Ella tiene 17, él 25.
Ella quiere vivir, él quiere estabilidad.
Ella apenas empieza, él ya está listo para formar una familia.
No tienen nada en común... excepto lo que sienten cuando se miran.
Lía no está buscando enamorarse. Oliver no puede permitirse hacerlo. Pero el destino no siempre pregunta.
Un roce de manos, una conversación a medianoche y el miedo de amar cuando no se debe…
Una historia dulce, intensa y real sobre el amor que llega en el momento menos adecuado… o tal vez, en el más perfecto.
NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 24
Narrado por Oliver
Estoy en la oficina. El ambiente huele a tinta de planos, a café recién hecho y a estrés concentrado. En este preciso momento, me encuentro revisando las proyecciones estructurales del edificio que estamos diseñando para una empresa extranjera que planea abrir sede en el país.
Este proyecto me tiene emocionado. Es el primero que dirijo desde cero en esta empresa, y quiero hacerlo perfecto. Me he esforzado para estar aquí. Cuatro años en Italia estudiando arquitectura, noches en vela, días completos entre planos y café. Todo eso vale la pena si esto sale bien.
Por supuesto, en este proyecto está trabajando también Elias, mi mejor amigo y cuñado —aunque esa última parte aún es un secreto entre nosotros dos. Él se encarga del paisajismo. Hacemos un buen equipo, aunque a veces Elias se pasa de bromista.
Estoy tan concentrado frente a la pantalla que apenas noto cuando alguien entra a la oficina. Lo sé solo porque escucho el leve chasquido de los tacones contra el piso y el olor invasivo de un perfume demasiado fuerte. Valeria.
—Oliver —dice con su voz fingidamente suave, caminando hacia mí con unos papeles en la mano—. Estaba imprimiendo unas hojas y… casualmente escuché a Elias hablando por teléfono.
—¿Y? —no aparto la vista de la pantalla.
—Hablaba con su hermana. No quería oír, pero ya sabes, las impresoras están justo al lado de la cafetera —se ríe como si eso fuera simpático y se sienta demasiado cerca.
Mencionar a Lía hace que levante la mirada, no voy a mentir. Todo lo que tenga que ver con ella llama mi atención, aunque no me guste que Valeria lo mencione con ese tono.
—¿Qué escuchaste?
—Él bromeaba, supongo, dijo algo de que entre tú y su hermanita podría haber algo... —dejó la frase en el aire, como queriendo sembrar una duda.
—¿Y qué hay con eso?
Valeria se gira hacia mí con una sonrisa molesta, de esas que nunca me han gustado.
—Por favor, Oliver. Tú necesitas una mujer de verdad, no una niña que aún va... ¿en primaria?
—Secundaria —corrijo, tajante.
Ella alza una ceja como si eso no hiciera diferencia. Pero para mí lo hace. Y mucho.
—Da igual —suelta—. Una muchachita que seguro aún duerme con ositos no puede darte lo que necesitas. Tarde o temprano va a aburrirse de ti. Vas a terminar como esos hombres tontos que se dejan llevar por una carita linda y luego la realidad les explota en la cara.
Empieza a pasar su mano por mi brazo. Reprimo un gesto de incomodidad. Me muevo hacia atrás.
—Valeria, no. No hagas esto.
—Oliver, cariño —susurra inclinándose más, como si no me hubiese escuchado—. Déjame mostrarte lo que es ser amado por alguien que sí puede darte lo que necesitas. Una mujer que ya sabe lo que quiere.
—Ya lo sé —le respondo seco.
Ella sonríe con arrogancia, piensa que le estoy dando la razón.
—Yo no quiero faltarte el respeto —añado—, pero te estás confundiendo.
Sin esperarlo, se sienta en mis piernas.
—No me confundo —dice cerca de mi oído, y empieza a besar mi cuello. Su mano intenta buscar la mía. Giro el rostro, molesto.
—Valeria. Basta.
—Vamos, no seas así. Solo necesitas probar algo distinto. Sabes que yo sí sabría amarte.
—No —digo con más fuerza, apartándola ahora sí con determinación—. Te estás equivocando. Yo no te he dado pie para esto. Ni lo quiero.
Ella se levanta molesta, se sacude como si se librara de polvo.
—¿Y todo esto por una cría?
—No es una cría. Es una persona maravillosa. Y tú no tienes derecho a hablar así de nadie. No me interesa lo que pienses.
—Un día vas a darte cuenta de tu error —me lanza antes de salir por la puerta con un portazo suave, pero firme.
Me quedo solo. Cierro los ojos. Respiro profundo. Vuelvo a mirar el plano frente a mí… pero ya no veo nada.
Solo puedo pensar en Lía.
La forma en que me sonríe cuando ve que llego. Su vocecita diciendo “Oli”. La manera en que se ríe cuando le cuento cualquier tontería. Y sus abrazos. Maldita sea… sus abrazos.
No hay mujer en el mundo que pueda confundirme. Solo ella. Solo Lía.
[...]
El día va a mil por hora, pero en medio de todo… me doy un respiro. Tomo el celular, busco su contacto, y sin pensarlo mucho, la llamo.
—Hola —responde con esa voz suave suya que me desarma desde el primer segundo.
Sonrío como un bobo, sí. Pero no me importa.
—Te extraño —digo sin más. Lo sentía, así que lo dije.
Ella se ríe bajito.
—¿Tan pronto? Si apenas hablamos esta mañana.
—Sí, pero ya pasaron demasiadas horas sin tu voz.
—Oli… —se queda en silencio unos segundos—. Yo también te extraño.
Ese "yo también" me sostiene. Como si todo el estrés del trabajo se desvaneciera por un momento.
—Estoy emocionado —le digo con un poco más de energía—. Nos confirmaron el proyecto nuevo. Vamos a diseñar la sede de una multinacional que quiere expandirse aquí. Es enorme. Y está en mis manos. Es el primero que dirijo por completo.
Ella da un pequeño grito de emoción al otro lado de la línea.
—¡Oliver, eso es increíble! Sabía que lo lograrías, tú eres brillante. Estoy tan orgullosa de ti.
Trago saliva. No sé cómo explicarlo, pero su emoción… su apoyo… me llega más profundo de lo que imaginé. Como si en sus palabras encontrara la confirmación que siempre necesité.
—Gracias, amorcito —murmuro.
—¿Y ya sabes por dónde vas a empezar?
—Estoy afinando ideas. Tenemos una reunión ahora. Pero solo quería escucharte antes.
—Tú puedes, mi amor —dice con firmeza—. Ve y deslúmbralos. Recuerda que eres el mejor.
—¿Te dije ya que quiero casarme contigo?
Ella se ríe, tímida.
—Todavía no, pero lo tomo como spoiler.
Colgamos.
Me quedo unos segundos mirando el techo. Siempre soñé con tener una pareja que creyera en mí, que me diera paz en medio del caos. Que me impulsara a seguir. Y sin forzarlo… Lía lo hace. No hay dudas. Ella ya es mi casa.
[...]
La reunión comienza. Hay planos sobre la mesa, ideas cruzadas, preguntas técnicas. Estoy enfocado. Profesional. Pero no soy ciego.
Valeria no para de mirarme. Sus ojos me siguen como si intentaran perforarme. Y sonríe. Todo el tiempo. Una sonrisa forzada, falsa, como si quisiera mostrar algo que no es.
Cuando me toca exponer, lo hago con seguridad. La arquitectura habla por mí. Sé que estoy haciendo un buen trabajo. El equipo asiente, toman notas, hacemos lluvia de ideas. Terminamos una hora después.
Uno a uno van saliendo de la sala.
Hasta que solo quedamos ella y yo.
—Buena presentación —dice, como si estuviéramos en una cita y no en una junta de trabajo.
—Gracias —digo seco, recogiendo mis papeles.
—¿Quieres quedarte un momento para revisar el enfoque de imagen?
—Prefiero que lo hablemos por correo —respondo, y me dirijo hacia la puerta.
—Oliver —me detiene—. ¿Hasta cuándo vas a seguir rechazándome?
Respiro hondo. Me doy la vuelta. Ya no pienso callar.
—Valeria, no quiero ser grosero, pero tengo que ser claro. No me interesas. No quiero nada contigo. Y no lo digo para humillarte ni para que suene cruel. Te lo digo porque me estás incomodando.
Ella entrecierra los ojos, dolida y orgullosa.
—¿Es por la hermanita de Elias?
—No. Es por mí. Porque yo ya tengo el corazón ocupado. Y no es algo que va a cambiar. Así que te pido, por respeto al trabajo que compartimos, que dejes de buscar algo donde no hay nada. No te doy esperanzas. No quiero coqueteos. No quiero juegos. Solo trabajo.
Por un momento parece sorprendida. Luego sonríe… de esa forma molesta.
—No me voy a rendir, Oliver. Lo que una niña te da ahora, tarde o temprano se va a desgastar. Ya verás. Yo voy a conquistarte.
—No, no vas a hacerlo —respondo firme—. Porque no puedes conquistar a alguien que ya eligió.
Salgo de la sala sin mirar atrás. No necesito más pruebas para saber lo que siento por Lía. Ella me hace bien. Ella me calma. Ella me sostiene.
Y no pienso cambiar eso por nada.
F10r (la autora y si quieres tu nueva amiga): si te esta gustando la historia dejame un comentario💗
Hermosa historia gracias F1or😉