PERSUASIÓN

Cierro la puerta del baño. ¡Mi baño! Comienzo a quitarme la ropa. Mi piel es dorada con la luz cálida de la lámpara que cuelga del techo. En el espejo veo mi reflejo y me siento tranquilo.

Abro mi aplicación de música y empiezo a reproducir. La voz de Eydrey me conduce a querer abrir la llave del agua. ¡Magnífico! Deslizo el cancel de cristal, me detengo frente a las llaves y abro la del agua caliente.

No imaginé que volvería a mi baño tan pronto. Dejo que las gotas mojen mi cuerpo, el vapor me encanta y mi tobillo ya no me duele. ¡Los dedos de Félix con increíbles! Agarro champú, enjabono mi cabellera, la música me hace sentir muy cómodo. El ritmo me ayuda a deslizar mis manos por mi cuerpo. El espuma domina sobre mi piel.

Dejo que el agua escurra por mi cuerpo. La canción se vuelve a repetir y parece ser que Solo Tú de Eydrey será mi banda sonora en esta ducha.

Escuchó que la puerta del baño se abre, el vidrio está empañado y no me da pena saber que él puede entrar.

—Te traje la ropa, la pongo cerca del lavabo —dice Félix.

—Sí. Muchas gracias.

—¿Cómo va ese tobillo?

—Ya no me duele.

Y con un movimiento no calculado, mi mano hace que una botella de acondicionador se caiga. ¡Se escucha un escándalo!

—¡¿Estás bien?! ¿Te pasó algo? —La preocupación suena en su voz.

—Sí, yo...

Pero cuando me doy cuenta, él asoma su cabeza a través de la puerta de la ducha. ¡Sus ojos se clavan en mis pupilas! Mi corazón se acelera y solo se me ocurre sonreír tenuemente.

—Pensé que había pasado algo más grave. ¿No te lastimaste?

—No. ¡Estoy bien!

—De acuerdo.

—Sí.

—Yo...

—¿Quieres entrar a la ducha conmigo? —Mi propuesta es tan espontánea que ni yo mismo puedo creer que le he pedido algo como eso. ¡En que estoy pensando!

Creo que me estaba dejando llevar, que las cosas fluyan. ¡Ya sabes!

—¿Tú quieres? —Él parece dudar.

Mi corazón muere de ganas por qué él entre a la ducha conmigo. ¡Estoy divagando mucho! Pero mis pensamientos me hacen recordar lo que esta tarde le dijo a Luisa, eso de que yo era muy orgulloso.

—No quiero, pero ya que estás a poca distancia, creo que puedes unirte.

¿Por qué mi voz reflejaba un toque de deseo por él?

Veo que él se aleja del cancel, se aleja y eso me hace sentir normal. Escuchó que la canción se detiene. Empieza a sonar un ritmo nuevo, es una melodía de piano y segundos después, Félix entra a la ducha conmigo.

—¡Aquí estoy! —Dice él.

—Genial. Si quieres puedes...

Pero él no me deja terminar la frase, se acerca con toda la intención del mundo y se detiene justo frente a mí. Sus ojos son el ancla de mis ojos, el agua le escurre por el rostro y yo no me muevo de allí. ¡Soy una torre! Su frente se une a la mía y esto me acelera el corazón. ¿De verdad está sucediendo? ¿De verdad estamos desnudos aquí? ¿A punto de sentir...?

El agua y sus manos se apoderan de mis brazos, desliza sus dedos hasta mis hombros. Su mirada es un incendio y mi cuerpo el combustible de su calor.

—¿Recuerdas todo lo que sucedió hace cinco años? —Me pregunta él.

—Sí. Yo me acuerdo de todo.

—¿Te acuerdas de la primera vez que estuvimos desnudos?

Sus dedos resbalan por mi cuello, se mueven con rapidez con caricias húmedas.

—Sí. Sí me acuerdo.

—¿Te gusta que esté aquí frente a ti?

Me muerdo el labio inferior, sus manos llegan hasta mis mejillas y sin tener que hablar, con mis ojos le digo que me gusta estar así con él. Sus labios están a pocos centímetros de tocar mis labios, siento chispas en mi interior y esto me gusta demasiado.

—¿Me quieres besar? —Mi voz es tan seductora.

—¿Tú quieres?

—Sí quiero.

Y cuando voy a cerrar los ojos, mi celular timbra a causa de una llamada. ¡Me sorprendo demasiado! Sus manos siguen en mi cuerpo, mis latidos son bomba atómica. ¡Lo deseaba sobre mis labios!

Me separo de él y entonces el momento romántico se vuelve fugaz.

❤️❤️❤️

Pidió hamburguesas para la cena. Su hermana y su cuñado no regresaban aún. ¡Eso nos dio la oportunidad de estar solos.

—¿Cómo está tu padre? —Él me pregunta.

—Está bien. Tiene una novia.

—¡Lamento mucho lo de tu madre!

—Está bien. La muerte es impredecible.

—Sí. Mi madre también murió, el año pasado.

—¡Lo lamento!

—Ella ya se sentía cansada de la vida.

Bebo un poco de jugo de arándanos. Él muerde su hamburguesa, degusta y yo, me siento bien estando con él.

—Nuestras madres están descansando ahora.

—Sí, tienes razón.

Doy una mordida a mi hamburguesa, comienzo a masticar y lo descubro mirándome con atención.

—¿Por qué eres frío conmigo?

—¿Frío?

—Pensé que te daría mucho gusto verme, pero eres distante y no pareces interesado en mí.

—Es que Luisa está interesada en ti y tú pareces estar embelesado con ella.

—¿Te parece que estoy interesado en ella?

—Sí. Además, las cosas entre nosotros no quedaron muy bien. Tú me rompiste el corazón y yo también te destroce el alma. ¿Cómo esperabas que te recibiera después de todo lo malo que pasamos?

Mis palabras lo dejan pensando, medita en ellas y asiente levemente.

—¿Piensas que estoy interesado en Luisa?

—Ella también lo cree. Tú le has dado alas.

—Solo he sido amable con ella. Seguro se confundió.

—¿Crees que yo también me confundí? La verdad es que...

—¿Cómo te sientes en este momento? —Evade el tema.

—¿De qué?

—De esto. De estar conmigo. De haber estado desnudos en la ducha. De cenar juntos y de casi habernos besado hace rato.

—Me siento atraído por ti.

—¿Por qué me invitaste a entrar a la ducha contigo?

—¿Por qué asomaste la cabeza mientras yo me estaba bañando?

—Me preocupé, pensé que te había pasado algo.

—¿Y solo fue por preocupación o por algo más? —Soy yo quien remata la conversación con esa pregunta.