La Villana Y El Príncipe De Las Rosas.

El baile había sido un éxito, aunque también esta siendo motivo de las habladurías entre la nobleza por el hecho de que Veronika bailo con Cassian y no con Calix como debería de ser. Esto tampoco les agrado a los de la corte, pues consideran que la joven estaba actuando de forma descarada y esto, no dudaron en hacérselo saber a la reina, pidiendo que la joven sea descartada y enviada de vuelta a casa de su familia.

— un baile, eso fue todo, las cinco se quedan hasta la fecha acordada o, envío a todas a casa.— responde Valerian.

—pero majestad, coquetear con ambos príncipes, es un total descaro.— reclama uno de los miembros de la corte.

—usted coquetea con las doncellas de mi palacio y nadie le ha dicho que es un descaro, en especial cuando tiene esposa. ¿la señorita es una descarada solo por ser mujer?— pregunta Valerian.

El ministro que habló guarda silencio al ser exhibido ante todos, otros querían hablar, pero notaron la cara de enojo de la reina y por supuesto del rey quien estaba en su trono observando en silencio, pero, su mirada lo decía todo, y saben perfectamente que quien ofenda a la reina, sufrirá la ira del rey. Además, si hay algo que la reina aborrece, es el hecho de que un hombre crea que tiene mejores derechos que una mujer, o que crea que tiene más libertad que una mujer. Como ya nadie dijo nada, Valerian aclaro que, si en dado caso, Cassian llega a tener interés por la Veronika, es libre de cortejarla, y Veronika es libre de aceptar o no, el cortejo, después de todo, Calix no se quedará con las cinco.

—y aleje sus manos de mis doncellas o me veré en la necesidad de hacerle saber a toda su familia el porqué estaré pidiendo que lo saquen de la corte.— advierte Valerian.

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Veronika estaba en el área de la terraza de la residencia donde las cinco chicas se quedaban, Larisa se acerco a ella saludando con una radiante sonrisa.

—¿como se encuentra esta mañana?, anoche fue agotador todo por la fiesta.— deja escapar un suspiro.

—no me quejo, al menos no tenemos lecciones esta mañana, aunque en la tarde parece que la señora Capell vendrá a buscarnos.— responde y bebe un poco de su jugo.

—es verdad, ¿me pregunto que nos pondrán a hacer?, aunque siendo sincera, espero no sea nada complicado.— pregunta con curiosidad.

Veronika no responde, pero, si no falla, lo que Celina hará es preguntar con respecto a si alguna de ellas posee magia y en dado caso de ser así, se les asignara un profesor, pues según en palabras de Celina, la reina valora mucho a las mujeres que se preparan para cualquier inconveniente, en este caso, una reina debe de estar preparada para defender su palacio y su reino.

Cerca de medio día, Celina las cito en el patio de la residencia, ahí, les pregunto si alguna posee magia y que tan avanzada están en su uso. Marion dice que ella lo posee, pero que muy poco lo ha practicado, ya que como toda dama, se ha preparado más para ser una buena esposa. Larisa también dice tener magia, pero la suya no funciona para combate, es más para defensa y sanación.

—tu magia debe de ser la luz...una magia poco eficiente a menos que te dediques a ser un sanador.— comenta Celina.

—en ese caso, la mia es más útil, yo se como crear hechizo de ataque, lo aprendí de niña cuando jugaba con mis hermanos.— presume Marion.

Las otras dos chicas, Irem y Lina, dicen no poseer magia, o más bien, nunca lo intentaron practicar. Celina mira a Veronika quien estaba en silencio, así que le pregunta si ella no posee magia, pues parece desinteresada en el tema.

—que se puede esperar de una señorita caprichosa.— se burla Marion.

—señorita Thomas, por favor. Señorita Veronika, ¿posee o no magia?— pregunta Celina.

—si, pero nunca lo practique, ya sabe, mi papá quería una dama que le sería más útil que una maga.— se encoge de hombros.

— bien, la señorita Thomas, la señorita Silverless y la señorita Martino, tendrán clases de magia durante las tardes y las señoritas restantes, practicarán esgrima.— les informa Celina.

—¿que?, eso es algo de hombres, me niego.— se queja Lina.

—yo tampoco pienso hacer esa clase de cosas.— la apoya Irem.

—bien, entonces, se les resta puntos, el príncipe Calix sabrá que ustedes no demuestran empeño en las tareas y pronto serán descartadas.— anuncia Celina.

Las dos chicas se quejan por las palabras de Celina y prometen practicar, pero no debe de decirle nada al príncipe. Mientras que Marion, estaba lista para demostrar su magia, pues si algo sabe, es que la reina posee una magia hermosa y letal, y si ella demuestra que puede ser fuerte usando magia, tendrá a la reina de su lado.

Celina les indica que demuestren lo que pueden hacer, los sirvientes colocan unos costales de arena a algunos metros de ellas, su misión es destruirlos usando su magia. Marion pide pasar primero, recita un conjuro creando un sello en sus manos y de este salen una especie de luz azul que impacta en un saco causando que se rompa.

—no creo que ninguna supere mi logro.— presume Marion.

Larisa pide que pase a Veronika, porque su magia no funciona para atacar, así que Celina permite que ese cambio, Veronika se pone de pie ante los sacos, pero apenas logra lanzar una esfera de energia que le hace un pequeño agujero a un saco, y Marion se ríe.

—que débiles, es obvio a quien va preferir la reina.— presume.

—señorita Thomas, su ego no es algo que a la reina le guste, evite humillar a sus compañeras.— la regaña Celina.

—madam, solo digo la verdad, una no puede atacar y la otra...no le hizo ni cosquillas al saco.— responde de forma altanera.

—sin importar la razón, la reina no tolera personas como usted y menos su alteza el príncipe heredero.— Celina se burla de Marion.

La chica se queda en silencio, molesta por como la tratan por Celina.

—señorita Martino, usted tomara clases con un sanador, y la señorita Thomas, junto a la señorita Silverless, tomaran clases con un mago de combate.— les informa Celina.

Las tres asienten y Celina les da permiso de regresar a sus habitaciones, pero les sugiere leer libros de magia para que se vayan preparando antes de sus clases.

—no necesitan esforzarse, porque la ganadora seré yo, la reina quedará impresionada con mi buen manejo de la magia.— presume la joven mientras caminan rumbo a su residencia.

—claro, y como el príncipe vera que impresionaste a su madre, vendrá corriendo y te pedirá que seas su esposa.— se burla Veronika.

—cuida lo que dices, te podría pesar cuando sea reina.— responde Marion enojada.

—basta, no deben pelear por esto, es absurdo que peleen solo por ganarse un puesto.— Larisa intenta mediar.

—cállate, no creas que con esa actitud de niña buena atraeras al príncipe.— le reclama Marion.

Veronika solo gira los ojos con fastidio, cuando Marion vea la verdad, se tragara sus palabras.

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