Maximiliano, un hombre lobo es transportado a otro mundo cuando huía de alguien que lo quería matar, en donde se topa con una humana muy peculiar, quien no solo le atrae, sino que trastoca su mundo y su ser. Juntos descubren que la humana no es de este mundo sino de donde viene Max, un mundo lleno de diferentes razas además de los humanos, y que hay un secreto detrás del encuentro entre los dos, que no solo los pone en peligro, también a sus mundos.
¿Descubrirán cuál es ese secreto? ¿Por qué los pone en peligro ese secreto?
NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 20
La noche había caído y hacía tiempo que el fuego se había apagado, si no querían llamar la atención de nadie, lo mejor era estar a oscuras, de todas formas Max podía ver de noche y percibir el peligro, de ser necesario tomaría a Raven y huiría con prisa porque ni loco dejaría desprotegida a su pareja.
Raven había estado todo un día encima del lomo de un lobo y había sudado por la humedad en el bosque, así que estando tan cerca del río, y con Max aguardando el lugar, se desnudó y se sumergió en el agua. El agua estaba fresca y su piel se erizó ante el poco viento alrededor, sin demorarse más se sumergió por completo en el agua, sin embargo, pronto escuchó un chapoteo y unas manos fuertes tomar su cintura. Ella se asustó por el toque antes de sentirse aliviada de ver a Max salir del agua y besarla.
-Te gusta asustarme – se quejó dando un ligero golpe en el pecho de él.
-No puedo evitar querer estar a tu lado – sonrió con cierta picardía.
Raven vio esa sonrisa ladina y sintió su cuerpo estremecerse, pero ya no era por el fresco de la noche, sino por la mirada ardiente con la que Max la miraba. Ya habían intimado muchas veces, y aun así no podía explicar cómo cada vez, la lujuria tendía a aumentar más y más, además de poder seguir el ritmo de él, tan desenfrenada.
Él se acercó y la abrazó por la cintura con sus brazos fuertes, ciñéndola a su torso duro y bien tonificado, Raven no pudo evitar poner sus manos en los pectorales fuertes de Max, mirando sus ojos que brillaban en la oscuridad en el bosque a penas iluminado con las yerbas luminiscentes del lugar. El lugar era mágico e increíble, pero ella no podía apreciarlo, porque la atracción de los dos era tanta, que no había nada a su alrededor más que ellos mismos reflejados en la retina de sus ojos.
Max ya no pudo resistir en besarla. Aunque sus instintos y rabia habían mermado, su ciclo de apareamiento no había cesado, hasta que ella aceptara el vínculo especial entre los dos, esas ansias de marcarla con su olor y su cuerpo no disminuiría, porque era el instinto de su lobo el merodearla, su pareja no debía ser codiciado por nadie, la única que podía alejarlo para siempre era ella misma, sin embargo, sabía que ella tarde o temprano aceptaría el vínculo, porque casi podía palpar esa sensación de unión, solo bastaba un paso, pero sería paciente, mientras tanto, la colmaría de su amor y sus ansias por ella.
Devoró sus labios mientras acariciaba la cintura y nalgas de ella, escondidas por el agua del río, y pronto sus manos inquietas llegaron al valle secreto de ella, que acarició con suavidad, sobando con maestría aquella protuberancia que hacía temblar a Raven. Y efectivamente, pronto la sintió estremecerse y gemir entre sus labios; su miembro no quedó atrás, éste ya estaba más que listo para adentrarse en el cálido hogar dentro de Raven.
Soltó sus labios y continuó besando su mandíbula y luego su cuello, dejando un rastro de marcas rojas y deslumbrantes a la vista, y con sus brazos tomó ambas piernas de Raven y cargó su cuerpo liviano, dejando la intimidad de ella al mismo nivel que su miembro y sin esperar, se hundió en ella en un solo empujón. Ella se sujetó de sus hombros, dejando escapar un jadeo ante la intrusión, pero no se quejó de dolor, indicándole a Max en arremeter con furia.
Raven colgaba en el cuerpo de Max mientras recibía toda la atención de él sobre su cuerpo húmedo por el agua del río. El movimiento hacía que el silencio del bosque se rompiera con el chapoteo del agua y de sus cuerpos unidos, hasta que ella misma sintió su propio cuerpo tensarse, emitió un pequeño grito y vio estallar miles de estrellitas en sus ojos, pero Max no parecía parar a pesar de su cuerpo exhausto por el éxtasis, haciendo que ella se retorciera bajo el ataque incesante de él. Lo sintió moverse cada vez más rápido y él le sujetó sus nalgas con fuerza, sintiendo un ligero dolor, sin embargo no pudo ni quejarse, porque de nuevo sentía que llegaría al cielo y solo pudo gritar el nombre de Max, sintiendo cómo se tensaba él y se derramaba dentro de ella.
Jadearon cansados, pero Max se tensó de nuevo y Raven escuchó un gruñido retumbar en el pecho de él, por lo que el regusto del o*rgasmo se esfumó, siendo remplazado por el temor. Raven rápidamente se bajó de los brazos de Max y se sumergió más al agua, escondiendo su desnudez.
Max se puso en alerta máxima cuando sintió un olor extra, además del de él, Raven y del sexo. Este era de no solo uno, sino de varios lobos acercándose. Estaba listo para transformarse y pelear, pero hubo un olor característico que le hiso dudar, pero al final habló.
-¡Ya estás aquí! ¡Sal o te iré a buscar y te haré pedazos!
No tardó mucho antes de que se asomara un hombre con ropas del imperio Lychester, y viendo el rostro conocido por él, se sintió más tranquilo. Rallye Buchanan, el comandante en jefe de las tropas especiales del emperador y por supuesto su maestro.
-¡Rallye! – salió del río desnudo sin sentirse apenado, aun así agradeció la capa que le extendió su amigo – ¿Cómo supieron que estaba aquí?
-Hace tiempo, el emperador invitó a una bruja a adivinar tu paradero – suspiró aliviado de ver que el príncipe estaba bien, aunque evitó deliberadamente ver hacia donde había sentido el aroma de otra persona, el cuerpo tenso del príncipe le indicaba que no mirara – Ya había predicho que volverías pero no sabía cuándo, hasta que en la mañana al fin te pudo detectar. Tu padre nos envió a recogerte y protegerte.
Max sonrió y se sintió feliz además de aliviado.
-Muy bien, pero primero da la orden que tus hombres estén muy lejos – sobó el cuello con cierta irritación – Están cerca de mi futura pareja…
Rallye entendió y se sorprendió que el príncipe haya encontrado a su pareja destinada en el tiempo que no estaba en el continente. Sabía que el estado de apareamiento y celo, el macho estaba bastante agresivo, aunque admiraba la resistencia de Max de no atacar. Sonrió al ver los ojos lobunos y el gruñido que emitía.
Alzó la mano y con un gesto, los otros guardias transformados en lobos se alejaron más del perímetro.
-Mis disculpas alteza, no sabía que venía con su pareja.
Max se calmó lo suficiente y la irritabilidad rápidamente se disipó.
-Está bien, ahora, vete también.
Aunque Max estaba sonriendo, Rallye podía sentir el cuerpo tenso y era porque sabía que la mujer debía estar desnuda, ya que adivinaba lo que hacían ambos, el olor a feromonas y sexo invadían el lugar. Asintió y se marchó rápidamente.
Cuando Max estaba seguro que todos estaban lo suficientemente lejos como para no mirar, no escuchar ni oler nada, se dio la vuelta y regresó al río. Dejó la capa en el suelo y fue a buscar a su querida Raven. Ella lo abrazó en cuanto llegó a su lado, y todo el calor de su cuerpo de ella se había esfumado, y podía sentir su piel fría. Sintió pena y la abrazó con fuerza, rápidamente la llevó a la orilla y la cubrió con la capa. La capa no tenía aroma de ninguno de los soldados, ni siquiera de su maestro por lo que estaba seguro de dársela a Raven, sino, habría destrozado el objeto porque no dejaría que su mujer tuviera el aroma de ningún otro macho cerca de ella.