Un CEO Para La Villana

ALEXANDRO MORETTI:

El constante sonido del celular me despierta y parpadeo varias veces para poder enfocar la vista.

El terrible dolor de cabeza me hace gruñir y hago una mueca cuándo el celular vuelve a sonar.

Me incorporo de la cama para tomar mi celular, pero no lo veo donde siempre lo dejo así que me levanto para buscarlo.

Lo encuentro en el suelo al lado de mi cama y lo tomo sin mirar de quien se trata.

—¡¡Por fin Alexandro!!

Grita mi amigo Oliver y tengo que alejar el celular a algunos metros de mi oído para no quedar sordo.

—Deja de gritar imbécil.

Hablo bajito debido a que siento dolor de garganta.

—Maldición.

Murmuro pasando la mano por mi cabello y mirando el lugar donde estoy.

—¿Cómo no voy a gritar? Son las diez de la mañana y el estricto y trabajador Alexandro Moretti no estás en su oficina, nadie te ha visto hoy, y tu puntual secretaria no ha llegado ¿coincidencia? No.

Su voz me irrita.

—No entiendo de qué me estás...

Me callo de golpe cuándo varios recuerdos llegan a mi cabeza y frunzo el ceño.

—¿Dices que mi secretaria no ha llegado?

Le pregunto a Oliver.

—Eso dije ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso no estás con ella? Todos en la oficina hablan de como se fueron juntos y nunca más regresaron.

-Dannazione

(Maldita sea)

—Oliver.

—¿Si?

—Llama a mi doctor para hacerme varios análisis y encuentra a la maldita de mi secretaria.

Todo lo digo mientras busco mi ropa furioso.

—¿Qué pasa? ¿Te contagió con alguna enfermedad?

—No idiota, estoy cien por ciento seguro que la bruja esa me drogó para acostarse conmigo.

—¿Qué? ¿Hablas en serio?

Escucho sorpresas en el tono de su voz.

—Hablo en serio, llegaré a media hora al hospital, quiero todo listo.

—No soy tu maldita niñe...

Cuelgo antes que hable y miro la cama antes de salir y observo una mancha de sangre haciendo que me enoje más.

Mientras voy en el pasillo marco un número.

—¿Señor?

—Marco, quiero que investigues todo sobre mi secretaria Emma Miller ¿Entendido?

—Si señor.

Dice y cierro el celular mientras salgo fuera del establecimiento.

...

Jade mira al señor mayor frente a ella y arruga el ceño.

—No, esto no puede ser cierto... ¿No puedes darme una vida menos complicada? Además ya ese cuerpo no es virgen, nunca voy a experimentar lo que es perderla.

El anciano rueda los ojos y me mira fijamente.

—Irás a ese cuerpo y arreglarás las cosas allá, esa vida no puede perderse por humanos irresponsables.

—¿Qué vida? ¿La de esa chica? Pero si ella claramente no quiere vivir.

—Buena suerte querida.

—No, no, espera... Eso es muy complicado, esa chica se ha metido con el primo de su novio ¿Qué quieres que haga?

—Tú sabrás qué hacer... Adiós.

Dice el anciano levantando las manos y una cegadora luz blanca ilumina todo y pierdo el conocimiento por completo.

(...)

Un desesperante sonido me hace abrir los ojos de golpe y me incorporo en una extraña camilla de inmediato.

—Oh, es un milagro que ya haya despertado jovencita.

Una voz me hace mirar a mi derecha y observo a un hombre vestido de blanco con un cartón en la mano.

—¿Quién es usted? ¿Dónde estoy?

miro a todos lados alarmada y él hombre se acerca a mí con una sonrisa llena de paciencia.

—Está en el hospital jovencita, una señora la trajo, al parecer tuvo un incidente...

La persona continúa hablando, pero no lo escucho y recuerdo lo último que viví.

Muerte... Luego ese anciano... Sí ese anciano... ¿Todo fue real? ¿Acaso me mandó a ese cuerpo?

De pronto un fuerte dolor de cabeza me invade y todos los recuerdos de este cuerpo vienen a mí haciendo que pierda el conocimiento.

En el apartamento de David se lleva a cabo una acalorada discusión.

—Esta muerta, es tu culpa maldición.

Grita la amante con una de sus manos en su cabeza.

—¿Mi culpa? Te recuerdo que está así por qué tú estás aquí.

—La culpa es de los dos.

Chilla ella asustada.

—¿Los dos? ¿Sabes que? Yo me largo, no he visto absolutamente nada de nada.

—Yo también me largo, no seré la única embarrada aquí.

Dice mientras ambos salen a toda prisa.

Vuelvo a despertar con las voces y observo que estoy en el mismo lugar.

—Esto no puede estar pasandome.

murmuro levantándome de la cama y una enfermera se acerca a mí de inmediato.

—Está muy herida joven, debe aguardar un poco.

Una chica con bata blanca se acerca a mí y tuerzo los labios.

—Es mejor que me vaya, no me siento cómoda en este lugar, las personas de aquí hablan muy alto.

Murmuro mientras me doy un leve masaje en la cien.

—Señorita, es normal que haya ruido, está en la sala de enfermería.

Dice la chica con obviedad y yo asiento.

—Mmm, espero no tener que volver aquí, es realmente incómodo, adiós.

—Señorita espe...

La chica no termina de hablar cuándo se escucha un alboroto en una pequeña salita y todos los que están vestidos de blanco salen corriendo a ese lugar.

Aprovecho esta oportunidad y busco la salida de este ruidoso lugar tan espantoso.

Al salir afuera varios hombres me miran de manera asquerosa y yo solo los ignoro mientras miro con los ojos abiertos varias máquinas que suben y bajan.

Respiro varias veces y haciendo uso de los recuerdos de este cuerpo alzo una mano y una máquina de color amarillo se detiene.

—¿Dónde la llevo señorita?

Un hombre claramente aburrido me mira de arriba abajo.

Antes de hablar miro mi cuerpo y mi rostro se vuelve rojo.

—¿Qué rayos está usando este cuerpo.

pienso mientras me subo inmediatamente a la máquina amarilla.

—¿Dónde la llevo señorita?

vuelve a preguntar el hombre y le doy la dirección que este cuerpo se sabe de memoria.

Observo como el hombre manipula la máquina y es simplemente genial, pero a la vez peligroso... Hay no, que miedo.

Tiempo más tarde el señor me deja frente a una mansión que según los recuerdos aquí vive la chica.

—Treinta dólares señorita.

—¿Qué?

—Treinta dólares.

—¿Qué es eso?