Amor Y Venganza

Evelyn

Llegamos al aeropuerto, tengo que respirar hondo para no romper a llorar de nuevo, apenas he vuelto y ya debo irme otra vez.

—Vete y cuídate— me dice Sasha.

—Te puedo pedir algo? — pregunto y ella asiente — Cuida de mi hermano, se que no es tu responsabilidad pero no tengo a nadie más a quien pedírselo, siempre pone la seguridad de mis padres y la mía por encima de la de el, no quiero perderlo y se que lo perderé si no dejo a alguien que también lo proteja como él lo hace con nosotros.

Ella demora un rato antes de hablar.

—Te contaré un secreto — suspira antes de hablar— he estado enamorada de tu hermano desde que era una niña, siempre lo veía reunirse con mi padre y yo a escondidas lo admiraba, tu hermano nunca supo de mí pero yo de él si.

La confesión me tomo desprevenida, pensé que me diría cual que otra cosa menos eso.

—Asi que no te preocupes, mi amor por él no permitirá que le suceda nada malo — me dice.

—Gracias — le digo, estoy apunto de bajarme cuando recuerdo algo — ¿Sabes como se llama el tipo que quiere matar a mi familia? — pregunto.

—Si, pero será mejor que no lo sepas, al no saber quien es, más segura estarás — responde.

Quiero decirle que me diga pero se que no me lo dirá, con la mochila en el hombre bajo de la camioneta, le digo adiós con un gesto y entro al aeropuerto.

El vuelo que sale dentro de cinco minutos es para Italia, quería volver a Estados Unidos pero el vuelo sale en cinco horas y mi hermano me dijo que me fuera en el primer vuelo que salga, así que compro un boleto para Italia.

Entro en el avión y después de un rato despega, miro por la ventanilla, con lágrimas resbalando por mis mejillas, mi regreso tenía que estar cargado de felicidad, pero fue todo lo contrario.

Me enteré que mi familia vine de un linaje de asesinos y que se dedican a traficar sustancias ilícitas y armas, que mi padre asesino a una pareja solo por avaricia, y que por eso ahora tengo que irme de nuevo, volver a estar lejos de mi familia, volver a estar sola.

El avión aterriza, y un nudo se forma en mi garganta, las ganas de llorar me las ahorro, ya he llorado mucho esta noche, camino al exterior del aeropuerto y tomo un taxi y le pido que me lleve a un hotel al más cercano.

Al llegar, me bajo del taxi y..........este lugar es horrible estoy apunto de subirme al taxi de nuevo pero este se va.

—¡Taxi! — lo llamo pero no se detiene.

Estoy apunto de llorar pero me trago mis lágrimas.

No puedo seguir llorando.

Camino de vuelta al supuesto «hotel», pero mi camino queda a medias cuando unos tipos caminan hacia a mi, así que sin pensarlo dos veces camino rápido a la dirección contraria, los hombres siguen detrás de mi, volteo y los veo un poco más cerca así que empiezo a correr.

Sé defenderme ya que desde pequeña me enseñaron, pero solo se lo básico no creo que sea capaz de enfrentarme a dos hombres.

Los hombres corren también siguiéndome, así que corro más rápido, y estos momentos me alegra tener buena condición física, corro lo más rápido que puedo, las calle están solas, los tipos me alcanzan y me toman de la mochila que tengo atrás, me quito la mochila y continúo corriendo.

¡Alli tenía la mayoría del dinero!

Las ganas de llorar vuelven, empañándome los ojos y haciendo que vea un poco borrasa, limpio las lágrimas mientras sigo corriendo, llego a otra carretera y agradezco que no esté tan sola con la otra, veo una camioneta acercarse y sin pensarlo me le atravieso pidiéndole ayuda, los hombre ya no me siguen pero tengo miedo de que estén cerca, la camioneta se detiene y me acerco a la ventanilla.

—Hola, que pena molestarte pero necesito que me ayude, unos hombres están siguiéndome y me han robado — le digo.

—Sube — me dice.

Y sin dudarlo lo hago, la camioneta sigue su marcha, y se que es una locura, que a este tipo tampoco lo conozco, y puede sea peor que los otros pero no tengo más opciones.

—Toma— me pasa un pañuelo y me doy cuenta que he estado llorando.

—Gracias— le digo y tomo el pañuelo.

—¿Para donde te diriges? — me pregunta.

—No lo sé, no conozco Italia, pero supongo que puedes dejarme donde pueda hospedarme, algo no muy costoso no tengo mucho dinero —digo con algo de vergüenza, nunca me había visto en una situación así.

—¿Necesitas un trabajo? — pregunta.

—Si creo que si — respondo un no puedo evitar llorar de nuevo.

—Tranquila, mira un amigo es dueño de varios restaurantes, y siempre necesita personal ya que sus restaurantes son bastantes famosos aquí en Italia, puedo llevarte y allí cerca también hay donde puedas hospedarte ¿que dices?.

—¿No es muy tarde para ir? — pregunto ya que son las dos de la madrugada.

—No, ahorita deben estar haciendo cuentas y otras cosas — dice.

—Está bien, te lo agradezco mucho— le digo.

—No te preocupes, y ya deja de llorar o se te incharan más los ojos — me dice y no puedo evitar sonreír.

Continuamos el camino en silencio, y debo decir que me agrada, el silencio no se siente incómodo, además de que es muy amable y lindo.

Se ve alto, sus ojos son color miel y el cabello lo tiene castaño oscuro, se mantiene serio mirando la carretera.

Después de un rato el auto se detiene.

—Hemos llegado — me dice y sale del auto.

Yo me quedo allí, y él y abre la puerta donde estoy y me ayuda a bajar, miro a mi alrededor y veo que este lugar es mejor que el otro, las calles no están tan solas hay una que otras personas caminando.

—Bueno........— dice y me doy cuenta de que no me he presentado.

—Evelyn Da......Russo, Evelyn Russo — me corrijo rápidamente.

—Mucho gusto Evelyn, yo soy Paul Smith— se presenta.

—Mucho gusto en conocerte y gracias de nuevo — le digo.

—No que hay agradecer, vamos — me dice.

Entramos en el restaurante donde estacionamos y debo decir que es un lugar bastante hermoso y lujoso, me recuerda a los negocios de mi familia donde todos destilan lujos por cada rincón.