir esa relación o que en realidad posea algo de ternura en ese corazón de hielo.
—Me enteré. — dice serio, con las manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿Entonces, qué pasará con mi trabajo?— vuelvo a enfocar el tema a lo que hemos venido.
—No puedo despedirte— avisa.— Así que seguirás siendo mi secretaria, aunque no hablaremos directamente. Todo lo tratarás con mi asistente.
—Bien.
— Vendré todos los días, puedes golpear la puerta las veces que sean necesarias, pero...
—Trataré con tu asistente, al que no conozco– lo interrumpo.
—Fue por mi desayuno.
—Eso es parte de mi trabajo.
—Él te dirá cómo hacerlo mañana.
Asiento ante sus palabras y luego me ordena salir de la oficina, por lo que hago lo que me pide, chocando sin querer con un hombre también entrajado.
—Un gusto, señorita Macip. Soy Juan, el asistente del señor Toledo.
—El gusto es mío— tiendo la mano y las estrechamos, pero noté que no traía nada en ellas—¿Y el desayuno?
Él me mira confundido y no responde, por lo que también me ignora y entra a la oficina. Yo suspiro y voy a mi puesto, justo cuando suena el teléfono.
—Secretaria del señor Toledo— respondo automáticamente, porque a sí mismo lo hacía antes, con Saúl.
—Ven a mi oficina, Isamar— pide el señor Samuel, el vicepresidente.
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¿QUÉ TAL MIS QIERODAS LECTORAS?🖤 ¿SE ESPERABAN DESPERTAR CON UNA NUEVA NOVELA TAAAAAN PRONTO?
Bueno les cuento... Esta historia tal vez sea corta, no un micro relato, pero puede que no pase de los treinta capítulos y sí, lo sé, muchas veces digo eso y terminamos con algo medianamente largo, sumado a lo que puedo tardar en actualizar🤣
Pero como dije antes, no importa cuántos días pasen, yo siempre escribiré porque me gusta y no dejaré de hacerlo 🖤Además, ustedes me han pedido ser protagonistas y yo no me resisto a darles su gustito... Como podrán leer, esta vez le ha tocado a Mar Isa Macip, quien siempre está apoyándome. Ha sido la primera en seguirme por tiktok cuando me lo creé. POR ESA MISMA RAZÓN y por lo que hemos hablado, tanto en mi grupo de Wpp BATICHICA y por privado; se merece este protagonismo 🖤
Por consiguiente, les dejo las imágenes de nuestros protas... El nuevo jefe y la secretaria:
Salvador Toledo, 43 años.
Isamar Macip, 30 años.
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Comments
🇲🇽 IsaMar Mac (Isabel ) 🇲🇽
Dios 😱estoy que no me la creo 🙈 mil mil gracias por tu cariño Tamy y mil gracias por utilizar mi nombre, que increíble a sido coincidir contigo , eres una gran escritora y una gran amiga
Un beso y un abrazo enorme desde México 🇲🇽
2025-08-03
15
Maria Cristina Vega
que sorpresa Támara, creo haber leído todas tus novelas. y al ver la publicación de instagram " Autoras Bandidas", ya estaba ansiosa. muchos éxitos, y espero que sea novela corta, ya que la trama se desarrolla más rápido y puedo seguirla más fácil. /Smile//Rose//Ok//Good/
2025-08-04
3
Carolina A²V
Santo padre es de los que consiguen que las pantis se.desmayen 🤤
2025-08-04
6