Alexander Stone es un atractivo y exitoso alfa, CEO de su propia empresa. Solo hay un problema: él, odia a los Omegas, así que, para trabajar como su secretario, este tiene que ser un Beta, requisito que Ethan cumple perfectamente.
Pero la constante exposición a las feromonas de Alexander, ocasiona un cambio en Ethan, él, se vuelve un Omega, por lo que debe ocultar este hecho de todos si es que desea mantener su puesto como secretario de Alexander. ¿Podrá Ethan ocultar para siempre su cambio de casta? ¿Qué hará Alexander si lo descubre?
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La rutina
POV Ethan
El resto de la semana transcurrió en una seri de días monótonos y repetitivos. Cada mañna, llegaba a la oficina con la esperanza de tener una interacción un poco más significativa con Alexander Stone, pero lo que parecía que pudo ir por buen camino, se redujo a poco más que la entrega de papeles o instrucciones más que breves. Nadie parecía sorprendido por la actitud que mantenía Alexander, así que empezaba a asumir que debía acostumbrarme.
A pesar de que los encuentros con el CEO eran tan mínimos, mi corazón se ilusionaba y terminaba constantemente por sentirme vacío y decepcionado. Me encontraba anhelando cualquier mínima interacción con él, aunque fuera solo una palabra amable o un gesto de reconocimiento.
Me encontraba confundido por mis propios sentimientos, me preguntaba por qué me importaba tanto la atención de Stone, también el por qué me emocionaba inconscientemente cada vez que interactuaba con él, incluso si era para recibir más trabajo. Tal vez solo buscaba validación y reconocimiento de él porque parecía mucho más cercano de lo que realmente era, y con cercano me refería a que su oficina estaba a tan solo cruzar una puerta, pero su persona estaba tan inalcanzable como conseguir un autógrafo de mi cantante favorito. Reflexionaba una y otra vez sobre mi relación de secretario con Stone y lo que significaba, si me comportaba así por la emoción de trabajar tan cerca de un alfa dominante exitoso como él, o que solo me parecía guapo, o realmente había algo más profundo que no lograba comprender. Lo claro era que no era algo recíproco y yo era el problema.
Mientras organizaba archivos para Stone, se me acercó una chica de la oficina, Laura, con unos papeles.
-Veo que has estado luchando por llevarte bien con nuestro CEO.- Dijo la chica con una sonrisa amable, dejando las carpetas sobre mi escritorio.
-Ah… sí, realmente no parezco su secretario, solo un trabajador más.-
-Bueno, es entendible, no sé de hace cuanto el jefe es así, pero por lo menos su último secretario acentuó su rechazo a los omegas.-
-¿Ah?¿Por qué?-
-Bueno, ya en ese entonces el CEO exigía que su secretario no fuera omega, pero este secretario mintió, una vez le llegó su celo, como el señor Stone es un alfa dominante, también es mucho más sensible a las feromonas de los omegas, así que ese día de verdad fue un caos… Al parecer ese omega quería tomar al señor Stone desprevenido y ya sabes… dejar que sus feromonas actúen.-
-Eso suena… desagradable.- Dije con disgusto, me sorprendía que en este caso el caso de acoso no fuera de un alfa a un omega, sino que al revés.
-Sí, bueno, suerte. Te dejo estos papeles para el señor Stone.- Me dio una última sonrisa y se fue como si me acabara de decir algo que tal vez no debía saber.
Mientras la semana llegaba a su fin, me propuse aclarar mis dudosos sentimientos mientras intentaba entender el por qué de la actitud del misterioso Alexander.