Alexander Stone es un atractivo y exitoso alfa, CEO de su propia empresa. Solo hay un problema: él, odia a los Omegas, así que, para trabajar como su secretario, este tiene que ser un Beta, requisito que Ethan cumple perfectamente.
Pero la constante exposición a las feromonas de Alexander, ocasiona un cambio en Ethan, él, se vuelve un Omega, por lo que debe ocultar este hecho de todos si es que desea mantener su puesto como secretario de Alexander. ¿Podrá Ethan ocultar para siempre su cambio de casta? ¿Qué hará Alexander si lo descubre?
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Un cambio de ritmo
POV Ethan
Al día siguiente, me levante sintiéndome renovado, decidió a seguir adelante con mi plan de destruir esa muralla que ponía Alexander frente a cualquiera que se le acercara. Una vez más, me dirigí primero al café antes de irme a la oficina., eligiendo cuidadosamente un mocaccino esta vez, ya que al parecer le gustaban los cafés no tan amargos, así que tenía la esperanza de impresionarlo con mi elección.
Cuando llegué a la oficina, noté que el ambiente parecía menos tenso y frenético que la semana anterior, era un cambio que era más notorio que el día anterior. La atmósfera estaba más relajada, y la tensión que había estado presente parecía haberse disipado.
Decidido a aprovechar esta oportunidad, me dirigí a la oficina de Stone y toqué suavemente en la puerta antes de entrar, sintiendo un poco de nervios al hacer esto.
-¿Puedo ayudarte en algo?- Preguntó el alfa, dejando de prestarle atención a su computadora.
-Perdón señor Stone. Solo quería saber si necesitaba algo antes de comenzar el día.-
-En realidad señor Lloyd, hoy no estamos tan ocupados como la semana pasada. Acabamos de terminar un proyecto importante, así que podemos trabajar más relajadamente.- Dijo él, mirándome de pies a cabeza, lo que me hizo sentir un leve escalofrío pero también me sentía aliviado.
-Entiendo. En ese caso, ¿le gustaría un café? Le he traído uno, todavía está caliente.- Me acerque a su escritorio mostrando el café entre mis manos, sonriéndole con entusiasmo.
-Gracias Ethan.- Mi corazón se estremeció al escucharlo llamarme por mi nombre nuevamente.
Le dejé el café sobre su escritorio y le sonreí. Salí de la oficina a pesar de estar más confiado, igual estaba un poco nervioso. Había logrado romper ligeramente la muralla entre nosotros y comenzar a establecer algún tipo de conexión con Alexander.
-Parece que el jefe está de buen humor.- Dijo una voz familiar cuando salí de la oficina, era Laura.
-Ah, sí… al parecer es así.-
-El proyecto que acabamos de terminar era muy importante, creo que tuviste suerte de haber llegado al final de este, fue un martirio.- Sonrió Laura y se acercó a mí para entregarme un pequeño pastelito. -Toma, los están entregando para todos en el departamento, pensé que si no te guardaba uno, no alcanzarías a comer uno.- Dijo con una voz amable y una sonrisa.-
-Gracias Laura. Ese era tu nombre, ¿no? Aún no me los aprendo bien.- Sonreí nervioso.
-Sí, Ethan. Espero que ahora el jefe no esté tan malhumorado ahora que nadie que trabaja cerca de él es un omega… y bueno, ya le hacía falta un secretario, de verdad que los meses que estuvo con secretario fue horrible, para todos.-
-Prometo hacer un buen trabajo.-
-Sé que lo harás.- Puso su mano sobre mi hombro y me sonrió.
Asentí nervioso pero feliz de que confiaran en mí. Realmente quería dejar una buena impresión en mi jefe y mis colegas.
Después de esa pequeña conversación, me dirigí a mi escritorio para continuar con mi trabajo para ese día.
