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“Historias De Caballeros Móviles: El Vuelo De Antonieta”

“Historias De Caballeros Móviles: El Vuelo De Antonieta”

Status: En proceso
Genre:Autosuperación / Reencarnación / Villana / Duque
Popularitas:439
Nilai: 5
nombre de autor: Aramisss

Antonieta, una joven noble de catorce años, vive atrapada entre las estrictas reglas de la alta sociedad y su pasión secreta: volar en un caballero móvil. Mientras se prepara para cumplir con su rol como dama y conocer a su prometido, entrena en secreto para dominar la tecnología que le permitirá surcar los cielos. Pero no todos están dispuestos a aceptar su sueño, y Antonieta deberá decidir si seguir las normas o romperlas para volar libre.

NovelToon tiene autorización de Aramisss para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4: Sería más feliz si no lo fuera.

[Interior – Mansión de la familia Alcalá de la Alameda, habitación de Antonieta – Día]

Narrador:

Antonieta tiene ahora catorce años. Su cuerpo ha crecido, al igual que sus clases para convertirse en una dama. Pero hay algo que nunca ha cambiado: su amor por volar.

Hoy, además de ser el día en que conocerá formalmente a uno de los candidatos a ser su prometido antes de ingresar a la academia como toda una señorita, también tiene su última clase con su estricta maestra de etiqueta, Beatriz Lombardi.

Beatriz (sonriendo mientras sostiene su regla):

—¡Muy bien, señorita! Su progreso ha sido decente... pero aún necesita mejorar. Aun así, creo que es un desperdicio que quiera entrar a una academia a unas horas de aquí en lugar de una en Helior.

Antonieta:

—¡Gracias a su tutela, profesora!

Beatriz (con una sonrisa más seria, aún con la regla en mano):

—Solo queda una última prueba... Una pregunta que podría hacerle su prometido: ¿Qué gustos tienes, Antonieta?

Antonieta (tras un breve silencio):

—Me gusta ver a las aves... Me gustan las fiestas de té...

(Pausa. Luego, con una leve sonrisa)

También... que mi esposo pueda llevarme a volar entre las nubes en un caballero móvil.

Beatriz (mirándola con severidad, aunque sin reproche):

—Increíblemente, la tercera opción suena genuina... pero es válida.

Narrador:

El silencio que siguió fue incómodo. Beatriz se despidió con una reverencia que Antonieta replicó con educación.

Acto seguido, la profesora abandonó la habitación.

Tras unos pasos por el pasillo, se encontró con Salomón.

Beatriz:

—Buenos días, maestro Salomón.

Salomón:

—Buenos días a usted, señorita Lombardi. Sobre las clases de Antonieta...

Beatriz:

—Seré honesta: aún tiene fallas. Pero con el físico que posee y el nombre de su familia... no tardará en conseguir esposo.

Salomón:

—Bien. Pero le haré una pregunta más personal: ¿tiene ella madera para ser una dama?

Beatriz (tras pensarlo un segundo):

—Seré franca con usted. Nadie está verdaderamente preparado para ser una dama...

Pero su nieta es de esos casos donde solo puedo decir que... sería más feliz si no lo fuera.

[Interior – Cuarto de simulaciones de pilotos – Tarde]

Narrador:

Hace catorce años, Alan aceptó enseñarle a Antonieta a volar un caballero móvil. Todo fue en secreto. Él sabe que se metería en problemas si lo descubren, pero aun así no pudo negarse cuando ella se lo pidió, después de uno de sus paseos juntos.

Ahora está en el cuarto de simulaciones, un lugar donde los pilotos entrenan en un entorno controlado: la cabeza de un caballero móvil que simula, gracias a un sistema especial, los movimientos reales. Es ideal para novatos... y para nobles de catorce años.

Convenció a todo el personal de que solo él debía estar ahí. Ahora, con un cigarro en la boca, espera mientras Antonieta entra.

Antonieta (alegre):

—Muy bien, maestro. ¡Estoy lista!

Alan (quitándose el cigarro, con una leve sonrisa):

—Joven señorita, ya sabes qué hacer. Ten cuidado... no quiero tener que inventar una excusa para explicar por qué el rotor de la cabeza se dañó después de tantas vueltas.

Antonieta (avergonzada):

—Fu... fue... una... vez...

Alan:

—Bien, súbete. Hoy veremos cuánto has aprendido... y si podrías volar a Nier.

Antonieta:

—¡Siii!

Narrador:

Dentro, el simulador era como el centro de mando de un caballero móvil antiguo: palancas y botones por todos lados, asientos sencillos y un sistema de visión que se activaba al conectar unos cables al casco del piloto.

Alan activó el cuarto desde el exterior.

Alan:

—Muy bien, Antonieta. Inicia encendiendo el caballero móvil.

Narrador:

Antonieta sabía qué hacer: primero pedir confirmación de encendido, luego girar el seguro del motor y finalmente presionar el botón principal.

Alan (viendo el monitor):

—Bien. Ahora intenta levantar al caballero móvil y da unos saltos.

Narrador:

Esta vez debía mover las palancas lentamente. Una vez de pie, pisó un pedal mientras giraba ambas palancas en círculos.

Alan:

—Okey, estamos bien. Esto será más sencillo cuando uses un sistema más actual como el de Nier.

Ahora hagamos algo más.

(Después de tocar unos paneles y escanear su mano)

—Vamos a ver cómo te desempeñas en un campo de prácticas.

Narrador:

Para sorpresa de Alan, esta vez Antonieta lo hizo bien. Él podía ver lo que ella veía: un entorno virtual en el que corría, saltaba obstáculos, y enfrentaba drones programados con patrones de ataque.

Antonieta desplegó el escudo y se abrió paso con agilidad.

Alan:

—Bien. Por ahora estás demostrando un buen manejo del caballero móvil.

Nos saltaremos la prueba de tiro. Vamos con la de vuelo.

Narrador:

El entorno cambió a un risco con un cielo despejado. Aparecieron varios discos de energía verde flotando.

Alan:

—Objetivo simple: recoge los discos. Una vez los tengas todos, se abrirá la meta.

Narrador:

Antonieta se preparó, activó interruptores, presionó botones y la mecha comenzó a cargar los propulsores. Luego se elevó. Alan solo deseaba que, por una vez, volara de forma normal.

Pero como siempre, Antonieta no se movía de forma convencional. Volaba de manera errática, exagerada, como si bailara en el aire… y como era habitual, falló: una pirueta mal calculada y la mecha se estrelló contra el suelo del risco.

La simulación terminó. Alan caminó hacia Antonieta, que se veía frustrada.

Alan (sonriendo):

—No sé qué me sorprende más: tu concentración perfecta durante las prácticas o tu terquedad al volar.

Antonieta (tras un breve silencio):

—No lo sé... solo sé que... estoy nerviosa. Ni siquiera sé el nombre del candidato. No sé qué hay más allá de eso.

Alan:

—No sabría qué decirte. Pero los nervios no deben dominarte, sobre todo cuando volemos a Nier la próxima semana.

Antonieta (sonriendo):

—¿Espera... estás seguro?

Alan:

—No del todo. Pero las simulaciones no logran imitar bien los movimientos reales de los pilotos.

Veremos cómo te va con un caballero móvil real.

Antonieta (abrazándolo):

—Muchas gracias, Alan.

Alan:

—De nada. Pero... ¿no deberías estar conociendo a alguien dentro de cinco minutos? Tu prima Alison te está esperando afuera.

[Exterior – Mansión de la familia Alcalá de la Alameda, hangares, campo de pruebas – Noche]

Narrador:

Antonieta salió corriendo del simulador. A lo lejos, Salomón y Richard la observaban mientras se dirigían hacia Alan, quien encendía otro cigarro.

Alan:

—Buenas tardes, mis señores.

Salomón (serio):

—¿Qué tan al tanto estás de los rumores sobre ti y Antonieta?

Alan:

—Más de lo que debería, mi señor.

Richard (en tono burlón):

—Entonces sabes por qué estamos aquí.

Alan (bajando la cabeza):

—Le juro que solo le enseñé lo básico de pilotaje. No hice nada más.

Richard (sonriendo):

—No jures, Alan.

Pero te mentí: no estamos aquí por los rumores. Felicidades. Ahora vas a entrenar a un pequeño grupo de jóvenes promesas.

Narrador:

En ese momento, la mente de Alan quedó en blanco. No sabía qué decir o pensar, y eso ocasionó un largo silencio.

Salomón:

—Correcto. Tu desempeño con mi nieta es excepcional.

En dos años lograste lo que otros tardan tres.

Eso merece ser reconocido.

Alan:

—Gracias... pero yo...

Salomón (poniendo una mano en su hombro):

—Es una oportunidad única. Te recomiendo que la tomes.

Narrador:

Minutos después, ambos caminaban de regreso a la mansión.

Richard (sonriendo):

—Alison ya debió haber conocido a su prometido. Me pregunto qué cara puso Antonieta cuando vio que ella no estaba.

Aunque, Salomón, no pensé que fueras tan cruel al decirle que harías que sus padres no la dejaran seguir yendo de caza.

Salomón:

—Antonieta debe aprender una lección... en especial si oculta cosas. Y Alison también, por encubrirla.

Richard (divertido):

—Debo admitir que fue inteligente: planeaba ir a una academia cercana para, en secreto, seguir con las “prácticas” de Alan…

Narrador:

Salomón no dijo nada. Solo continuó su caminata de regreso a la mansión.

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Maria Teresa Villarreal Rodriguez
Me ha gustado mucho tiene mucha imaginación. Lo que no me agrado es que esta en pendiente. Es como un cómic para niño pero muy interesante felicidades espero que sigas tu trabajo adelante no metas muchos personajes se pierde uno con muchos.
Maria Teresa Villarreal Rodriguez
pensé que eran aviones, grande imaginación
nombre re: Gracias por el comentario
total 1 replies
nombre re
Rumores en que historias no existen /Smile/
Himura Kenshin
Quiero compartirlo
nombre re: Adelante
total 1 replies
tao shin
Tu estilo es impresionante.
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