Juro Nunca Amarte

{Perspectiva de Daniel}

Aún recuerdo cuando Katt apareció frente a mi en la Escuela. Lucía tan encantadora. La fea de 16 años a quien menosprecié lucía reluciente, brillando como un diamante precioso. Su piel exquisitamente arreglado me dejó sin habla. No me habia percatado de lo bello que eran sus ojos y pestañas, que parecían alas de mariposas, su rostro era perfecto echo a medida por los dioses, cada detalle en ella era perfecto.

Sólo que su belleza estaba opacada por sus lentes y descuido personal que no lo noté.

Ni que decir del vestido que llevaba, le quedaba a la perfección, remarcando sus atributos, jamas imaginé que un cuerpo esbelto y sexy se escondía debajo de sus suéter's holgados y sin gracia.

Entonces me sentí como un tonto, por primera vez me arrepentí de haber tenido sexo por apuesta. O mejor dicho robar su virginidad con mentiras.

Si tan sólo me hubiese apresurado a pedir perdón en ese momento, quizás ella no me odiaria y las cosas hubieran tenido otro rumbo.

El arrepentimiento me recorrió al enterarme que se trasladó de escuela. Y ahora que la volví a ver tengo miles de sentimientos encontrados perturbando mi paz, haciéndome sentir miserable.

Ella luce tan encantadora e inocente mientras se divierte con Jheyson. Quisiera atravesar esta ventana y llegar donde ella está. Los celos me embargan al ver que es tocada por el y ella no le rechaza, juegan con las hojas secas como dos niños.

Ese evento me lleva al pasado, es igual a como ellos solían comportarse de niños, mientras yo miraba desde una esquina. Por primera vez deseé ser Jheyson, el tonto de Jey.

Estoy mas que decidido a enamorarla otra ves. Estoy seguro que ella aun tiene sentimientos hacia mi. Haré lo que sea para que ella sea mia y de nadie más.

{Perspectiva de Katty}

Ya eran las 7 de la noche, en media hora debería de estar en casa de mis padres. Rápidamente me puse un vestido negro con brillantes, me recogí el pelo en una cola alta y elegante, con un maquillaje perfecto estaba lista así que salí del baño.

El imbécil no estaba y brinqué de alegría.

Cogí mi abrigo blanco de piel y baje a la sala. Jey me estaba esperando para marcharnos. Le pedí que me acompañe a casa y gustoso aceptó. No tenía intención de invitar a ese tipejo.

Justo cuando salimos nos topamos con el innombrable.

"¿A donde van?".Preguntó sin emoción alguna, su rostro gélido me recorrió de arriba abajo.

"No tengo porque darte explicaciones".

"Eres mi esposa ¿Lo Olvidaste? debes de guardar las apariencias". Aunque su voz era imponente y fría me valía.

"Por favor," dije con un enorme sarcasmo "no te tomes en serio el papel, Hazte a un lado" Enredé mi brazo en el de Jey y pasé por su costado, empujándolo a propósito.

Subimos al Audi y nos dirigimos a la casa de mis padres. Al llegar ellos nos recibieron con alegría.

"Cariño ¿dónde está tu marido?" Fue lo primero que mi madre preguntó.

No nos habíamos visto desde la boda y para variar fue lo primero que preguntó.

"Está muy pero muy ocupado, conste que lo invité".

Mentí con la alegria recorriendome por dentro, y la decepción se dibujó en su rostro.

Nos dirigimos a la mesa y tomamos asiento.

"Siéntate como en casa Señor Jhyeson" Dijo mi padre mientras se sentaba.

"¿Y Danna?".Pregunté ya que no la veía por ningún lado.

"Ya baja querida, se está alistado". respondió mi madre mientras servía la comida. Había todo un festín en la mesa, imagino que lo hizo por que su adorado engendro yerno vendría por primera ves.

"¡Katt!"

Danna gritó emocionada desde las escaleras. Lucía tan encantadora y sexy como siempre.

Bajó las escaleras con ligereza sólo para apapacharme.

"Danna, te extrañe mucho".

Después del abrazó rompe costillas posó su mirada en Jey.

"Amor, ¿Este es tu esposo?". Preguntó ella con fastido. Danna estaba al tanto de todo, ya que hablábamos casi a diario.

"Nop, este es Jheyson, mi cuñado"

Mi prima, no sabía sobre mi relación tan estrecha con Jey, sólo le había dicho que el era todo un caballero y que nos llevamos bien. La expresión de Danna cambió y se apresuró en besar su mejia sin dejar de sonreírle.

"Hola, Soy Danna Velásquez, encantada".

"Mucho gusto". Jey sonrió, se sentia incómodo por la mirada casi acosadora de mi prima, y eso se notaba a leguas.

No había cambiado nada. Cada que conocía a un Adonis quería coleccionarlo. Después se aburría y lo tiraba. Por así decirlo.

Cuando estábamos por cenar alguien tocó a la puerta y mi madre salió a abrir.

"¡Hijo!" exclamó mi madre con entusiasmo que se escuchó hasta el comedor.

En seguida el rostro de Daniel hizo su aparición, dejándome con la boca abierta. ¿Cómo diablos se enteró?.

"Hola buen provecho. Padre muy buenas noches".

Saludó respetuoso y agraciado. ¿Que estaba intentado?¿ a caso agradar a mis padres?. Si que es un sátiro, bien que mis padres no le caían y ahora de la noche a la mañana quiere parecer un lindo yerno.

"Sientate". Con toda la dedicación del mundo mi madre hizo un espacio a mi costado. "Cariño, ¿Puedes sentarte al costado del señor Jheyson?" Le pidió a Danna.

"¡Claro tía! no hay proble". Danna de un brinco se sentó feliz a su costado.

"Perdón por llegar tarde, tenía cosas que hacer".

Dijo el tipo ese sin dejar de verme con una sonrisa divertida.

¿Qué le pasa, porque le dice eso a mi madre?. ¿A caso ella le llamó?.

Por Dios ella me enloquece.

"No te preocupes hijo, toma come esto". Le ofreció el pedazo de costillas al horno más grande. En serio si que estaba enfadada, solo tragué mi furia en ese instante con un pedazo de lechuga.

"Mi amor, come, estas muy delgada". Puso un pedazo de carne en mi plato, su actuación amorosa me estaba dando náuseas.

"Hay, mira querido nuestro yerno es tan considerado y atento".

Mi madre suspiraba en su asiento al ver su falsa actuación. "Cariño, con todo esto me dan ganas de tener nietos ¿Hasta cuándo nos harán esperar?".

Su cometario fuera de lugar hizo que me ahogue con mi bebida.

"¿Estás loca madre?".Por poco se me sale una grosería. Un hijo con ese, antes muerta.

"Claro suegra, tendremos y muchos, tan hermosos como Ammy".

Ese idiota no se que pretendía, me tomó de la mano por debajo de la mesa y yo me rehusé y le fulminé con la mirada.