Ella tiene 17, él 25.
Ella quiere vivir, él quiere estabilidad.
Ella apenas empieza, él ya está listo para formar una familia.
No tienen nada en común... excepto lo que sienten cuando se miran.
Lía no está buscando enamorarse. Oliver no puede permitirse hacerlo. Pero el destino no siempre pregunta.
Un roce de manos, una conversación a medianoche y el miedo de amar cuando no se debe…
Una historia dulce, intensa y real sobre el amor que llega en el momento menos adecuado… o tal vez, en el más perfecto.
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capítulo 4
Estaba sentada en la sala de mi casa viendo un episodio nuevo de la serie que ando viendo últimamente es un dorama y vamos por el capitulo 13 y los protagonista no han pasado de agarrarse la mano, Dios que estrés.
En eso suena mi celular, me limpio los dedos de las papas fritas que me comía chupando me los dedos para después sobarlos por mi suéter, es mi hermano la cojo.
- me prometiste que no me ibas a pedir mas favores Elias- dije apenas cogí la llamada.
- y lo voy a cumplir, es solo que ire con mis amigos a la piscina de la abuela Carmen y me estaba preguntando si tu querias ir- frunzo mi ceño.
- ¿ tu invitando me a algo? ,¿ estas seguro que no quieres nada?- dije sospechosa.
- en realidad fue idea de Oliver invitarte le caiste bien- eso tenia un poco mas de sentido.
- esta bien me pasas a buscar.
- tienes 10 minutos.
- Elias eso es muy poco tiem...- me colgo.
Ese idiota.
Subí las escaleras rápido para buscar en mis cajones trajes de baño decentes pero la verdad es que puros de niña de años, tengo que ir de comprar con urgencias.
Hasta que al final encuentro un bikini negro básico bueno algo es algo, me pongo unos shorts y un top , unas chanclas y lo que agarro rápido lo entro en un bolso grande tejido que se ve muy playero
Protector solar, una toalla, hidratante de labios, un pequeño botiquín que llevo a todos lados que aparte de tener cosas por si alguien tiene una herida, tambien tiene un pequeño encendedor, una pequeña linterna y barras energéticas.
Uno nunca sabe hay que ir preparado.
La verdad es que soy un poco paranoica pero bueno cuando estoy guardando todo veo que pasaron 9 minutos y mi hermano es tan idiota que da para venir en 10 minutos exactos así que salgo de la casa cerrando todo y lo espero en el frente.
[...]
El idiota de mi hermano tardo 25 minutos en llegar, me dejo esperando muchisimo tiempo si lo hubiera sabido me producía mas hasta me hubiera maquillado.
Me acerco al coche.
- Eres de lo mas un grandísimo imbécil- dije enojada abriendo la puerta de atrás ya que vi dos personas a lante.
En la parte de atrás habían 4 y dos tienen unas chicas sentadas en las piernas, Oliver me sonríe.
- Pues le toco este trono mi reina- dice señalando sus piernas.
Ruedo los ojos y fulmino a mi hermano, me invita para ir toda incomoda y aparte me deja esperando casi media hora.
Suspiro derrotada y como puedo entro y cierro la puerta bajo el cristal y apoyo mi codo en el cristal para ir un poco mas cómoda tengo que ir con la cabeza agachada apoyada del asiento de adelante, si , toda incómoda.
-Estas incómoda- me susurra Oliver.
- mas cómoda imposible- digo con sarcasmo.
Espero que la piscina valga la pena.
[...]
Cuando por fin llegamos a la finca de la abuela Carmen, me sentí como si hubiera sobrevivido una travesía peligrosa digna de película. ¿Cuántos minutos fue eso? ¿Treinta? ¿Cuarenta? ¿Una vida entera sentada en las piernas de Oliver, aguantando risitas, empujones y comentarios idiotas de las chicas del fondo?
Me bajo como puedo, estirando las piernas mientras suelto un quejido dramático.
—Creo que perdí la circulación en la nalga izquierda —me quejo mientras me sobo.
—Yo encantado de devolvértela a masajes —dice Oliver con su sonrisa de idiota encantador.
—Gracias, pero paso. Me gusta caminar sin cojeo —le respondo con una ceja levantada.
Las chicas empiezan a bajarse del coche, algunas con sus risitas falsas y miradas asesinas. ¿Y por qué? Porque yo me senté en el trono de Oliver, al parecer.
Una de ellas, rubia teñida y con lentes de sol que ocupaban medio rostro, se me queda mirando con superioridad.
—¿Y tú eres…? —pregunta con voz chillona mientras saca su mini bolso con brillos.
Me acomodo el bolso tejido al hombro, le sonrío de la manera más dulce que puedo y le suelto:
—Soy Lia. El amor de la vida de Elías. El nombre gigante que tiene tatuado en el pecho. ¿No lo has visto? Qué lástima, te tocó ser “una más”. Pero no te preocupes, dulce, todos necesitamos algo que olvidar. —Le guiño el ojo y paso de largo, dejando el aire perfumado de drama flotando detrás.
Oliver suelta una carcajada mientras me alcanza caminando.
—Eres peligrosa —me susurra divertido.
—ustedes sabían lo que hacían cuando me invitaron, no te hagas —le digo sin mirarlo, aunque sé que me está mirando.
Nos acercamos a la piscina, que por cierto sí valía la pena. Grande, limpia, con sombra, música suave de fondo, y una mesa repleta de snacks y bebidas. Me saco los shorts y el top, quedándome en mi bikini negro. Nada del otro mundo, pero cumplidor. Oliver me mira de arriba abajo sin disimulo.
—Tú estás tratando de matarme, ¿verdad? —dice como si le doliera el pecho.
—Shhh, no delates mi plan —le susurro al oído, y camino hacia la piscina con total tranquilidad.
Y entonces lo escucho decir por lo bajo:
—No voy a sobrevivir a este verano…
Hermosa historia gracias F1or😉