Una Boda Por Conveniencia

Salimos del agua juntos dándonos empujoncitos y riéndonos de los chicos que me habían sonreído y él espantó con la mirada.

—No seas posesivo, pobres chicos ellos solo querian ser sociables.

—Si claro, socializar. Estupido soy yo ¿no?

—No puedes pretender que las personas no me saluden o no quieran socializar conmigo solo porque estamos casados, Demián. Puedo hacer amigos.

Él se sentó en la lona junto a mi y me miró a los ojos.

—¿Porque no intentas hacer amigas?

—No me llevo bien con ellas. Son todas iguales.

—Por eso mismo te espanto a los hombres que te sonríen. También son todos iguales.

—¿Y tu eres diferente, verdad? Dale, no me vengas con cosas raras a mi.

—Puedo decirte que ahora mismo, que soy yo el que quiero hacerte sonrisitas sugerentes y no pienso darle un poquito de chances a nadie. O voy a demandarte por adulterio.

Después de decir eso se río y me tiro un puñado de arena en las piernas todavía mojadas.

—¿Adulterio? Puedo anular nuestro matrimonio por no consumarlo, Diciendo que no sos capaz.

—Soy muy capaz, eso no lo dudes, preciosa. Además, te gusto. Eso me alcanza por ahora.  Tal ves, en algún momento me mires como yo te miro a ti. Pero sin prisas, recién nos estamos conociendo. Sere paciente contigo.

—Que seguridad, señor Novacci..

—Se lo que quiero y te quiero a ti.

No dije más nada. Me puse boca abajo para disfrutar más del sol. El respondia mensajes desde su celular y recordé que el mio estaba apagado.

—¿Podrías por favor conseguirme un cargador para el celular? cuando salimos de la casa de tus padres solo traje mi documentación.

—Si, en cuanto volvamos al hotel. ¿Que tenes pensado para esta noche?

—Comer una pizza grande s en la cama mirando alguna película.

—Ah, lo tenias bien pensado.

—Si. Vos podes comprar el helado.

—Me gusta tu idea.

Unas horas después el sol bajaba y como siempre a esta hora mi estomago pedía a gritos que coma algo o me dolería la cabeza. Demián estaba acostado sobre la lona boca arriba, tenía sus gafas oscuras para sol puestos y después de hablarle varias veces sin recibir respuesta me di cuenta que estaba dormido.

—Demián, Demián, ¡DEMIÁN!— Le grite por ultima vez.

Se dio un susto de muerte y yo me reí de su reacción.

—Agostina, por Dios, casi me matas de un infarto.

Se sento lentamente aun tratando de ver donde se encontraba.

—Te quedaste dormido, ya es hora de volver. Tengo hambre y quiero sacarme la sal y arena del cuerpo, supuse que no querrás quedarte solo y por eso te desperté.

—Esta bien preciosa, vamos, yo también quiero ducharme.

Tenia arena en casi todo el cuerpo, parecía una milanesa. Ese hombre tan lindo que acababa de darme la mano para volver al hotel, es el causante de varios suspiros, míos y de las demás chichas que cada que le ponen atención se les chorréa la baba. Mientras el dormía en la arena con su espectacular cuerpazo marcado por músculos no se enteró de todas las chicas que lo miraban, obviamente yo les ponía cara de pocos amigos y se iban sonriendo y cuchicheando como tontas. No solo las chicas jóvenes lo miran, las cuarentonas también, esas son más descaradas.

—Voy a empezar a decir que soy tu esposa y a poner cara de psicópata.

—¿Que dices? ¿Estas celosa? esposa

Maldita sea, pensé en voz alta.

—Quería saber si estabas atento, despierto.

—Todas queriendo comerse este cuerpito y tu no me das bola.

—¿Te dijeron que eres muy creído?

—Mi autoestima siempre está por las nubes, me quiero, ya que tu no me qureres.

Sonrió.

—Estoy empezando a quererte.

—Peor es nada.

Demián permitió que yo me duchara primero, el como de costumbre se sirvió un vaso de whisky. El servicio al cuarto había dejado una hielera llena que se estaba derritiendo...

10 minutos después salía del baño con mi ropa de dormir con dibujitos de Grogu. Me encanta ese muñeco, supongo que noto el fondo de pantalla de mi celular o la funda. Mi mamá era una gran fan de Star Wars y estoy segura de que le hubiera gustado ver conmigo la serie. En fin, el se preparaba para entrar al baño, solo con su bóxer en mano y una toalla.

—Puedes usar mi cargador, está en la mesita al lado de la cama.

—Gracias, ¿estas de acuerdo con la pizza?

—Voy a lamentar esto, pero también quiero una hamburguesa completa con papás fritas y helado, pero del que vos quieras.

—Dios no permita que aumentes un gramo.

—Mañana emtrenare el doble en el gim. Pide la comida, ya salgo.

Me metí en la cama feliz de que mi plan para esta noche no sea comer bichos asquerosos, pero lo que más me gusto fue no tener que volver a arreglarme para ir a cenar. Llame al servicio al cuarto y pedí nuestra comida, después de cortar la llamada vi el cargador del celular de Demián y recordé cargar el mío.

Me quedé sin aire cuando él se apareció en boxer en la habitación...

Santa y bendita madre ¿Me lo mandaste para poner a prueba mi CASTIDAD? Por qué ya estaba empezando a flaquear.

—Agostina.

Al escuchar su voz me abofeteó mentalmente, lo miró a la cara y sonrió.

—¿Que pasa? Solo te miro, eres un hombre hermoso. — OH NO.

—Me estás mirando de una forma distinta y me dices que soy hermoso.

 Dio una media sonrisa y se sentó en la cama.

—¿Pediste?

—Sip, todo.".

Y yo lo único que quería ahora, era comermelo a el.