Santiago Jr. y Maggie se casaron en una noche de copas en Las Vegas. Ella desapareció después de la noche de bodas y Santiago Jr. comenzó a buscarla para corregir su error y divorciarse. Pero Maggie después de esconderse por meses viene dispuesta a sacarle a Santiago Jr. hasta el último dólar a cambio de darle su libertad.
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CAPÍTULO 20
El tiempo pasó entre risas y gritos de alegría.
Santiago Jr. miró su reloj y recordó que aun no habían almorzado.
—Bueno, vamos a comer. Tengo hambre. —le dijo Santiago Jr. tomándolo a ambos por las manos.
Ellos disfrutaron de un delicioso almuerzo y después fueron al Centro Comercial.
Santiago Jr. Se agachó frente a su hijo y lo miró al rostro.
—Vas a conocer a mi tío Willy Wonka. Él es muy divertido. No le creas nada de lo que te diga de mí. ¿Entendiste? —le preguntó y la risa escandalosa de Maggie los interrumpió.
—Así tendrás la conciencia. —le susurró a su esposo y caminó adelante.
Santiago Jr. corrió hacia ella y la agarro por la cintura y la atrajo hacia el para hablarle al oído.
—Pues no. De niño era muy tranquilo. Así que esposa mía. siéntete afortunada. Te quedaste con el más tranquilo de la camada. —le dijo Santiago Jr. y le dió un beso en el cuello.
Maggie se quedó paralizada. Definitivamente, este idiota iba a enloquecerla. Ella solo necesitaba agilizar el divorcio, pero el pequeño koala, estaba jugando en su contra. Ella se conmovía al verlo compartir con Santiago Jr. cómo si fuera un superhéroe para él.
Ellos caminaron por todo el Centro Comercial. El pequeño tomó a cada uno por la mano y juntos lucian como una hermosa familia.
Santiago Jr. los llevó a la boutique de su madre y pudo observar detalladamente a su esposa y se sintió un poco decepcionado al no verla emocionarse con ningún vestido, ni con ninguna prenda. Ella solo observaba ropa para el pequeño Dereck. Pero bueno, de igual manera él le comprará algún obsequio. El no podía evitar sonreír al ver que la fea que el recordaba era la mujer más bella que habían visto sus ojos. Maggie era una Barbie por fuera, pero sus ojos reflejaba rebeldía, rudeza y su fuerte temperamento retaba a todos a su alrededor.
Maggie no pudo evitar sentirse intimidada por esa mirada penetrante sobre ella.
—¿Que me ves? No eres mi tipo, así que aterriza. Ja, ja, ja.
Santiago Jr. no pudo evitar sonreír y sacarle la lengua a su esposa.
—Claro que te gusto, por algo soy tu esposo ¿no?
Maggie le mostró disimuladamente el dedo del medio y caminó hacia donde estaba Dereck.
—¡Umpa Lumpas! —gritó el tío Franki y Dereck corrió hacia él.
—¡Tio Willy! —gritó el pequeño y sus padres se quedaron paralizados.
—¿Ya lo conocía? —le preguntó Maggie a Santiago Jr. que estaba tan sorprendido como ella.
—No tenía idea. —le susurró Santiago Jr.
Franki levantó al pequeño y se acercó a ellos.
—Quita esa cara de idiota. Claro que conozco a tu hijo. ¿O se te olvida que paso todos los días saludando a mi beba adorada? —le respondió Franki y Santiago Jr. asintió se le había olvidado ese pequeño detalle.
—Ok. Pero no conoces a mi hermosa esposa. —le dijo Santiago Jr. lleno de orgullo besando la mano de Maggie.
Maggie no pudo evitar sonrojarse. Definitivamente, este idiota hoy quería jugar al esposo perfecto.
Franki le sonrió y la tomó de la mano.
—Es un placer al fin conocerte. ¿Qué hace una flor tan bella en un barranco como este? —le preguntó señalando a Santiago Jr. con los labios y Maggie no pudo evitar reír.
—Ja, ja, ja. El placer es mío.
—Ja, ja, ja. Tío eres muy gracioso.
Todos comenzaron a reír y Franki los invitó a sentarse para mostrarle todas las prendas que les había diseñado.
—Aqui están tus encargos. —le dijo Franki señalando la pasarela con los maniquíes giratorios.
Maggie se impresionó al ver más de doce mudas de ropa. Eran conjuntos padre e hijo. Totalmente identificas solo el tamaño lo diferenciaba y cuatro conjuntos de pijamas de Buzz Lightyear de diferentes diseños que incluían una para ella. Elaborada con la misma tela.
El pequeño Dereck estaba atónito con su boquita y sus bien ojos abiertos.
—Santiago Jr. No era necesario. Es mucho.
Franki frunció el ceño. ¿De dónde había sacado su sobrino a esta mujer? El había querido probarla poniendo los diseños más caros y exclusivos de la marca en frente de ella para ver su reacción y ella había ignorado todo como si se tratara de simples trapos. incluso estaba asombrada con las pijamas que él había hecho en un par de horas.
—Tranquila Maggie. Nada es mucho para mí pequeño. Además míralo está feliz.
El pequeño le mostró una tierna sonrisa y asintió con la cabeza.
—¡Voy a ser como mi papi! —le susurró el pequeño al oído.
Ellos se probaron un atuendo y Maggie no pudo evitar sonreír de emoción.
Franki empacó todo y después se acercó a Maggie.
—Eres modelo ¿Verdad?
—Si, es de las mejores, pero ya no va a trabajar más —le dijo Santiago Jr.
Maggie solo quería gritarle al mundo que ella era piloto. No era una tonta modelo, pero debía seguir interpretando su papel hasta el final. Entonces asintió sin ganas.
—No va a trabajar más. Idiota. ¿No me digas que eres como tu padre? Porque te golpeó o mejor dicho te mando a golpear. No quiero romperme una uña.
—Ja, ja, ja. Tío ya no estás a la edad de buscar pleitos.
—Ja, ja, ja. La edad no importa. —le dijo Franki y fijó su mirada en Maggie ignorando las palabras de Santiago Jr. —¿No te gustaría trabajar conmigo?
Maggie se reía de la divertida interacción entre estos dos, pero no quería seguir trabajando como modelo, así que con mucha vergüenza negó con la cabeza.
—No. Gracias. En este momento, estoy tomando un descanso. Tal vez cuando decida regresar a las pasarelas le aviso.
Franki se sintió algo decepcionado, pero entendía que el pequeño umpa lumpa necesitaba a su madre. Además, el pequeño le había contado un secreto de su mami y él solo lo confirmó con esta información.
—Está bien. Mi princesa, las puertas siempre estarán abiertas para ti y no solo en el ámbito laboral. Tienes a este tonto babeando así que te ganaste mi corazón. Puedes ver a mí a un amigo. —le susurró Franki a Maggie y le dio una tarjeta de presentación con sus datos.
Ellos salieron juntos del lugar y Maggie sintió mucha ternura al ver al pequeño llevar en una pequeña bolsa su ropa "nueva" que ella le había comprado.
El pequeño Dereck quiso comer helado y hasta allá fueron. Maggie estaba extremadamente agotada y Santiago Jr. entendió que era momento de llevarlos a su casa, pero tenía una última sorpresa para su hijo y no podía esperar para mostrársela.
—Maggie sé que estás cansada, pero hagamos una última parada y después los llevo a su casa.
Maggie asintió y bostezo sin poder evitarlo.
—Está bien. Pero no te tardes. Ya son las siete de la noche. Mañana tengo que madrugar.
Santiago Jr. asintió y condujo hacia su Penthouse. Maggie iba cabeceando en el asiento del copiloto.
Cuando llegaron ella se sorprendió al ver donde estaban, pero se sintió tranquila porque el niño estaba con ellos.
—Mira Dereck. Está también es tu casa y ya verás tu habitación.
El pequeño cerró los ojos y se paró frente a una puerta con estrellas que decía "Dereck"
Maggie no pudo evitar reír y se paró detrás de su pequeño para acompañarlo.
—Ya puedes abrirlo. —le susurró su papá y Dereck miró todo sorprendido.
—¡Ahhh! ¡¡Buzz Lightyear!! —gritó el pequeño emocionado.