El Renacer Del Duque Exiliado.

La invitación del emperador para asistir al palacio real, no demoró en llegar, así que Carlisle preparo todo para su viaje, después de todo es un viaje que llevará casi todo el día. Paul y Sam como siempre, serán quienes viajarán como capitanes del escuadrón.

—alteza, todo esta listo.— le informa David.

—gracias David, te encargo todo en lo que regreso.— responde Carlisle.

Carlisle sube al carruaje iniciando su camino hacía el palacio real.

El viaje fue largo, pero finalmente llegaron al palacio real, donde es recibido por el asistente del emperador, para guiarla hacía el salón del trono.

—me alegra saber que ha estado bien durante estos años, ¿como va la maldición?— pregunta el asistente.

—bien, controlada, no he tenido problemas con ella.— responde con calma.

—es bueno y debo decirle que lamento sobre su matrimonio fallido, pero vea el lado bueno, se libro de una mala mujer.— comenta el hombre.

—en eso le doy la razón, fue bueno ocultarle mi identidad.— deja salir un ¡ha!, después de su frase.

Al llegar a las puertas del salón, los guardias abren dejando que pasen, mientras Carlisle es anunciado. El chico hace una reverencia al estar frente al emperador, quien le ordena levantar la cabeza.

—que bueno verlo Duque Heijden, ha sido un largo tiempo.— saluda el emperador.

—demasiados diría yo, ¿a que debo que su majestad me haya mandando llamar después de tanto tiempo?— aunque él ya se hace una idea del porque de su llamado.

—directo, eso me agrada, aunque te veo algo cambiado.— comenta alegremente.— si te mande llamar fue para algo importante.

El emperador hace una seña y de la puerta contigua al salón del trono, sale la joven princesa acompañada de sus doncellas. Carlisle se queda observando a la joven de cabello dorados y mirada intensa, en esos bellos ojos púrpura, quien viste con elegancia.

—Duque, ella es mi hija menor, la princesa Arya Lassiter.— la presenta el emperador.

—un honor saludar al héroe del imperio.— Arya hace una reverencia mostrando elegancia, pues pese a ser una mujer de la guerra, también ha estudiado arduamente sus modales.

—me halaga alteza, me da gusto volver a verla, ha pasado mucho tiempo.— responde Carlisle con una reverencia.

—¿su alteza me recuerda?— pregunta sorprendida.

—por supuesto, la vi un par de veces en el campo de batalla, una guerrera excepcional debo decir, su majestad tiene suerte de tener una hija tan talentosa.— y el verdadero Carlisle fue un total estúpido al despreciar a tan semejante mujer.

—gracias por sus palabras alteza, me siento halagada.— se lleva la mano al pecho inclinando la cabeza levemente.

El emperador deja salir una breve risa por la interacción de ambos jóvenes y quizás no este tan mal la idea de entregar a su hija en matrimonio al duque.

—perfecto, Duque Heijden, mande llamarlo porque mi propuesta es, que usted y mi hija se una en matrimonio, usted ya esta en edad de casarse y mi hija ha aceptado esta propuesta.— habla con firmeza el emperador.

—me siento halagado su majestad, debo decir que no esperaba esta propuesta.— bueno si, pero el emperador no debe enterarse.— si la princesa esta de acuerdo, entonces me sentiré afortunado de desposar a tan bella mujer.

Carlisle le dedica una sonrisa coqueta a Arya y esta puede notarlo, así que mantiene su mirada fija en Carlisle. El emperador no es ajeno a esa forma en la que su hija y el duque se miran, así que es una buena señal, por un momento pensó que el duque se negaría porque hace poco rompió su matrimonio, pero al parecer ese matrimonio no fue tan importante como se decía.

—perfecto, entonces así se será, señores de la corte, permitanme anunciar, mi hija, Arya Lassiter y el duque Carlisle Van Der Heijden, se unirán en matrimonio.—

Carlisle se acerca a Arya y sujeta la mano de esta dejando un beso en el dorso de esta, mientras ella se muestra tranquila, con su mirada fija a sus ojos, y en ese momento, Carlisle sintió esa mirada algo familiar, como si la hubiera visto antes, pero no en el campo de batalla, la presencia de esa mujer se le hacía tan familiar y cercana.

—prometo darle lo que merece alteza, como mi esposa, tendrá mi lealtad y respeto.— asegura Carlisle.

—juro lo mismo, alteza.—

Tras el anuncio, ambos salen juntos del salón del trono, y la princesa lo invita a caminar por los jardines del palacio. Cuando Arya le pregunta sobre su matrimonio fallido, el chico cuenta todo lo que tuvo que pasar, y en como esa mujer solo se preocupaba por su propio bienestar hasta finalmente dejarlo por alguien que si podrá darle una vida de ensueño.

—los de su clase se la pasan pensando como subir de estatus, y si le soy sincera, me alegra saber que se haya alejado de usted.— sostiene el brazo del duque.— así yo he tenido la fortuna de ser su futura esposa.

—yo me siento afortunado, dejar ese cobre, por un valioso lingote de oro, ha valido la pena.— sonríe ladino.

Sam y Paul quienes siguen a la pareja de lejos, observan todo con atención. Y escuchan a las doncellas de Arya cuchichear sobre lo acontecido, asegurando que hacen una bonita pareja y que esa hija de conde Cazzaro, no estaba a la altura del Duque Heijden.

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Carlisle se había quedado en el palacio para discutir con el emperador los términos de la boda y la fecha para esta. Como era la princesa, la boda se llevaría a cabo en el palacio, y por petición de Carlisle, esta se llevará a cabo dentro de dos semanas, así que él se quedará en la capital en la casa de los padres de la emperatriz, pues no quieren que se presentes rumores maliciosos si se queda en el palacio justo donde la princesa reside.

La emperatriz es quien se encargará de la preparaciones para la ceremonia y banquete, la princesa también estaba al pendiente de todo, en especial de su vestido, porque quiere que sea el mas hermoso y perfecto.

—me sorprendió saber que mi querida nieta se casaría con el héroe del imperio.— comenta el Marqués Ellis, padre de la emperatriz.

—debo decir que me tomo de sorpresa saber que la princesa deseaba casarse conmigo, en especial sabiendo de mi maldición.— responde Carlisle bebiendo de su taza de té.

—¿como va con esa maldición?, se que dijo que la controla, pero, no deja de ser peligrosa. ¿No encontró mago que pueda romperla?— pregunta curioso.

—no lo hay, pero la he controlado bien, el hechizo que el mago imperial me puso ha retenido muy bien la maldición, si usted no lo hubiera propuesto, no sabría que sería de mi.— expresa con calma.

Y si, toda la familia imperial y los cercanos a esta, saben sobre la maldición, o más conocen de que trata la maldición, pues las personas fuera de este círculo, solo saben que esta maldecido, pero desconocen de que trate esa maldición. Por supuesto, el Marqués Ellis, fue quien sugirió que le pidieran ayuda a el mago imperial, el sanador oficial de la familia real, este lo único que logró hacer, fue crear un hechizo que sello a la bestia sedienta de corazones humanos, pero, aún así, el verdadero Carlisle eligió exiliarse en su ducado.

—eso nos da tranquilidad, porque mi nieta estará a salvo y le pido que por favor que sepa cuidarla, ella merece lo mejor.— pide el Marqués.

—no debe preocuparse, seré un esposo devoto y fiel.— asegura.

Uno que no aceptará el arrepentimiento de su ex esposa y que le dará su lugar a la princesa, después de todo, Arya es mucho mejor que Rania, y que mejor oportunidad que unir lazos con la familia imperial, pues eso le dará más influencias.

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