Gustavo Toloza vive completamente sin preocupaciones, las bromas y la diversión son parte de su día a día, sin embargo, su alegría se esfuma cuando se ve envuelto en un escándalo que lo obliga a contraer matrimonio con una desconocida.
¿Podrá el resentimiento convertirse en amor?
Portada hecha por : Zuly Torres.
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Capítulo 6: ¡Nada más que la verdad!
Los recién casados se despidieron de los invitados y de la familia del novio. Caminaron hasta el auto que los llevaría a la casa de la playa donde pasarían su luna de miel, cuando entraron al auto, Gustavo dejo de sonreír.
-Gus…Yo- Gustavo la calló dándole un pequeño beso en los labios.
Si la acción de Gustavo la sorprendió, las palabras que dijo después de eso la dejaron boquiabierta.
-Mi reina linda. Sé que estas ansiosa, pero espera un poco más- La chica fijo su vista hacia donde la tenia Gus y entendió todo, no estaban solos y debían mantener las apariencias.
El resto del camino lo hicieron en total silencio y de vez en cuando Gus le daba una muestra de cariño a su esposa.
- ¿Qué haces? – Al salir del auto, Gus cargo a su esposa estilo princesa.
-Mantengo la tradición, ya sabes la recién casadas deben cruzar el umbral de su casa en brazos de su esposo-
Una empleada abrió la puerta para ellos, Gus se dirigió hacia la habitación principal con la pelinegra en sus brazos. Al entrar Amy se quedo perdida en la hermosa vista; desde ahí se podía contemplar el mar.
La pelinegra fue devuelta a la realidad cuando sintió que Gus la bajo con delicadeza de sus brazos, el castaño estaba a punto de abandonar la habitación cuando Amy lo tomó por el brazo.
-Sé que estas enojado, pero debemos hablar-
-Hablaremos, pero primero cámbiate. Debes estar incomoda con ese vestido y los tacones- Gus agarro la mano de Amy y la llevo a que se sentara en la cama.
Bajo la atenta mirada de su mujer, Gus se sentó en el piso; subió un poco el vestido de novia para quitarle los zapatos a su esposa. La actitud de el castaño saco de onda a Amy, quien no pudo evitar preguntarle.
- ¿No estas enfadado? –
-Lo estoy, pero el hecho de que me enoje no significa que te voy a tratar mal- Aunque su tono de voz era serio, las palabras del castaño llegaron al corazón de Amy. -Solo hay tres formas de que una persona se gane un tiquete para mi rencor- El castaño enumeró con sus dedos-
1) Que se metan con mi familia.
2) La traición
3) Las mentiras.
El hombre continuo – Sabes Amy, la gente permite que la odien por nada, pudiendo decir algunas palabras que hacen la diferencia entre el odio y el perdón. Dime Amy ¿Alguna vez me has engañando? – Amy trago grueso.
- Gus…- Amy respiró para poder continuar- Antes de que otra persona a ti llegue con mentiras a cambiarte los hechos, prefiero contárte mi historia yo. Juró que lo que diré es toda la verdad. Promete que no importa lo que salga de mis labios, vas a escuchar hasta el final- La mujer tomo la mano de Gustavo y se aferró a ella.
-Prometo escucharte, pero eso no quiere decir que te perdonare- Gustavo se soltó del agarre de Amy. A la pelinegra le entró una duda ¿Podría ser que él ya supiera la verdad?
-El mismo día que me entere de mi embarazo, mi prometido me dejó. No contento con eso hizo que me despidieran de mi trabajo y no permitió que ninguna otra empresa me contratara. Lo hizo con el propósito de no dejarme otro camino que abortar a mi bebé, pero eso no era una opción para mí. Jamás podría quitarle la vida a un ser inocente. - Aunque Amy luchaba por contener las lágrimas, las emociones eran más fuerte que ella y estar embarazada no era de mucha ayuda para su sensibilidad. Con sus pulgares Gus limpió las lágrimas que corrían por las mejillas de Amy, la debilidad del castaño era ver una mujer llorando.
-Las semanas iban pasando y el dinero se comenzaba a acabar, pronto debía pagar la renta, abastecer la despensa y se aproximaban más gastos por mi embarazo. Estar entre la espada y la pared me llevo a tomar una decisión. Acepté un trabajo que iba en contra de mis principios, lo que haría no me llenaba de orgullo, pero me daría el dinero suficiente para sobrevivir hasta que mi bebé tuviera un año. No me estoy justificando, sé que lo que hice estuvo mal, sin embargo, a mi también me engañaron. Me dijeron que tu hermano era un mal hombre y si Violeta seguía en esa relación podía terminar muerta. - confesó Amy.
El hombre la miro fijamente, lo que reflejaba sus ojos asusto mucho a su esposa.
-Yo no tenia idea de que iba a despertar en una cama contigo o con él, ella me mintió, me había asegurado que mi trabajo terminaba cuando tu hermano estuviera dormido, pero no fue así. A mi también me drogaron y por eso casi pierdo a mi bebé. El karma me alcanzo pronto y no sabes cómo me he arrepentido por mi decisión. Sé que debí ser sincera contigo esa vez en el hospital, pero no tenia ninguna prueba para demostrar que te decía la verdad, todavía no la tengo, pero no podía seguirte mintiendo-
Gus se levanta de la cama, pasa una mano por su cabello desordenándolo mientras camina por la habitación.
La pelinegra trata de acercarse, pero Gustavo retrocede. Ingresa al baño y le cierra la puerta en la cara, segundos después, el ruido del cristal al romperse le sobresalto.
-Gustavo, ¿Estas bien? - preguntó, pero no hubo respuesta- Abre la maldita puerta- Gritó asustada, pero solo reino el silencio.
Cuando estaba por salir para pedir ayuda, la puerta del baño se abrió. El castaño salió con una mano mal vendada.
-Solo quiero que me respondas algo. Si tuviste la oportunidad de marcharte y dejar todo este lío atrás ¿Por qué no tomaste ese vuelo? Ya estabas camino al aeropuerto ¿Qué te hizo cambiar de opinión? – La pelinegra quedó fría al escuchar las palabras de Gustavo ¿Cómo se había enterado? La única persona que sabia fue quien le dio el dinero y el boleto de avión. ¿Cómo se relacionaba Gustavo con esa persona?
excelente historia