Soy Sandra Mehias mi familia era una de las mas poderosas del país, pero debido a un mal negocio hecho por mi padre quedamos sin nada, mi esposo Fabriccio Berlusconi un poderoso empresario dueño de empresas Berlusconi.
Nuestro matrimonio siempre estuvo cargado de amor, aunque en ocasiones teníamos problemas como en cualquier matrimonio habíamos logrado formar un hogar estable para nuestros hijos: Maria Alejandra de 16 años e Iker de 14 años, ambos la luz de mi vida.
Pero un día todo cambió el cuento de hadas que había creado desapareció y mi matrimonio de 20 años fue marcado por una tragedia. Acompáñame a descubrir secretos ocultos y traiciones que marcaron el fin y el inicio de mi vida
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo VI Empresas Ferrari
La mañana llegó con un aire fresco y renovador. Podía sentir que esté sería el inicio de mi nueva vida. Mientras el sol se asomaba por la ventana, iluminando cada rincón de la casa, una mezcla de nervios y emoción recorría mi cuerpo. Hoy era el día de la entrevista, y aunque mi corazón latía con fuerza, sabía que era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Mientras miraba por la ventana, recordaba los momentos difíciles que había enfrentado en los últimos días. Sabía que la lucha por mis hijos y por una estabilidad en nuestras vidas a penas empezaba, sabiendo que las decepciones y las traiciones no podían regir nuestro futuro me llenaba de fuerzas para seguir adelante. Pero hoy tenía una meta: conseguir un trabajo y demostrarme a mí misma que podía salir adelante. La vida siempre encuentra la manera de sorprendernos, y quizás este cambio era justo lo que necesitaba.
Con cada prenda que elegía para vestirme, sentía cómo la confianza empezaba a florecer dentro de mí. A pesar de las dudas que me asaltaban, sabía que tenía que dar lo mejor de mí en esta entrevista: tenía que conseguir ese trabajo. Miré al espejo y sonreí; era hora de enfrentar mis miedos y demostrarle al mundo (y a mí misma) de lo que era capaz.
Salí de mi habitación caminando con pasos firmes queriendo transmitirle a mis hijos confianza y seguridad. "¡Guau mamá! te ves impresionante". Comento Mariale con una gran sonrisa.
"Gracias mi amor, espero poder impresionar al él hermano de AmandComenteente pensativa.
"Y lo harás, tu sola mantuviese esta casa en orden, estoy segura de que llegaras impresionar a ese señor".
Con el ánimo infundido por mis hijos, me dispuse a salir de la casa encontrándome a Amanda en la puerta a punto de llamar a esta. "¡Guao,, amiga! Te ves despampanante". Dijo muy contenta
"Gracias, pero ¿qué haces aquí tan temprano?" Pregunte confundida.
"Vengo a llevarte a la empresa, porque ni pienses que te dejaré enfrentarte sola al ogro de mi hermano". Bromeó Amanda con una sonrisa nerviosa en su rostro.
"¿Qué está pasando?", pregunté con desconfianza.
"Nada, ahora vámonos que llegaremos tarde y a Marcelo no le gusta la impuntualidad". Sin darme chance a seguir negándome, Amanda me tomo del brazo empujándome a avanzar hasta su auto. Suspire profundamente antes de subir al vehículo. Sabía que Amanda solo hacia las cosas para ayudarme, pero me había sentir una inútil que no era capaz de conseguir las cosas por sus propios medios.
Una media hora después nos encontrábamos frente a un imponente edificio de oficina, con grandes ventanales que hacían reflejar la luz del imponente sol. "Este lugar es enorme", comente asustada.
"Tranquila amiga, yo estoy aquí para hacerte el recorrido". Dijo Amanda llevándome al interior del edificio. Al entrar al edificio, el aire fresco se mezclaba con el aroma intenso del café recién hecho proveniente de una pequeña cafetería en la esquina del vestíbulo. Al fondo se podía escuchar música suave la cual se entrelazaba con el murmullo animado de las conversaciones, creando un ambiente cálido y acogedor. Con cada paso que daba sentía como mis tacones resonaban contra en el pulido suelo de mármol, mientras el eco de los pasos de las personas que ahí trabajaban se sumaba a la sinfonía del lugar.
Las paredes estaban adornadas con obras de arte contemporáneo, cada pieza contaba una historia y reflejaba la creatividad que la empresa fomentaba. En un rincón, un grupo de empleados se reía y compartía ideas sobre un nuevo proyecto, mostrando compañerismo el cual parecía ser parte del ADN de la compañía. No pudo evitar sonreír al ver cómo todos parecían estar tan entusiasmados con su trabajo.
A medida que avanzaban por los pasillos, noté las salas de reuniones equipadas con pantallas interactivas y pizarras blancas llenas de garabatos creativos. La tecnología avanzada parecía estar al servicio de la innovación, facilitando que las ideas fluyeran libremente. En una sala cercana, escuchó el sonido de teclados y ratones, un recordatorio constante del ritmo dinámico que regía en el lugar.
Mientras Amanda la guiaba por el edificio, no pude evitar admirar los espacios comunes: áreas con cómodos sillones donde los empleados podían relajarse o trabajar en equipo. Una pequeña biblioteca estaba llena de libros sobre liderazgo y desarrollo personal, insinuando que aquí se valoraba no solo el trabajo duro, sino también el crecimiento continuo.
La sensación abrumadora que había sentido al llegar comenzó a desvanecerse poco a poco. A medida que exploraba este mundo nuevo, se dio cuenta de que cada rincón estaba diseñado para inspirar y motivar a quienes trabajaban allí. Era un lugar donde las posibilidades parecían infinitas.
Finalmente, al llegar a su destino, una sala iluminada por grandes ventanales que ofrecían una vista espectacular de la ciudad, respiró hondo. Sabía que esta era su oportunidad para brillar en un entorno donde la creatividad y la colaboración eran bienvenidas. Con una sonrisa renovada en su rostro, se preparó para enfrentar el desafío que tenía por delante.
"Buenos días, Maria. Puedes decirle a mi hermano que ya llegue", Amanda se dirigió a una señora algo mayor sentada afuera de la oficina.
""Señora Amanda, buenos días. El señor pidió que cuando llegara dejara pasar solo a la candidata a asistente". Respondio la mujer viendo en mi dirección.
"Pero el estaba al tanto de que yo también vendria", respondió Amanda con frustración.
"Son órdenes y sabe que cuando el dice algo no hay quien le lleve la contraria".
Sin más nada que hacer entre sola a la gran oficina del presidente de la empresa: hermano de Amanda, Marcelo Ferrari. Un hombre de 44 años, quien se caso con Elena Harvey, pero que termino divorciandose después de tres años de matrimonio, tiene un hijo de diecisiete años. Después de su divorcio no volvió a casarse, pero ha estado involucrado en numerosos escándalos que tienen que ver con mujeres de todas las élites del mundo. También se sabe que anda con una modelo muy reconocida en el medio y que posiblemente sea con ella con quien se vuelva a casar. Todo esto lo se, ya que investigué algo de su vida durante la noche y obviamente sobre su negocio.
Ella tiene q andarse con cuidado, porq una resbalada y lamalvada exsuegra le quita los niños