Mis Concubinos

Me aleje de él y lo miré con el ceño fruncido.

Victoria: Tú...

Adela: Su majestad no debería hacer esa clase de cosas, este tipo de gente puede ser peligrosa.

???: Exactamente su majestad, no se exponga.

Victoria: Puedo hacerlo bien por mi cuenta, gracias. Me sacudi la tierra del vestido, mientras ese hombre me miraba divertido.

Victoria: ¿Soy graciosa?.

???: Es linda.

Mis ojos se abrieron como platos, ¿todos los hombres aquí son así de francos?, bueno después de todo los hombres de mi época son aún más desvergonzados. Aún así no pude evitar sonrojarme.

Victoria: Lo sé soy linda.

Aquél hombre soltó una pequeña carcajada, cuando me jaló y quedé atrapada entre sus brazos, pero antes de poder reaccionar el hombre sacó una daga y la lanzó al hombre al que acababa de golpear, al parecer quería atacarme. ¡Genial!, ahora le debo la vida a este sujeto, aunque... Es muy guapo, tiene la piel blanca, demasiado blanca, ojos negros y cabellos rubios, un rubio muy lindo, tiene una belleza... ¿cómo decirlo?, ¿salvaje?.

Mientras pensaba en eso me di cuenta de que él no tenía planeado soltarme, por lo que terminé empujandolo un poco.

Victoria: Ah... Gracias por tu ayuda y... por salvarme.

Me dedicó una sonrisa descarada y ladeo la cabeza, se acercó a mí, su cara quedó muy cerca de la mía, evite su mirada pero aún así sentí mis mejillas arder.

???: Sólo cuido lo que es mío.

Mis ojos se abrieron de par en par, mi rostro ardió aún más, lo miré con el ceño fruncido.

Victoria: Yo no soy tuya, no vuelvas a decir eso.

???: Aún no, pero lo serás. Me dedicó una sonrisa de lado, antes de que pudiera responder se dio la vuelta y se fue. Llegaron dos hombres vestidos igual a él y se llevaron al asaltante. ¡Vaya descaro!.

Tomé las cosas que robó aquel sujeto y se las devolví a la señora.

???: Muchas gracias su majestad. Dijo haciendo una reverencia.

Victoria: Por favor levanta la cabeza, no es nada sólo ten más cuidado la próxima vez.

???: Si su alteza.

Regresamos al Palacio, en esta horrible cosa, mi cabeza y mi estómago daban vueltas, es horrible. Cuando llegamos ya era tarde por lo que fui directamente a mi habitación y las chicas prepararon un baño para mí. En lo que yo me bañana ellas preparaban mi ropa para dormir y mi cena. Cuándo terminé mi baño y ya estaba vestida y con el cabello secó me disponía a cenar cuando.

Dalia: ¡Su majestad!. Ella salió por un momento y regresó preocupada y pálida.

Victoria: ¿Qué pasa?, ¿por qué te ves de esa manera?.

Dalia: Hoy... Hoy es la ocasión en la que debe quedarse en la habitación de su majestad.

Victoria: ¿Qué?, explicate por favor, no te entiendo.

Berta: Pero... Pensé que por el estado en el que se encuentra mi señora el emperador atrasaria esté día.

Dalia: Al parecer el emperador no pensó de esa forma.

Victoria: ¿Podrían explicarme qué está pasando?.

Adela: Su alteza... Una vez a la semana debe pasar la noche con el emperador para... bueno ya sabe... procrear herederos.

Victoria: ¿QUÉ?... ¿P-por qué no lo dijeron antes?.

Berta: Majestad, pensamos que debido a su estado el emperador lo dejaría pasar, pero al parecer nos equivocamos.

Victoria: Ese imbécil, ¿cómo puede ser tan idiota?... No iré.

Dalia: Su alteza, no puede negarse él...

Victoria: Por supuesto que puedo, tengo derechos, puedo decirdir y decido no ir.

Las tres me miraron con el ceño fruncido.

Berta: Su majestad, no...

Victoria: ¡NO IRÉ!.

Dalia:... (suspiró resignada) Está bien, iré a informar su decisión.

Asentí y comencé a relajarme gradualmente, ¿están locos?, ¿cómo puedo pasar la noche con un tipo al cuál no conozco?. Comencé a cenar ya más tranquila.

De repente....

"Su majestad, el emperador Nicolás Alles Trovi, sol del Imperio está aquí". Y de nuevo la puerta se abrió sin más.

Victoria: ¿Qué no sabes tocar?.

Nicolás: Retirense, dormiré aquí con la emperatriz. Le dijo a mis doncellas.

¿Qué?.